Tras su victoria electoral el pasado 5 de noviembre, Donald Trump regresará a la Casa Blanca como 47º presidente de los Estados Unidos. Con la vuelta del dirigente republicano al liderazgo nacional, su conflicto abierto con el príncipe Harry podría agravarse, ya que durante su campaña el magnate criticó la protección al hijo de Carlos III y llegó a sugerir que podría deportarle en caso de resultar vencedor en las elecciones.
El regreso de Trump es un asunto que inquieta al nieto de Isabel II y a su esposa, Meghan Markle. Y es que, según desvela el diario británico Daily Mail, la pareja está preocupada por dos acontecimientos que ahora parecen más factibles que durante el mandato de Biden: la filtración de la solicitud de visa de Harry en Estados Unidos y la deportación del príncipe por no cumplir con las condiciones para residir en el país.
Cabe recordar que la Fundación Heritage presentó una demanda para tratar de obligar al Gobierno a publicar la documentación de la solicitud de visa de Harry, ya que el duque de Sussex había confesado en sus memorias que consumió varios tipos de drogas en el pasado, algo que puede ser motivo para rechazar la concesión de la visa. Sin embargo, un juez dictaminó que esos documentos no debían hacerse públicos.
“El público no tiene un fuerte interés en la divulgación de los antecedentes de inmigración del duque de Sussex. Como cualquier ciudadano extranjero, el duque tiene un interés legítimo en la privacidad de su estatus migratorio”, sentenció el juez Carl Nichols.
Sin embargo, esta situación podría cambiar con Trump de nuevo al mando del país. Así lo considera Nile Gardiner, director del Centro Margaret Thatcher para la Libertad de la Fundación Heritage, que afirma al citado medio que ahora hay una “fuerte posibilidad” de que el grupo de expertos pueda apelar con éxito la decisión.
La solicitud de visa de Harry fue cuestionada por primera vez después de que admitiera en sus memorias de 2023 haber usado varias drogas de forma recreativa, algo que habría tenido que revelar en los documentos de inmigración.
El mencionado think tank conservador defendió entonces que las confesiones de Harry podrían haberlo hecho inelegible para ingresar en el país y demandó al Departamento de Seguridad Nacional de los EE. UU. (DHS) después de que la agencia, que supervisa la inmigración, se negara a revelar una solicitud de Transparencia para los archivos de Harry.
Según Gardiner, el gobierno de Biden ”ha hecho todo lo posible para proteger al príncipe Harry y esa protección llegará a su fin después de la investidura“. Así, considera que publicar los registros de inmigración de Harry lanzaría “un mensaje muy fuerte sobre la aplicación del Estado de derecho a todos por igual”.
La disputa entre Trump y Harry se remonta a las elecciones de 2016, cuando Meghan, cuya relación con Harry todavía no había trascendido, se refiriese al candidato a presidente como “divisivo” y “misógino” en un programa de televisión. La actriz afirmó que “nadie quiere a ese tipo de gente”. En 2019, el magnate americano calificó a la esposa de Harry como “desagradable”.
En febrero de este año, Trump acusó al hijo menor de Carlos III de “traicionar” a la reina Isabel y aseguró que no le protegería en caso de convertirse en presidente. “Eso es imperdonable. Si fuera por mí, él se las arreglaría solo”. Además, no dudó en asegurar que tomará “las medidas apropiadas” si se descubre que Harry mintió en su solicitud de visa.
Mucho más explícito ha sido el hijo de Donald Trump, Eric, que el pasado mes de agosto calificó a Harry y Meghan como “manzanas podridas” y aseguró que su padre deportaría “felizmente” al duque de Sussex, además de aseverar que en Gran Bretaña tampoco es una persona querida.
Texto de Infobae
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