Un grupo de investigadores y cineastas ya captaron imágenes de las ballenas en 2020 y 2021 en las islas Seychelles, el archipiélago de 115 islas en el océano Índico, frente a África Oriental. Este material puede verse en la película “Ballenas Azules: El retorno de los gigantes” (Blue Whales: Return of the Giants 3D).
Pero tras un año de grabaciones submarinas de audio la revelación va más allá: los animales pasan meses en esa región.
Esto significa que podrían estar criando allí, dicen los científicos.
Los investigadores que participaron en la misión describieron este descubrimiento como una “victoria de la conservación” después de que la flota ballenera soviética diezmara la población en la década de 1960.
“Resulta que si se deja de matar animales a gran escala y se les da la oportunidad de recuperarse, pueden recuperarse”, contó a la BBC la doctora Kate Stafford, una de las investigadoras principales.
La caza comercial de ballenas ha tenido un impacto duradero.
El número de ballenas azules sigue siendo una proporción ínfima de lo que fue y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, organización internacional dedicada a la conservación de los recursos naturales, considera que la especie está en peligro de extinción.
Sólo en el hemisferio sur se mataron más de 300.000, perseguidas por barcos balleneros modernos y veloces.
“Se trata del animal más grande que jamás haya existido en el planeta. Queremos saber dónde regresan y saber que hay una población en torno a las Seychelles es increíblemente emocionante”, afirmó la doctora Stafford.
Una “trampa sonora”
El descubrimiento, publicado en la Revista de Investigación sobre Especies Amenazadas (Journal of Endangered Species Research, en inglés), fue el resultado de fijar una “trampa sonora” en el lecho marino cerca de una isla diminuta.
La trampa, equipada con micrófonos subacuáticos, baterías y dispositivos de grabación, se dejó en este lugar durante un año y grabó 15 minutos de cada hora todos los días.
A la vez, en la expedición de un mes que hizo la doctora Stafforf, estuvo varias horas al día metiendo en el agua un hidrófono, es decir, un micrófono subacuático.
“Escuchamos cosas extraordinarias: el golpeteo de cachalotes a miles de metros de profundidad y delfines comunicándose y localizándose unos a otros a través del eco. Pero, lamentablemente, ninguna ballena azul”, contó Chris Watson, el sonidista del viaje, a la BBC.
Sin embargo, cuando los científicos recuperaron su trampa sonora, hicieron un minucioso análisis de la grabación que reveló que las ballenas azules estaban allí y se comunicaban cuando los investigadores no interferían.
El canto característico de estos mamíferos, de muy baja frecuencia, se escuchó sobre todo en marzo y abril.
“Esto significa que las Seychelles podrían ser realmente importantes para las ballenas azules”, dijo Stafford.
Y explica por qué: “Cantan durante la época de reproducción y creemos que probablemente son los machos los que cantan, basándonos en lo que sabemos de otras ballenas. Así que también existe la posibilidad de que las Seychelles sean una zona de reproducción o de cría”.
Los científicos pudieron incluso determinar a qué población acústica pertenecen las ballenas azules de la zona.
“Se las puede distinguir por los sonidos que emiten. En las Seychelles oímos una población acústica, la que suele asociarse con el norte del océano Índico”, apuntó Stafford.
El canto o frecuencia fundamental de la ballena azul es tan profundo y de tan baja frecuencia que está fuera del alcance del oído humano.
Pero Watson, que ha logrado grabar ballenas azules en el golfo de California, entre la península de Baja California y los estados de Sonora y Sinaloa (México), dijo que podemos oír lo que se llaman sus armónicos, sonidos de frecuencia más alta que “suenan” cuando una ballena azul canta.
“Es este pulso realmente bajo, profundo y consistente. Cuando grabé ballenas azules en México, eso era lo que resonaba en mis auriculares”, explicó.
“Es el sonido sostenido más fuerte del reino animal. (Su llamada dura) de 15 a 20 segundos a unos 188 decibelios, lo que equivale al ruido de un motor a reacción en el aire”, añadió Stafford.
El sonido viaja mucho más rápido y más lejos en el agua, lo que permite a las ballenas azules comunicarse a distancias de cientos e incluso miles de kilómetros.
Un refugio tranquilo
Científicos especializados en la conservación de especies quieren saber exactamente la importancia de las Seychelles para las ballenas azules.
Una zona alrededor de las islas ha sido protegida formalmente en un canje único de “deuda por naturaleza”, en el que el país ha visto condonada casi 16,8 millones de libras esterlinas (22 millones de dólares) de su deuda nacional a cambio de hacer más para proteger sus océanos.
Unos 400.000 kilómetros cuadrados de sus mares ahora están protegidos.
Una de las principales preocupaciones es proteger zonas importantes para las ballenas azules de la contaminación acústica, que viaja con la misma eficacia a través del agua.
“En las Seychelles no hay mucho tráfico marítimo, por lo que podríamos considerarlas un lugar tranquilo y seguro para las ballenas azules”, concluye la doctora Stafford.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
Aumento del salario: Cara o cruz
Grupos étnicos y facciones religiosas buscan el poder sirio
Con el décimo y otros bonos decembrinos, primero pague las deudas
Debates
Chancay: ventajas y desafíos