Desde un punto de vista funcional, se justifica sacar de contexto una histórica frase del expresidente chileno Patricio Aylwin. La versión original fue expresada para resumir la tarea gubernamental cuando comenzó su mandato y tenía que enfrentar la dolorosa tarea de administrar el peso histórico de los desaparecidos a causa del terror de la dictadura. Sin embargo, esta expresión, con el debido respeto histórico, puede ser utilizada por el candidato que sea electo presidente de Ecuador en octubre de 2023. La frase es lacónica y hasta puede ser interpretada como cruel: “Verdad y luego justicia, en la medida de lo posible”.
Pero, en el Ecuador actual, puede aplicarse al rubro de la deuda fiscal o del Estado. Es indispensable conocer las cuentas claras antes de que estalle el bíblico crujir de dientes del que hablan los textos sagrados. En el corto lapso del próximo gobierno, es crucial conocer cuáles serán las medidas urgentes e inmediatas. Cuáles son los componentes de la deuda fiscal: cuánto es el monto total que se hereda, a cuánto ascienden las reservas, cuáles son los vencimientos inmediatos y a cuánto asciende la deuda con el IESS. Del mismo modo, el nuevo presidente, además de buscar y dar a conocer los difíciles montos que deberá administrar, debe comunicar al pueblo ecuatoriano qué hará después de encontrar la verdad fiscal o parte de ella y cómo la solventará.
“Verdad y justicia, en la medida de lo posible”, contiene las polémicas expresiones del mandatario chileno cuando se refería a deudos y familiares de quienes fueron inmolados en aquel altar que comenzó su ceremonia tras el bombardeo al palacio de La Moneda el 11 de septiembre de 1973.
Como en todo proyecto, empresa o plan, el punto de partida en el nuevo gobierno está marcado por los objetivos y los medios. En este caso, para el seguimiento de la hoja de ruta, lo fundamental es conocer con qué medios contará el presidente electo.
Sin embargo, como precaución, tanto para el gobernante electo como para los ciudadanos, es necesario advertir sobre una mutación que tiene registrada la historia política, que es la transformación del ciudadano con el que empieza a gobernar y que es víctima de los peores efectos de los gobernantes en democracia, como lo es la arrogancia. De producirse, no habrá verdad y mucho menos justicia.
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