Es el mayor desafío para las fuerzas aéreas alemanas en décadas: tras cuatro años de preparación, darán comienzo las maniobras aéreas de la OTANAir Defender 23. Se trata del mayor ejercicio de este tipo en la historia de la alianza. Del 12 al 23 de junio de 2023, Alemania se convertirá en el centro logístico. Habrá hasta 250 aviones estacionados en seis aeródromos militares del país y participarán 25 naciones.
Estados Unidos enviará 100 aviones a través del Atlántico. En el aire, se entrenará una situación de crisis en tres zonas: sobre el norte de Alemania y el Mar del Norte, en el este y en una franja más pequeña en el sur de Alemania. De forma alterna, estas zonas quedarán cerradas al tráfico aéreo civil durante varias horas al día.
Las operaciones de vuelos regulares forman parte del reto: los cielos de Europa, con Alemania en el centro, se cuentan entre los espacios aéreos más utilizados del mundo. Por ello, los expertos en aviación están muy atentos para lograr que el tráfico aéreo civil pueda seguir funcionando, en la medida de lo posible, sin perturbaciones, paralelamente al Air Defender 23.
Los aeropuertos alemanes van a ampliar su horario operativo durante los diez días de maniobras, incluso por la noche. “Así que espero que, si todas estas medidas surten efecto, no se produzcan cancelaciones de vuelos”, afirma el piloto de mayor rango de las Fuerzas Aéreas alemanas, Ingo Gerhartz, quien no descarta, sin embargo, que pueda haber retrasos en las llegadas y salidas.
Una señal de disuasión
En cualquier caso, con el ejercicio de defensa aérea en mitad de las operaciones de vuelo regulares, la OTAN también quiere enviar una “señal política de disuasión”, afirma Torben Arnold, del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP), en entrevista con DW. “Por supuesto, envía una señal clara de que, aunque el espacio aéreo esté extremadamente ocupado, estamos preparados para demostrar que defenderemos cada centímetro del territorio de la OTAN”, dice Arnold.
Los más de 10.000 soldados participantes, procedentes de países de la OTAN, participarán en los numerosos ejercicios previstos. También sobre el terreno. Por ejemplo, la “evacuación de un aeródromo” forma parte de las rutinas de los ejercicios, explica Ingo Gerhartz.
Al parecer, este ejercicio se añadió al plan de maniobras tras los caóticos días vividos en el aeropuerto de Kabulen 2021, cuando Estados Unidos y sus aliados se apresuraron a poner fin a la misión en Afganistán. Otros escenarios incluyen el apoyo aéreo a las tropas de tierra, la lucha en los cielos contra aviones enemigos, pero también la interceptación de misiles de medio alcance por parte de los cazabombarderos de la OTAN. Para ello, las fuerzas estadounidenses están enviando sobre el Atlántico el bombardero furtivo F-35, el caza más moderno de la alianza. Sobre el Mar del Norte, también se está ensayando “la defensa contra submarinos o buques enemigos”, afirma Arnold, el experto del SWP. Y es que el enemigo “puede atacarnos no solo por tierra, sino también por mar”, afirma Arnold.
Maniobras durante la contraofensiva ucraniana
Al pensar en un “enemigo”, es obvio que mucha gente en Europa tiene en mente Rusia y su gran ofensiva contra Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022.
Sin embargo, al presentar en Berlín los planes del Air Defender 23 a los medios de comunicación, el inspector de la Fuerza Aérea alemana Ingo Gerhartz hizo todo lo posible para no mencionar en ningún momento al adversario del Este. La embajadora de Estados Unidos en Alemania, Amy Gutmann, sí sobrevoló el tema: “La prevención mediante la preparación es hoy más importante que nunca”, dijo.
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