El número de muertos por los ataques de individuos armados perpetrados desde el pasado sábado por la noche hasta este lunes en el estado de Plateau, en el centro de Nigeria, ha aumentado de 155 a 178, informaron las autoridades.
«En total, 178 aldeanos inocentes de Bokkos fueron masacrados a sangre fría y sin provocación. 25 comunidades resultaron afectadas y 1.290 viviendas fueron incendiadas», afirmó el presidente del gobierno local del territorio de Bokkos, Monday Kassa, en declaraciones recogidas por medios locales este jueves.
«También fueron quemados 81 vehículos, 187 motocicletas, 267 bombas de agua y 88 personas están recibiendo tratamiento por lesiones graves», agregó Kassa ante el vicepresidente de Nigeria, Kashim Shettima, quien visitó la zona este miércoles.
Shettima expresó tristeza por los asesinatos y calificó los ataques de «indescriptibles».
«Aprovecharemos todos los recursos para llevar a los responsables ante la justicia. No nos rendiremos hasta que seamos capaces de evitar que se repitan estos actos atroces», aseguró el vicepresidente.
El presidente del vecino gobierno local de Barkin Ladi, Danjuma Dakil, confirmó la muerte de al menos 30 personas en este territorio, donde más de 1.000 heridos fueron trasladados de urgencia a un hospital.
La ONG pro derechos humanos Amnistía Internacional (AI) ya indicó el martes en un comunicado que los ataques habían dejado más de 140 muertos y pidió una investigación de los «inexcusables errores de seguridad que permitieron esta horrible matanza».
«Nuestra investigación ha descubierto que los hombres armados estuvieron matando y destruyendo durante más de 48 horas, moviéndose de un pueblo a otro», agregó AI.
El presidente de Nigeria, Bola Ahmed Tinubu, condenó este martes la masacre y ordenó a las agencias de seguridad del país «que intervengan de inmediato, registren cada parte de la zona y detengan a los culpables de estas atrocidades».
El mandatario también pidió «la movilización inmediata de recursos de socorro para las víctimas supervivientes de estos ataques primitivos y crueles».
Plateau está en la línea divisoria entre el norte mayoritariamente musulmán de Nigeria y el sur mayoritariamente cristiano, y durante años ha soportado tensiones étnicas y religiosas.
En ese estado son habituales los enfrentamientos entre comunidades de campesinos, mayoritariamente cristianas, y pastores del pueblo fulani, principalmente musulmanes, por diferencias sobre el uso de la tierra y los escasos recursos naturales disponibles.
Además, algunos estados nigerianos -sobre todo del centro y noroeste- sufren ataques incesantes por parte de «bandidos», término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen asaltos y secuestros masivos para lograr cuantiosos rescates y a los que las autoridades suelen tildar de «terroristas». EFE
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