Jerusalén (EFE).- El grupo islamista Hamás ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional, y en especial al Comité Internacional de la Cruz Roja, para que investiguen casos de abusos y torturas en centros de detención israelíes contra gazatíes detenidos, como han denunciado grupos pro derechos humanos.
“Continúan los horribles testimonios sobre las condiciones de los detenidos palestinos en las cárceles sionistas, el último de los cuales fue el de varios palestinos secuestrados en Gaza y liberados hoy de la prisión militar sionista ‘Sde Teman’”, dijo anoche Hamás en un comunicado.
“Las instituciones de derechos humanos, en particular el Comité Internacional de la Cruz Roja, deben trabajar para dar seguimiento a las condiciones de los arrestados palestinos en estas detenciones fascistas y poner fin a las graves violaciones a las que están expuestos”, añadió.
Sus palabras se producen horas después de que un joven palestino, supuestamente liberado de Sde Teman, donde permaneció un mes detenido por Israel, fuera grabado ayer en un hospital en estado de shock, apenas incapaz de hablar de forma coherente y con signos de tortura en muñecas y tobillos.
El pasado 7 de marzo, el medio israelí Haaretz denunció que al menos 27 personas detenidas en la Franja de Gaza y puestas bajo custodia militar israelí habían muerto desde el inicio de la guerra el pasado 7 de octubre, ya fuera en la base militar de Sde Teiman, el campamento de detención de Anatot o durante interrogatorios.
Ya en diciembre, Haaretz reveló que los detenidos en Sde Teiman podían permanecer esposados y con los ojos vendados durante días enteros, y una fuente interna aseguró que los soldados tendían a maltratar a los presos, lo que coincide con los testimonios de otros palestinos liberados
Mientras, el Ejército israelí intensificó este viernes sus ataques e incursiones en el corazón de la ciudad de Rafah, sur de Gaza, con la destrucción de barrios residenciales y combates cuerpo a cuerpo con milicianos de Hamás.
Según confirmaron a EFE fuentes palestinas, los ataques se concentran ahora en Al Auda, en el centro de la ciudad de Rafah, y en Tal al Sultan, un barrio en el noroeste.
“Toda la ciudad de Rafah es un área de operaciones militares israelíes”, dijo hoy Ahmed al Sofi, alcalde de Rafah, en un comunicado difundido por Hamás en Telegram. “La ciudad vive una catástrofe humanitaria y la gente está muriendo dentro de sus tiendas debido a los bombardeos israelíes”.
Según el edil, no queda ningún centro médico funcionando en la ciudad y los residentes y desplazados -según UNRWA unas 65.000 personas, de los 1,4 millones de gazatíes que acogía la urbe antes de la ofensiva- no pueden cubrir sus necesidades diarias de comida y agua.
El tercer punto de intensa actividad militar, según informaron fuentes locales a EFE, sigue siendo el denominado corredor de Filadelfia, la línea fronteriza con Egipto que Israel aspira a controlar, según fuentes castrenses, a fin de cortar la red de túneles que abastece a Hamás le ayuda tanto a rearmarse como a atacar.
Desde esta mañana, al menos 22 personas han muerto en la Franja, de acuerdo con fuentes médicas, entre ellos cinco trabajadores municipales, incluido el jefe del servicio de urgencias, denunció al ayuntamiento de Rafah.
También se registraron ataques mortales en Zeitun, en la norteña ciudad de Gaza, que causaron al menos ocho muertos, y en las áreas centrales de Nuseirat y Deir el Balah, según la agencia palestina Wafa.
En el norte, la falta de comida y de alimento sigue siendo una cuestión crítica. Según datos de la ONU, de las 61 misiones coordinadas de asistencia humanitaria al norte de Gaza solo 28 -el 46 % – fueron facilitadas por las autoridades israelíes.
La realidad en el enclave es que solo una ínfima minoría puede comer de forma regular, ante la ausencia de alimento o precios asequibles. Muchos lo hacen una vez al día y faltan leche y papillas, denuncian organizaciones sobre el terreno.
La ONG Médicos Sin Fronteras advirtió hoy del trauma psicológico que la guerra está causando a los niños gazatíes, que están perdiendo las ganas de seguir viviendo rodeados de tanta muerte.
“Lo que estamos viendo en los niños pequeños, especialmente, son síntomas de depresión porque lo han perdido todo. Han perdido a sus padres, a sus hermanos, su casa, sus juguetes, todo lo que hacía que su vida diaria fuera normal”, dijo la organización en un comunicado. EFE
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