“No vamos a limitarnos a defender. Juguemos como queramos y veamos si podemos mantenerlo. En el primer partido le dimos demasiada libertad a Messi, necesitamos controlarlo mejor. Eso será muy importante. El partido contra Argentina tiene que ser el mejor que hayamos jugado jamás y puede que no sea suficiente. Intentémoslo”.
Jesse Marsch, de 50 años, sueña en grande con la selección de Canadá, el único elenco de la CONCACAF que se clasificó a las semifinales de la Copa América. Este martes, su equipo buscará dar el golpe ante el campeón del mundo y defensor de título, con el que el conjunto norteamericano cayó 2-0 en el primer partido del certamen continental. No es un desconocidos para los fanáticos del fútbol de Argentina, y no por el duelo del 20 de junio: el estadounidense oriundo de Wisconsin fue el reemplazante de Marcelo Bielsa en el Leeds. También quien ocupó el lugar de Julian Nagelsmann en el Leipzig.
Conoce de grandes desafíos. De hecho, el que hoy encara lo es. Nada ha sido normal en el nombramiento del seleccionador. Marsch se enteró de que había sido el elegido en Canadá por medio de una videollamada a través de ‘Facetime’ y han sido las donaciones de Vancouver Whitecaps, Toronto FC y CF Montreal las que hicieron posible su contratación. Esos aportes acudieron al rescate de una federación con problemas económicos, en la antesala del Mundial que coorganizará en 2026.
Su discurso motivacional es extravagante. Graduado en Historia por la Universidad de Princeton, donde se destacó como delantero -antes de convertirse en un mediocentro defensivo en la MLS- Marsch se empapó de otros deportes durante su etapa universitaria y recurre al ejemplo del remo para explicar lo que quiere de sus jugadores.
“Los remeros salen al agua a las 5 de la mañana. Llevan las cosas más allá del límite. Cuando cruzan la línea, los ocho remeros literalmente colapsan. Quiero un equipo de fútbol con la misma mentalidad”, aseguró en una entrevista durante su etapa en el Leipzig.
También suele apelar a frases de personajes históricos. “Tengo cientos de citas que uso en diferentes momentos. Me encantan las citas, aprender de personas del pasado. Personajes deportivos, personajes históricos, lo que sea. La clave es comprender qué mensajes utilizar en el momento adecuado”, supo declarar. “Ten fe como Ghandi, lucha como Alí”, es uno de sus mantras.
Jesse disfruta de bucear en diferentes culturas para sumar herramientas y experiencias. En 2012, tras concluir su trabajo como entrenador en Montreal (para el cual aprendió francés), sacó a sus hijos de 11, 9 y 5 años del colegio y, en compañía de su esposa, se dedicó a recorrer el mundo durante seis meses, alojándose en albergues y visitando 33 países, incluidos Hong Kong, Singapur, Nepal, India, Vietnam, Egipto, Israel, Jordania y gran parte de Europa.
En su etapa como futbolista, jugó las primeras 14 temporadas de la MLS y ganó cuatro títulos con DC United y Chicago Fire. Sin embargo, quedó marcado por una acción ante el inglés David Beckham, actual presidente del Inter Miami. El Spice Boy había llegado apenas cuatro horas antes a Estados Unidos y disputaba sus primeros 45 minutos en la Major League Soccer cuando comprobó que su estancia en el fútbol norteamericano no iba a ser el plácido camino que preveía.
Marsch, que de delantero goleador en la universidad se reconvirtió en un volante recuperador, le dio una patada en el estómago al británico que provocó una pelea entre jugadores de las Chivas USA y Los Ángeles Galaxy y dos expulsados, uno por bando.
Esa intensidad, con un fútbol directo, presión alta y transiciones veloces, es lo que le exige a Canadá, la sorpresa de la Copa América, que apuesta a seguir haciendo historia ante Argentina y con Marsch a la cabeza. EFE
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