La cantidad de sedimentos que arrastran los ríos Coca y Pastaza ponen en riesgo la generación de las centrales hidroelécticas Coca Codo Sinclair, San Francisco y Agoyán. El problema es que los diseños que se usaron para la construcción de estas plantas datan de hace más de 30 años y en esa época esos afluentes tenían características diferentes a las actuales.
Coca Codo Sinclair se diseñó con un desarenador de ocho cámaras para capturar sedimentos de más de 25 milímetros. La eficiencia de esa estructura depende de la velocidad del agua que ingresa, que no debe ser mayor a 30 centímetros cúbicos por segundo, velocidad que ahora el río supera fácilmente.
Un problema adicional es que el diseño no tomó en cuenta que la captación afectaría a los ríos Salado y Quijos, a pocos metros aguas arriba, haciendo que los sedimentos gruesos se acumulen en ese sitio.
Los problemas de diseño de la hidroeléctrica y los cambios en el río coca hacen que esa central, que produce má del 25% de la electricidad del país, haya parado su producción seis veces en una sola semana, cuando el promedio histórico es de 13 paras en un año.
Ahí pasa lo mismo. Agoyán fue levantada hace casi 40 años y está en funcionamiento desde 1987 y sus sistemas de control de sedimentos no contemplan las actuales condiciones del río pastaza.
Y cuando esa central debe liberar agua y sedimentos afecta a san francisco , que se encuentra aguas abajo del mismo río.
La acumulación de sedimentos en estos ríos es un factor adicional que pone en riesgo la generación hidroléctrica de esas centrales que actualmente llegan a producir el 50% de la hidroelectricidad del país.
Texto original de Ecuavisa
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