La explotación petrolera del Yasuní ha sido un tema de debate en Ecuador durante muchos años. El bloque 43 del Yasuní ITT, ha sido objeto de una lucha ambiental y social por parte de un grupo llamado Yasunidos, quienes lograron convocar a una consulta popular para decidir si se debe seguir explotando el petróleo en esa área. Sin embargo, la extracción de este bloque ya está en marcha desde el año 2016 y los ingresos generados son una fuente importante de financiamiento para el presupuesto estatal.
Es vital destacar que, aunque se trata de una actividad extractiva, la explotación petrolera puede realizarse considerando que uno de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas es garantizar la disponibilidad y gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos. En este sentido, el Estado ecuatoriano tiene la obligación de garantizar que la extracción de petróleo se realice de manera responsable, minimizando los impactos ambientales y sociales.
Es básico que el Estado ecuatoriano ejecute un control riguroso sobre la explotación del bloque 43 del Yasuní ITT. Esto implica establecer regulaciones claras, monitorear de manera constante las operaciones y aplicar sanciones cuando se incumplan las normas ambientales. De esta manera, se puede asegurar que la extracción de petróleo se realice en condiciones técnicas, seguras y sostenibles.
La producción petrolera del Yasuní es importante para el presupuesto del Estado. Los ingresos generados por esta actividad son una fuente de financiamiento para el Gobierno, evitando la ampliación del déficit presupuestario de dos mil millones de dólares y enfrentar un posible fenómeno de El Niño. Pero la explotación petrolera del Yasuní no se limita al presupuesto del Estado: es fundamental para asegurar la matriz energética del país, permitiendo satisfacer la demanda energética del Ecuador.
En conclusión, la operación petrolera del Yasuní es trascendental para el desarrollo económico y energético del Ecuador, por lo que es esencial que esta actividad se realice cumpliendo con los objetivos de desarrollo sostenible y con el debido control del Estado. Solo de esta manera se puede concebir que el crudo del Yasuní sea una fuente de ingresos para el país.
Texto publicado en Expreso
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