En una jornada electoral marcada por la controversia y las denuncias de fraude, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela ha declarado a Nicolás Maduro como vencedor de las elecciones presidenciales, otorgándole un tercer mandato consecutivo con el 51,2% de los votos. Su principal contendiente, González Urrutia, obtuvo el 44,2% de los sufragios. Estas cifras han sido fuertemente cuestionadas por la oposición y observadores internacionales, quienes alegan graves irregularidades en el proceso electoral. Con una participación del 59%, la oposición sostiene que en las actas que tienen en su poder, González Urrutia ganó con una clara ventaja del 67% frente al 30% de Maduro, sugiriendo una posible manipulación de los resultados. Para analizar este complejo escenario, conversamos con Manuel Montero, destacado analista internacional.
¿Cuál es su análisis sobre los resultados electorales anunciados por el CNE y las acusaciones de fraude presentadas por la oposición?
El primer análisis sobre los resultados electorales de las elecciones presidenciales del pasado domingo y la proclamación del Consejo Nacional Electoral para una nueva reelección de Nicolás Maduro ha causado rechazo por parte de la comunidad internacional. A diferencia de otras elecciones de la década pasada, incluso países que podrían considerarse aliados ideológicos de izquierda, como Brasil, Colombia y Chile, han marcado su distancia. No han felicitado al gobierno de Maduro y han expresado su preocupación por las acusaciones de fraude electoral y las inconsistencias en las actas presentadas por la oposición. Además, hay una falta de legitimidad debido a la ausencia de observadores internacionales, principalmente de la Unión Europea. Habrá que estar atentos a cómo se desenvuelven los acontecimientos y si se termina con un aislamiento internacional de Maduro o si el pueblo venezolano ejecuta protestas y acciones que podrían derivar en un posible golpe de Estado.
¿Qué implicaciones tiene la reelección de Nicolás Maduro para la estabilidad política y económica de Venezuela?
La reelección de Nicolás Maduro implicaría que Venezuela mantenga su situación política y económica actual. Las sanciones internacionales por parte de Estados Unidos, la Unión Europea y otros países de la comunidad internacional continuarán, afectando a Nicolás Maduro y a los principales miembros de su régimen, así como a las exportaciones e importaciones venezolanas. Aunque había un proceso de normalización de las relaciones debido a la necesidad de petróleo venezolano para sustituir al ruso, habrá que ver si esta situación se mantiene o si, ante el fallido proceso de transición democrática firmado con la oposición meses antes, las sanciones y el aislamiento se recrudecen.
Desde su perspectiva, ¿cómo afecta este resultado electoral a la relación de Venezuela con la comunidad internacional, especialmente con los países que han cuestionado la legitimidad del proceso?
Este resultado electoral aislaría más a Venezuela, incluso a nivel de América Latina. Países como Chile, Uruguay, Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador y Perú han expresado su preocupación por el proceso electoral y no han reconocido la victoria de Maduro. En el caso de México, están en transición hacia una nueva presidenta y han mantenido su posición tradicional de no interferir en política externa. Estados Unidos ha llamado a una posición cautelosa, ya que están en su propio proceso electoral. En represalia, Maduro ha ordenado el retiro de sus misiones diplomáticas de los países que no han reconocido su victoria o han expresado dudas. En el caso de Ecuador, esta medida no aplica debido a la relación ya desgastada y al rompimiento de relaciones diplomáticas anterior a estas elecciones.
La oposición sostiene que en más el 70% de las actas que tienen en su poder, González Urrutia obtuvo una ventaja significativa. ¿Qué tan plausible es la discrepancia de resultados entre las actas controladas por la oposición y las cifras oficiales del CNE?
Las acusaciones de la oposición sobre fraude electoral deben ser supervisadas y aclaradas por el gobierno venezolano, permitiendo la entrada de nuevos observadores internacionales. Quienes actuaron como observadores en estas elecciones son acusados de ser de países aliados al gobierno o de otros países cuyos miembros son aliados ideológicos del régimen de Maduro, lo que genera dudas e inconsistencias en la sumatoria de votos y el proceso electoral. La falta de felicitaciones por parte de países ideológicamente aliados, como Brasil, Colombia y Chile, indica que hay algo que debe ser investigado. Para garantizar transparencia, sería necesario permitir nuevos ingresos de observadores.
¿Cuáles son los posibles escenarios políticos y sociales que podrían desarrollarse en Venezuela tras estos controvertidos resultados electorales?
Los posibles escenarios políticos y sociales que podrían desarrollarse en Venezuela serían dos: 1. Como en casos anteriores, existan protestas pero que no lleguen a mayores cambios y la situación se vaya desvaneciendo conforme transcurre el tiempo y se normalice que Maduro siga en el poder. Hay que recordar que se viene de un proceso de “normalización” de relaciones diplomáticas y comerciales con el régimen de Maduro por parte de Estados Unidos y la Unión Europea a partir del conflicto entre Rusia y Ucrania; ya que el petróleo venezolano era necesario para suplir la compra del petróleo ruso sancionado. 2. Se incremente el nivel de las protestas, que se unan mayores colectivos y se llegue a un nivel de confrontación como hubo en 2014, cuando fueron las elecciones luego de la muerte de Hugo Chávez, entre Maduro y Henrique Capriles; donde surgieron las “guarimbas”, como colectivos urbanos que confrontaron con las fuerzas policiales y militares. Un recrudecimiento de la violencia podría generar presión nacional e internacional para la renuncia de Maduro o un golpe de Estado, lo que podría llevar a una guerra civil o violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas estatales.
¿Qué papel han jugado los observadores internacionales y los medios de comunicación en este proceso electoral? ¿Considera que su actuación ha sido adecuada?
Los observadores internacionales y los medios de comunicación se han expresado con menor intensidad para estas elecciones respecto a casos de la década pasada. Tomando como referencia la cobertura durante la elección Maduro-Capriles, había la esperanza alta en el cambio de régimen luego de la muerte de Hugo Chávez. Posteriormente, hubo otra reacción internacional positiva con la proclamación de Juan Guiadó como Presidente de Venezuela por parte de la Asamblea Nacional, pero que se diluyó al poco tiempo y con la pandemia y los conflictos internacionales, se normalizó la vuelta al diálogo con el régimen de Maduro. Para estas elecciones, se esperaba que con el proceso previo de negociación entre gobierno y oposición (Declaración de Barbados 2023) para la hoja de ruta de nuevas elecciones y transición democrática, y sí jugaron un papel importante aquí los observadores internacionales. Pero hay que aclarar que no ha sido una batalla en condiciones iguales, ya que por una parte los mediadores actuaban de buena fe y esperando el mismo comportamiento por parte del gobierno, pero el régimen de Maduro incumplió a último momento con las condiciones acordadas (no admitiendo observadores internacionales, inhabilitando candidatos presidenciales de la oposición con argucias legales, etc.). Por eso es que González Urrutia terminó como candidato presidencial, ya que no era la primera opción y luego de la inhabilitación de María Corina Machado y otros nombres sugeridos, fue quien opositó contra Maduro. La diáspora venezolana también enfrentó trabas significativas para ejercer su derecho al voto, afectando la legitimidad de la participación total. Los medios de comunicación han sido presa de noticias falsas y bulos, afectando la percepción pública del proceso.
En el contexto de los últimos años, ¿cómo evalúa la evolución del sistema electoral venezolano y la confianza del electorado en las instituciones encargadas de su gestión?
Persisten acusaciones que el sistema electoral venezolano carece de imparcialidad, ya que algunos de sus miembros estarían entregados a los intereses del régimen chavista, quienes han sido nombrados en otros cargos públicos y son miembros del partido oficialista. La falta de verificación entre las cifras de participación, votos válidos y votos a favor, el permitir que sigan votando luego del cierre de las urnas, los problemas para el registro de votantes (especialmente en el extranjero), han vuelto a dejar dudas de la transparencia de este proceso electoral. Recordar la acusación de “apagón informático” en la elección que Maduro vence a Capriles con menos del 1% de diferencia de votos. Otras acusaciones sobre la falta de “igualdad de armas” entre gobierno y oposición, como las inhabilitaciones a candidatos de la oposición como Capriles, Leopoldo López, María Corina Machado, entre otros; dejando sólo a candidatos débiles. Por eso muchas personas votaron con resignación que no habría cambio o no acudieron en su totalidad a votar o su voto no se vio reflejado en actas. Históricamente la oposición venezolana no se ha podido articular en un frente que pueda lanzar un candidato con total credibilidad y sin peleas internas, que pudo haber causado cierta desconfianza en la población.
¿Qué recomendaciones daría a la comunidad internacional para abordar la situación actual en Venezuela y apoyar una solución pacífica y democrática?
Sobre la comunidad internacional, lamentaría decir que para los intereses geopolíticos de las grandes potencias, les convendría que Maduro siga en el poder. Si bien es cierto, las declaraciones públicas de los gobernantes y las organizaciones internacionales abogan por la transición democrática, por la protección de los derechos humanos, por las libertades y ayuda hacia los migrantes venezolanos; por la coyuntura de los conflictos internacionales, se rebajaron las sanciones hacia Venezuela por parte de Estados Unidos y la Unión Europea (usándolo Maduro como una victoria diplomática y una legitimación de su régimen), se volvió a negociar con el petróleo venezolano para sustituirlo por el petróleo ruso y lograr un posible quiebre en la alianza Putin-Maduro (como mal menor frente a la amenaza rusa). Se puede aconsejar a la comunidad internacional ser más coherente para preocuparse verdaderamente por el pueblo venezolano y no utilizarlo sólo cuando sea conveniente a los intereses de los gobiernos o en épocas de campañas electorales. Tener una posición consolidada, dejando de lado las ideologías frente a los hechos demostrables.
Teniendo en cuenta los datos proporcionados por la oposición, ¿qué medidas legales y políticas podrían tomar para impugnar los resultados electorales?
Las medidas legales y políticas para impugnar los resultados electorales no estarían garantizadas a nivel interno. Ya que los organismos electorales, constitucionales y de justicia están cooptados por personajes afines al régimen. Por tanto, los recursos que puedan interponerse no tendrían mayor impacto ni eficacia. De la comunidad internacional tampoco podría esperar mayor contundencia, ya que hay sanciones y suspensiones vigentes que no han dado resultados al día de hoy (Venezuela suspendida de MERCOSUR, no es miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, CELAC y OEA no llegan con fuerza vinculante o votos suficientes). Podrían renovarse e incrementarse las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos contra Venezuela y las cabezas del régimen, pero mientras Maduro siga con el apoyo político y económico de otras potencias no occidentales como China, Rusia e Irán, sería difícil quitar el flujo económico. Una medida alternativa sería el NO reconocimiento del nuevo gobierno de Maduro por parte de los países de América Latina y el resto del mundo. Esto implicaría que se podría reconocer a otra persona como Presidente y se admitan diplomáticos nombrados por este (como el caso de Juan Guaidó en 2019), que se cambió el reconocimiento que había hacia Maduro. Algún candidato opositor, el presidente de la Asamblea Nacional o un gobierno formado en el exilio podría lograr este objetivo y aislar internacionalmente al régimen de Maduro hasta lograr cambios.
Finalmente, ¿qué mensaje le enviaría a la población venezolana y a los actores políticos sobre el futuro del país en medio de esta crisis electoral?
Como mensaje para los actores políticos nacionales y extranjeros, así como para la población venezolana, que se den cuenta que ya no es una lucha de ideologías de izquierda-derecha, sino una lucha para la transición democrática. Puede que los nuevos líderes cometan también errores pero lo importante es pasar de unas elecciones con sospechas a unas con la igualdad de condiciones. Porque dentro de una dictadura también pueden celebrarse elecciones y eso no garantiza su legitimidad o dictadura, no es sólo desconocer la constitución y gobernar sin elecciones. Democracia no es sólo elecciones, sino también el respeto y garantía de derechos para los ciudadanos. Tampoco pedir soluciones extremas como invasiones militares o intervenciones extranjeras, porque se ha demostrado que el remedio puede ser peor que la enfermedad (Ucrania, Siria, Libia, Iraq), donde en lugar de lograr la paz terminaron trayendo mayor inestabilidad y crisis, no sólo para estos países, sino también para la región y países vecinos. Ecuador podría ser afectado en caso de una intervención extranjera en Venezuela. A estas alturas, la solución para la situación en Venezuela depende de los venezolanos, quienes se encuentran en el país y quienes están en la diáspora; para ver si siguen viviendo en las mismas condiciones o logran una transición, sea de una forma u otra.
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