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Los eternos círculos viciosos de la política

Saudia Levoyer
Universidad Andina Simón Bolívar
jueves, octubre 2, 2025
El Ecuador entra en un nuevo ciclo electoral marcado por la consulta sobre la Asamblea Constituyente. Sea cual sea el resultado, la temperatura política subirá. El desafío: evitar que la redacción de una nueva Constitución quede atrapada en los círculos viciosos de la improvisación, la polarización y la falta de perfiles idóneos.
Tiempo de lectura: 2 minutos

Lo que queda del 2025 y gran parte del 2026 serán electorales. El próximo 16 de noviembre iremos a las urnas para definir si se convoca a una Asamblea Constituyente. Así que en breve se escuchará con más fuerzas las voces a favor y en contra de la propuesta.

 

De ganar el sí, enseguida vendrá la elección de asambleístas (es decir vota por mí y mi grupo), su posesión, y luego correrá el plazo de 180 días, más una prórroga de 60, para redactar la Constitución número 21 que regirá el destino del Ecuador y, por supuesto, habrá otra elección (con su respectiva campaña) para aprobar o no lo que haga la Constituyente.  Si gana el no en la consulta de noviembre, igual entraremos en campaña, porque para el 2027 se elegirán a las autoridades seccionales a escala nacional, con la consiguiente campaña de todos contra todos. Sea cual sea el resultado, la temperatura política subirá.

 

Sin embargo, quiero proponerles que imaginemos que gana el Sí en la consulta popular, por los desafíos que implica para todos quienes habitamos en Ecuador que un tema tan delicado e importante quede en manos de agrupaciones políticas, algunas que solo hacen campañas electorales, muchas improvisadas, otras supervivientes a punto de la extinción, unas cuantas más con sospechas de vinculación con la criminalidad y casi todas expertas en polarización o en la división del país. Son ellas las que tendrán la obligación de presentar los candidatos sobre los que escogeremos a los 80 delegados (24 asambleístas nacionales, 50 provinciales y 6 del exterior) que deberán debatir, acordar y decidir sobre los temas que competen a todos.

 

La base de la discusión ya se la conoce. Está en el estatuto enviado y aprobado por la Corte Constitucional y que se reflejará en 10 mesas de trabajo de la posible Constituyente. Aquello implica que a partir de ellas se desarrollará la discusión, la redacción y la aprobación de la normativa. Estas son: Derechos y garantías fundamentales, Organización y funciones del Estado, Régimen económico y finanzas públicas, Justicia y sistema judicial, Participación ciudadana y control social, Régimen territorial y descentralización, Naturaleza y ambiente y Régimen de desarrollo e inclusión social. De estas, el debate público desde hace años se ha centrado especialmente en las funciones del Estado, la justicia y algo de lo económico, especialmente por los resultados que ha obtenido en el país desde la vigencia de la Constitución del 2008.

 

Estas discusiones han sido impulsadas sobre todo por los ciudadanos, por eso, como ciudadanos tenemos, una vez más, que exigir -aunque el pedido caiga en un saco sin fondo- a esas agrupaciones políticas que busquen perfiles adecuados.

 

El pacto social que constituye la norma suprema de un Estado debe ser escrita y debatida por gente conocedora del tema, por quien tenga la capacidad de dialogar, de acordar, de entender, de llegar a acuerdos viables, para que todos tengamos espacio. Hay principios democráticos que hoy más que nunca son necesarios, especialmente por los desafíos que afrontamos y porque es nuestro deber dejar un mejor país.

 

Artículo publicado en EL COMERCIO, el 30 de septiembre de 2025

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