Cuando los niños jugaban en el barrio y tenían que tomar una decisión importante en el juego, apelaban a resolverlo de común acuerdo, utilizando la estrategia de Tin Marín… Ésta no era más que una forma estratégica de resolver siempre y cuando supieran dónde iniciar. Se iba contando de uno en uno para saber a quién le tocaba la amarga, difícil, no deseada tarea de cumplir con el cometido que el grupo había impuesto. Entonces se empezaba: “De tin marín de dos pingüe, cucara macará, títere fue, yo no fui fue teté, pégale pégale que ella fue”. A quien se le señalaba con el último fue, resultaba ser el elegido. Era una manera de seleccionar a quien querías que le caiga la penalidad.
Recuerdo este juego a pesar de que han pasado más de 60 años y al parecer el proceso electoral ecuatoriano nos sigue engañando de forma tan perversa que parecemos solo títeres de ellos “Títere fue”. Hoy en día seguimos siendo niños, confiados y relajados pensando que todo está bien.
El proceso electoral recién desarrollado, al igual que los anteriores, está plagado de muchos errores y engaños, así como numerosas trampas. Por ello siempre ganan los que lo diseñaron, con una sola excepción, donde no hubo lugar al fraude (Año 2021 Lasso Presidente).
Según mi criterio, la Ley de Elecciones no interpreta fehacientemente la voluntad del pueblo, pues su decisión de votar o no, debe ser respetada en tanto en cuanto cumpla con sus obligaciones y exija sus derechos adecuadamente. Por tanto, los resultados obedecen a la suma de varias trampas diseñadas a propósito.
Trampa número 1: La ley establece que los votos blancos y nulos no son válidos y por tanto, están categorizados como no válidos y es como si la persona que consignó el voto no hubiera asistido a votar. Los votos válidos son la diferencia entre los votantes inscritos y los ausentes dando como resultados los sufragantes. A este número, para continuar con la trampa, se deducen los votos blancos y los votos nulos y de esta manera se obtienen los votos válidos. Así lo diseñaron para que ganen sus candidatos. A pesar de no alcanzar el 50% de la votación, logran superar con ésta argucia, ese mínimo, pero de los votos válidos.
Ejemplo de la vida real. Elecciones Presidenciales 2017. Votantes inscritos 12.800.000; ausentes 2.180.690; blancos 69.436; nulos 670.731; votos válidos 9.879.143. Moreno obtuvo 5.062.000, es decir solo el 39,5% de los sufragantes. Pero por magia maquiavélica alcanzó el 51,2% de los votos válidos. Así fue proclamado Presidente electo. Trampa, pues no obtuvo más del 50% de los votos de los sufragantes. Así lo diseñaron, así ganaron, así lo siguen haciendo.
Trampa número 2: Fomentar un mayor número de candidatos para una misma posición y así diseminar el voto en contra y favorecer, con la presencia de varios candidatos de ellos, la elección de uno de sus candidatos. En las elecciones seccionales 2023, al considerar el proceso para alcaldes de la capital de cada provincia se evidencia que: Loja tuvo 15 candidatos, Machala 14, Quito 12, Guayaquil, Esmeraldas y Riobamba 11, Ibarra 10, Ambato, Tena, Manta y Cuenca 9, Guaranda 8 y el resto entre 5 y 7. Conclusión divide y vencerás pues la ambición de poder rompe el saco, corrompe el pensamiento y no deja ver con claridad la trampa.
Trampa número 3: Para ser elegido alcalde no se requiere un mínimo de votación, un porcentaje respecto de los votos válidos, como tramposamente establece la ley, pero no de los votos sufragantes, como debería ser. En Cuenca el electo obtuvo el 19% de los votos válidos, pero sólo el 12% de los sufragantes. En Riobamba el ganador obtuvo el 22% de los válidos y sólo 14% de los sufragantes, en Quito el 25% de los válidos y sólo el 17% de los sufragantes. Los alcaldes de Azogues, Tulcán, Latacunga, Esmeraldas, Loja, Tena, Pastaza, Ambato, Zamora y Santa Cruz obtuvieron menos del 33%. Solo el Alcalde electo de Manta alcanzó un 47% de los válidos y 54% de los sufragantes. Todos los demás deberían ser anulados y eliminados del padrón electoral.
Trampa número 4: No hay manera de que el voto nulo pueda ganar porque es considerado como voto no válido. Como dice la ley, para que gane el voto nulo, el número de votos debe superar el número de válidos. Conceptualmente no es posible.
Trampa número 5: Corolario excusándose en una amañada ley, logran las posiciones políticas para ejercer el poder. Es decir, desde el inicio existe la trampa, la ley no interpreta la voluntad del pueblo.
Véase por donde se vea es una trampa diseñada desde el 2008 para mantenerse en el poder nacional, seccional y comunitario. Por tanto, para qué votar. Al hacerlo, cada ciudadano está contribuyendo a consolidar el proceso tramposo.
Si se votará por el nulo y resultare que supere a los válidos, ellos esgrimirán, en su momento, cualquier argucia legal institucional para no dar paso a la nulidad del proceso.
Vemos con ejemplos. Los datos del cuadro anexo son tomados de la página web del CNE al 6 de marzo de 2023. Para argumentar adecuadamente el punto de vista, se introduce el concepto DESACUERDO como la suma de los votos de los ciudadanos que han expresado ese sentir mediante: ausencia, voto blanco y voto nulo. Es decir, expresan su inconformidad con los candidatos existentes y por eso no están de acuerdo o en desacuerdo.
En el cuadro señalado, columna 7 se cuantifica esa disconformidad. Llama la atención los casos de Esmeraldas 61%, Cuenca 55%, Riobamba 53%. En estos casos los ausentes, blancos y nulos superaron el 50% de los votos válidos. Eso quiere decir que en esas ciudades los votantes están disconformes con los candidatos y por tanto se debería haber anulado el proceso y llamar a nuevas elecciones, con nuevos candidatos. Azogues, Morona, Quito, Quevedo, Guayaquil, Ibarra, y Ambato están muy cerca del 50%.
Los únicos casos salvables de este amañado proceso son Manta, Zamora, Machala y Guaranda, donde el alcalde electo obtuvo más votación que el número de desacuerdos (última columna). En el resto de ciudades siempre quedará la duda de la trampa. Para evitarlo es indispensable la Reforma de la Constitución y de la Ley de Elecciones.
Finalmente, se hace indispensable señalar el caso de Quito. El elegido obtuvo 347.924 votos válidos frente a 631.606 votos en desacuerdo. Alcanzó casi igual número de votos que los ciudadanos que no se presentaron a votar, 348.791. Esto es humillante. Solo superó a los nulos con un 35%. Obtuvo un 17%, 21% y 25% de los inscritos, sufragantes y válidos en su orden. Esto es más que humillante y tiene aroma a falta de legitimidad.
La pregunta necesaria. ¿Este personaje representa a la ciudad de Quito? ¿Representa a la mayoría de los ciudadanos? Creo que no, esta es la trampa mafiosa, la del “De tín marín de dos pingüe, cucara macara, títere fué….”
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