La desigualdad económica a escala global sigue ampliándose, según un reciente análisis que advierte que el 10 % más rico de la población concentra actualmente cerca del 75 % del patrimonio mundial. El estudio pone en evidencia un desequilibrio estructural que se ha intensificado en las últimas décadas.
De acuerdo con el informe, mientras las grandes fortunas continúan creciendo, amplios sectores de la población enfrentan estancamiento de ingresos, precarización laboral y dificultades para acceder a servicios básicos. Esta dinámica se ve agravada por crisis sucesivas, como la pandemia, los conflictos geopolíticos y el aumento del costo de vida.
Los expertos señalan que la concentración extrema de la riqueza no solo tiene consecuencias económicas, sino también políticas y sociales, al erosionar la cohesión social y debilitar la confianza en las instituciones democráticas. El estudio subraya que la desigualdad limita las oportunidades de movilidad social y profundiza las brechas entre países y dentro de ellos.
El análisis también advierte que, sin políticas fiscales redistributivas, inversión social sostenida y cooperación internacional, la tendencia podría agravarse en los próximos años. En este contexto, se reabre el debate sobre impuestos a grandes fortunas, regulación financiera y modelos de desarrollo más inclusivos.
Relevancia para Ecuador:
La creciente desigualdad global tiene implicaciones directas para Ecuador, donde el desafío es impulsar crecimiento económico con equidad, evitando que las brechas sociales se profundicen y afecten la estabilidad y el desarrollo sostenible del país.
Foto de portada: Mendicidad en las calles de Madrid.
Crédito: EFE / El País
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