El líder ruso, Vladímir Putin, no sólo fue reelegido para un quinto mandato presidencial en unas elecciones condenadas por la oposición y las cancillerías occidentales por su falta de transparencia, sino que superó con nota el plebiscito de la guerra.
Nada más confirmarse su victoria, Putin aseguró que los principales desafíos del Kremlin son cumplir con los objetivos de la llamada operación militar especial, es decir, ganar la guerra en Ucrania, y reforzar el potencial de las Fuerzas Armadas con armamento moderno.
Poco importa que una mayoría de rusos esté cansada de la campaña militar y abogue por abrir negociaciones de paz con Kiev, y que la movilización sea muy impopular entre la población.
El Kremlin lo había dicho bien claro antes de la campaña electoral. Putin necesita una victoria que no deje lugar a dudas de que la guerra debe seguir su curso.
Para ello, la comisión electoral redujo a tres los rivales de Putin frente a los siete de 2018, de los que solo uno era líder de su partido. Además, no registró a los candidatos por la paz que aglutinaron el apoyo de la oposición y de los pacifistas.
«El 87 % después de 24 años en el poder es un resultado sin precedentes», dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial.
Antes de morir en prisión, el líder opositor, Alexéi Navalni, aseguró que los comicios eran en realidad un plebiscito de apoyo a la política militarista del Kremlin.
«Para Putin las elecciones de 2024 son un referéndum para aprobar sus acciones, para aprobar la guerra», señaló.
La victoria de Putin en la consulta popular es una mala noticia para Ucrania, que está en retirada en varios sectores del frente y aún no ha recibido los esperados cazas F-16 que le permitan equilibrar la clara superioridad rusa en los cielos.
Además, los analistas sospechan que el comandante supremo de las Fuerzas Armadas aprovechará la victoria para anunciar una segunda ola de movilización, pese a la indignación de las esposas de los reservistas que combaten actualmente en Ucrania.
La nueva ideología del Kremlin es la «Victoria». Si hasta ahora, esa palabra se limitaba a los desfiles del 9 de mayo y a los libros de historia sobre la Gran Guerra Patria, ahora se ha convertido en la estrategia nacional.
«Todo por la victoria», es el mantra de los sectores leales al Kremlin.
Con todo, esta ideología es una utopía, igual que lo fue el paraíso socialista que los soviéticos esperaron durante décadas. Y es que nadie sabe exactamente cómo lograr la victoria, el coste permisible y tampoco los plazos quinquenales para consumarla.
Ante la falta de grandes éxitos en el frente, con la excepción de la toma del bastión de Avdivka (Donetsk), el Kremlin se sacó de la manga que, en realidad, el ejército combate contra la OTAN, lo que amenaza con alargar el conflicto.
«Los soldados de los países de la OTAN están allí presentes. Lo sabemos», dijo en la noche electoral Putin, quien añadió que «mueren en grandes cantidades».
La oposición mantiene que Putin tiene secuestrados a los rusos desde que declarara la guerra a su vecino el 24 de febrero de 2022 al ordenar la intervención militar.
Por ello, algunos dirigentes opositores en el exilio mantienen que la única salida de esta espiral de violencia e involución es contribuir a la derrota de Rusia.
Aunque las encuestas le otorgaban una victoria por encima del 80 %, el resultado ha provocado una gran desmoralización entre las filas de la disidencia, dentro y fuera de Rusia.
La oposición se agarra a que tanto en los funerales de Navalni como en la campaña de firmas al candidato por la paz, Boris Nadezhdin, y la campaña Mediodía contra Putin del domingo, participaron decenas de miles de personas.
«Intentaremos lograr que nadie en el mundo reconozca a Putin como legítimo presidente, que nadie se siente con él en la mesa de negociaciones. Que con la mafia putinista se combata igual que con el crimen organizado. Que todos entiendan que Putin no es Rusia», dijo el lunes Yulia, viuda de Navalni, en un vídeo en YouTube.
Para la oposición está claro que hubo una falsificación masiva a través de la movilización forzosa de empleados públicos y la manipulación del escrutinio, pero eso reconocimiento no facilita un ápice su lucha.
Y es que todos los expertos coinciden en que la victoria en el plebiscito intensificará la guerra contra lo que Putin llama «quinta columna». EFE
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