Este martes, la Asamblea Nacional del Ecuador se instaló oficialmente tras las elecciones anticipadas. La posesión de los 137 legisladores marca el inicio de un nuevo ciclo político, con una configuración legislativa fragmentada que anticipa desafíos en la gobernabilidad.
La ceremonia se realizó en el Palacio Legislativo, con la presencia de autoridades del Estado y representantes internacionales. Cada asambleísta juró su cargo y se comprometió, según sus palabras, a “trabajar por el pueblo”.
El ambiente fue solemne pero tenso. Algunos bloques parlamentarios aún no definen alianzas claras, y ya se vislumbran posibles bloqueos en temas clave como la seguridad, la economía y la reforma judicial.
Analistas coinciden en que esta Asamblea tiene el reto de recuperar la credibilidad institucional. Escándalos de corrupción y bajo desempeño marcaron al Legislativo anterior, lo que genera escepticismo ciudadano.
El presidente electo de la Asamblea, Niels Olsen, llamó a un pacto de gobernabilidad y respeto. En su discurso, enfatizó que se priorizará el diálogo y la transparencia en los procesos legislativos.
Los próximos días serán clave para definir comisiones, líneas de trabajo y acuerdos políticos. Mientras tanto, la ciudadanía espera que esta nueva Asamblea cumpla con la promesa de renovación democrática.
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