(Desde San Pablo, Brasil) – El 21 de marzo comienza en Brasil el juicio contra uno de los seis brasileños investigados en la planificación de un atentado de Hezbollah contra objetivos judíos en el país. El 16 de febrero, de hecho, la juez Raquel Vasconcelos Alves de Lima, del Tribunal Regional Federal de la 6ª Región, convirtió en reos a Lucas Passos Lima y al brasileño nacionalizado sirio Mohamad Khir Abdulmajid, este último buscado por la Interpol y prófugo probablemente en Líbano, junto con el otro artífice del plan terrorista descubierto por la Operación Trapiche, el libanés Haissam Houssim Diab. Esta operación fue llevada a cabo por la Policía Federal brasileña el pasado 8 de noviembre tras recibir un informe del servicio de inteligencia israelí Mossad y del FBI estadounidense.
La juez también anunció un desdoblamiento de la investigación, de modo que podrían abrirse nuevas pesquisas contra otras personas sospechosas de estar implicadas en el plan terrorista de Hezbollah. De hecho, las imágenes tomadas de uno de los teléfonos móviles incautados al comando terrorista no dejan lugar a dudas. Transmitidos durante Fantástico, el programa de televisión de la cadena Globo, los vídeos muestran los diversos viajes de reconocimiento realizados para preparar los atentados. En las imágenes de la sinagoga de Taguatinga, en el Distrito Federal donde se encuentra Brasilia, se oye a la persona que filma decir “Bingo”. Siguen los videos de la sinagoga de Aguas Claras, a unos seis kilómetros del primer objetivo. Estos son algunos de los ocho lugares entre Brasilia y el estado de Goiás que componían una lista precisa de objetivos encontrados por la policía. Para el comisario de la Policía Federal, Leopoldo Soares Lacerda, “fue sorprendente lo avanzado que estaba este plan”.
Según las investigaciones, el brasileño Luca Passos Lima viajó a Líbano al menos dos veces el año pasado para hablar con hombres de Hezbollah. Su último viaje terminó con su detención en el aeropuerto Guarulhos de San Pablo nada más desembarcar de Beirut. En su teléfono móvil, la policía encontró registros de búsquedas que había realizado en relación con la embajada israelí en Brasilia y con el rabino de la sinagoga Beit Jabad, también en Brasilia. En el celular de Passos Lima, la policía encontró también vídeos filmados en hoteles de Líbano donde elogiaba el lujo desenfrenado.
Sin embargo, detrás de la red de brasileños reclutados por Mohamad Khir Abdulmajid y Haissam Houssim Diab hay mucho más que un grupo de locales no convertidos al Islam, alejados de la ideología de Hezbollah y sólo interesados en el dinero. Lo que emerge es una peligrosísima arquitectura terrorista internacional que podría golpear de nuevo América Latina, como explica el detallado informe de Emanuele Ottolenghi, Senior Fellow del think tank de Washington, Foundation for Defense of Democracies. Titulado “Complot terrorista de Hezbollah en Brasil (“Hezbollah Terror Plot in Brazil” en inglés), el informe ha sido publicado por the International Institute for Counter-Terrorism (ICT) de la Universidad Reichman de Israel.
Entre los nuevos elementos descubiertos por Ottolenghi figuran las posibles conexiones de uno de los planificadores del plan de atentado, Haissam Houssim Diab, con el llamado Componente de Asuntos Empresariales de Hezbollah (Hezbollah Business Affairs Component, BAC en inglés). Se trata de un grupo especializado de la más conocida Organización de Seguridad Exterior (External Security Organization, ESO en inglés) de Hezbollah que se ocupa de atentados terroristas internacionales. El BAC se caracteriza por supervisar las operaciones de tráfico de drogas y blanqueo de dinero con el fin de financiar actividades terroristas, conseguir armas y apoyar a familias terroristas.
“Las pruebas sugieren que Diab podría ser plausiblemente un miembro de la BAC”, escribe Ottolenghi, que también añade que Diab “es claramente un simpatizante de Hezbollah: una de sus cuentas de Facebook muestra como telón de fondo una foto del difunto comandante de la ESO Mustafa Badreddine, cuñado de Imad Mughniyah (fundador de la BAC según la agencia antidroga estadounidense DEA). Diab tiene vínculos con el crimen y posiblemente con un blanqueador de dinero sancionado por el Tesoro estadounidense por ser un importante intermediario del ‘dinero sucio de Hezbollah”.
Ottolenghi revela en su informe que pudo analizar el contenido del teléfono de Diab. De hecho, el hombre se encontraba en el domicilio de un narcotraficante libanés de poca monta, Akram Abed Ali Kachmar, en Ciudad del Este (Paraguay), durante una redada policial en 2017. Kachmar pertenecía a la red de Ali Issa Chamas, narcotraficante y financista de Hezbollah actualmente preso en Paraguay tras un encarcelamiento de 42 meses en Estados Unidos. Diab no fue detenido en ese momento, pero se incautó de su teléfono. Ottolenghi descubrió así que los contactos telefónicos de Diab conducían a “Hassan Chams Exchange”. Puede que sea una coincidencia, escribe Ottolenghi, “pero Haissam Diab es de Chtaura, en el valle de Beqaa. No se sabría mucho de este pintoresco pueblo de montaña cerca de la frontera siria si no fuera porque Chtaura alberga varias casas de cambio, entre ellas una llamada Chams Exchange. El Tesoro estadounidense la sancionó en 2019 por transferir “dinero desde y hacia Australia, Colombia, Italia, Líbano, Países Bajos, España, Venezuela, Francia, Brasil y Estados Unidos como parte de sus actividades de blanqueo de dinero procedente del narcotráfico”.
Ottolenghi también descubrió que los registros del Ministerio de Justicia libanés muestran que otra casa de cambio situada en el mismo edificio del Chams Exchange pertenece al tío de Diab. Por no hablar de otro contacto que aparece en su teléfono, el de Sobhi Fayad, un financiero de Hezbollah afincado en la Triple Frontera (TBA) entre Brasil, Argentina y Paraguay que fue sancionado por el Tesoro de EEUU en 2006. “Sobre la base de estas conexiones, Diab, al igual que otros libaneses establecidos en la TBA, podría muy bien ser un transmisor de dinero para Hezbollah, ayudando a mover el dinero de la droga de sus contactos de traficantes a las casas de cambio que han estado apoyand o losesfuerzos de Hezbollah para el blanqueo de dinero de la droga por años”, escribe Emanuele Ottolenghi en su informe.
Los documentos de la Policía Federal no solo confirman que el hermano de Haissam Houssim Diab, Hicham Hussein Diab, es miembro del Centro Islámico Shia de Brasilia (CCBIB), sino también revelan comunicaciones entre el otro cerebro del complot terrorista, Mohamad Khir Abdulmajid, y un brasileño, Sayid Marcos Ténorio, convertido al Islam en 2007. Según revelan los documentos policiales Sayid y Abdulmajid mantuvieron numerosos intercambios de mensajes de Whatsapp en 2018 con el objetivo de abrir un “centro islámico” en Brasilia, vinculado al CCBIB según los investigadores. Ambos se llamaban “hermanos” en los mensajes de texto. El militante del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y vicepresidente del Instituto Brasil-Palestina (Ibraspal) Sayid Marcos Tenório en el gobierno de Dilma Rousseff fue jefe de gabinete de la Subsecretaría de Desarrollo Sostenible de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la República. Tenório ha estado en el centro de una polémica inmediatamente después del 7 de octubre por una declaración ultrajante contra una mujer israelí secuestrada por Hamás y por publicar comentarios antisemitas en sus redes sociales. Por ello, fue exonerado de su trabajo en la Comisión de Defensa de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Cámara de Diputados brasileña.
En el libro titulado “Hugo Chávez, el espectro”, publicado en 2018, el periodista de investigación brasileño Leonardo Coutinho habla de Ténorio en relación con el libanés Khalil Najib Karam. Lo califica como “uno de los amigos más cercanos de Karam”. “A pesar de que el hijo (de Ténorio) era el abogado de Khalil Karam, Ténorio juró que no sabía nada del pasado de su amigo, con quien fue fotografiado nadando en Brasilia o en Venezuela, cuando fueron fotografiados juntos en Caracas”, escribe Coutinho. Pero, ¿quién es Khalil Najib Karam?
“Como han destacado los tribunales italianos”, explica Coutinho en su libro, Karam “era el socio en Brasil de Khamayis Waleed Issa”. El jordano Khamayis Waleed Issa es conocido por las autoridades antidroga de medio mundo. Terrorista del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), llegó a Italia en 1980 y entró inmediatamente en las gracias de los peligrosos hombres de la mafia de Calabria ‘ndrangheta, tanto como para tener a dos de ellos como testigos de boda, Domenico Criaco di Africo y Leo Talia. En Italia, Waleed Issa había sido apodado “el kamikaze” por haber aceptado matar a políticos italianos a petición de la mafia siciliana Cosa Nostra y calabresa “ndrangheta, plan que al final nunca se llevó a cabo. En 1988, según un informe del servicio de inteligencia militar italiano de la época, el Sismi, Khamayis Waleed Issa es visto en el hotel Salus de Roma con otros dos palestinos implicados, junto con el jefe de la “ndrangheta Giuseppe Criaco, en el tráfico de armas de gran calibre capaces de perforar vehículos blindados. Waleed Issa reaparece en Brasil en un famoso caso de narcotráfico junto con el poderoso broker de la “ndrangheta Rocco Morabito en 1992, cuando se incautaron en Ceará 600 kg de cocaína destinados a Italia.
Entre detenciones y fugas, Khamayis Waleed Issa consigue desaparecer del radar de las autoridades. En 2020 fue detenido en Turquía, pero solo por utilizar documentos falsos. Brasil lo condenó en 2017 por tráfico internacional de drogas y participación en organización criminal. En cuanto al libanés Khalil Najib Karam, además de haber estado implicado en varios episodios de narcotráfico internacional también en Italia, en 2004, escribe Coutinho, “fue acusado de ser uno de los principales intermediarios en la venta de diamantes extraídos de la reserva Roosevelt en Rondônia. Las investigaciones de la Policía Federal revelaron que el esquema para sacar las piedras de Brasil era similar al utilizado por Hezbollah para blanquear dinero en África. Los terroristas libaneses tienen agentes en zonas mineras africanas, donde coordinan la extracción de diamantes de sangre, que son certificados y vendidos en el mercado formal. En Brasil, los diamantes explotados ilegalmente eran transportados a otras zonas mineras del país para ser vendidos en el mercado formal. Los contrabandistas ‘mezclaban’ el material ilegal con el extraído legalmente para ocultar su origen delictivo. Una vez ‘legalizadas’ , las gemas se exportaban a Bélgica y Oriente Próximo”, explica Coutinho en su libro.
Para el periodista brasileño, la estrategia de Karam y Waleed Issa era la misma: “buenas relaciones con el poder político”. “En 2004”, explica Coutinho, “el comisario de la Policía Federal Mauro Spósito”, que había tratado el caso de los diamantes en Rondônia, “había destacado las buenas conexiones que Karam tenía dentro del gobierno brasileño”, escribe el periodista, que añade a continuación que “uno de sus amigos más cercanos es un funcionario con experiencia en diversos órganos de la administración federal y en el Parlamento”, a saber, Sayid Tenório. A la periodista del diario O Globo Malu Gaspar, Tenório le dijo que no estaba al corriente de la condena de Karam en Brasil en los años 90 por tráfico de cocaína, por la que también fue investigado en Italia, pero describió al libanés como “un hermano en mi corazón”.
“Es delirante establecer esta conexión entre su vida pasada y la mía”, declaró Tenório a la periodista. “Conocí a Karam en 2007 o 2008 y nunca supe que tuviera algo que ver con los diamantes. No creo la versión de la Policía Federal. Y por lo que sé de los grupos palestinos, no tiene el más mínimo perfil para ser responsable. Sobre todo porque es libanés y de familia cristiana”, dijo Tenório. Ottolenghi señala en su informe que Tenório “utilizando su ahora revocado acceso al Congreso brasileño, facilitó una reunión entre Bilal Mohsen Wehbe y miembros del Congreso en 2015”. Según la designación del Tesoro estadounidense de 2010, Wehbe era “el principal representante de Hezbollah en Sudamérica, responsable de supervisar las actividades de contrainteligencia del grupo en la zona de la Triple Frontera”.
“Tenório también visitó Irán, donde se reunió con el presidente iraní, Ebrahim Raisi”, continúa Emanuele Ottolenghi en su informe, “se reunió con el líder del Frente Polisario (movimiento nacido en la región del Sáhara Occidental, cuyos miembros reclaman la independencia); acompañó a una delegación parlamentaria iraní a la Triple Frontera; trabajó por la amistad parlamentaria Brasil-Irán; y conmemoró públicamente en un centro cultural iraní de San Pablo al comandante de las Fuerzas de la Guardia Revolucionaria iraní, Qassem Soleimani”, muerto en un ataque aéreo estadounidense en Bagdad.
Como reveló la investigación de la policía federal, en los intercambios de Whatsapp con Mohamad Khir Abdulmajid, sobre el estatuto del nuevo centro de Brasilia en el que ambos estaban trabajando, Tenório dice que adaptó el estatuto de otro centro “teniendo en cuenta lo que está escrito en el proyecto de la mezquita del Imam Ali que me envió el jeque Ibrahimi”. Y aquí es donde aparece la gran novedad que ha surgido en torno a la Operación Trapiche. El jeque Ibrahimi no es otro que “Mohammed Sadeq Maadel, también conocido como Moaddel Ebrahimi. Ebrahimi, un jeque de origen iraquí afincado en la mezquita chií de Brás, en San Pablo, ha sido la mano derecha de Bilal Mohsen Wehbe en América Latina”, explica Ottolenghi. En una foto publicada en sus redes sociales en 2018, Mohamad Khir Abdulmajid aparece en la embajada siria en Brasilia junto a Ebrahimi. “Es posible que el jeque Ebrahimi, que trabajó con Wehbe, forme parte de la nomenclatura clerical de Hezbollah y posiblemente sea el nuevo jefe de su Departamento de Relaciones Exteriores (FRD) en Brasil. De ser así, sus vínculos con Haissam Diab y Mohamed Abdulmajid no serían sólo los de unguía pastoral de su rebaño espiritual, sino quizás más: los de un articulador”, analiza Ottolenghi en su informe.
El Departamento de Relaciones Exteriores de Hezbollah actúa como enlace entre Teherán y las comunidades chiíes del mundo. Si además añadimos a todos estos elementos el texto de un audio revelado por la TV Globo en el que un brasileño cuya identidad no ha sido revelada tranquiliza a Mohamad Khir Abdulmajid sobre la posibilidad de reclutar a criminales de alto nivel, el panorama se presenta realmente inquietante. En efecto, el interlocutor anónimo explica a Abdulmajid que es capaz de conseguir personas capaces de hacer cualquier cosa que el terrorista desee. “Robar bancos, hacer explotar furgones blindados. Cualquier cosa que queráis hacer, os encontraré gente”, dice el hombre. Reclutar a la población local es, por tanto, la última estrategia de Hezbollah para llevar a cabo una “proxy war”, es decir una guerra subsidiaria, en América Latina, junto a Irán, y provocar a Israel sin tener que pagar el precio. En un momento en que el antisemitismo ha crecido exponencialmente en Brasil y América Latina, señala Ottolenghi, es más fácil para Hezbollah descargar sus responsabilidades haciendo pasar un atentado terrorista por un delito de odio.
Texto original de Infobae
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