Los equipos de rescate en Jenderis (Siria) descubrieron a la bebé el pasado lunes, más de 10 horas después del terremoto, mientras excavaban entre los escombros del edificio de apartamentos de cinco pisos donde vivían sus padres. Enterrada bajo el cemento, la bebé todavía estaba conectada por su cordón umbilical a su madre, Afraa Abu Hadiya, que estaba muerta, igual que su esposo y sus otros cuatro hijos. La pequeña fue trasladada de urgencia a un hospital en la cercana ciudad de Afrin. Tenía contusiones y le costaba respirar.
“La llamamos Aya para dejar de llamarla recién nacida”, decía el doctor Hani Maarouf en el Hostpial Cihan en Afrin. Cinco días después la bebé se recupera, no tiene daños graves, su condición es estable. Su imagen ha dado la vuelta al mundo y ha provocado que miles de personas se ofrezcan a adoptar a la pequeña, según relata la BBC.
Algunos de ellos, a través de las redes sociales, o en los medios de comunicación. Otros tantos, llamando por teléfono al hospital donde permanece ingresada.
El director del hospital, Khalid Attiah, contaba que había recibido decenas de peticiones de todo el mundo de personas dispuestas a hacerse cargo de Aya. Khalid y su mujer son padres de otra bebé de cuatro meses; y según el explica en la BBC, su esposa está dando el pecho también a Aya, como si fuera su hija.
“No dejaré que nadie la adopte hasta que vuelva su familia lejana”, adivitió Khalid. Y, según reporta la agencia Associated Press, ayer fue localizado un tío lejano de la pequeña, , Salah al-Badran. Se hará cargo de ella cuando Aya sea dada de alta del hospital.
Su propia casa fue también destruida en la misma ciudad de Jenderis, donde rescataron a Aya. Él y toda su familia (11 personas en total) están ahora viviendo en una tienda de campaña.
La agencia de la ONU para la infancia, UNICEF, informaba estos días que está monitoreando a los niños cuyos padres están desaparecidos o asesinados, coordinándose con los hospitales para localizar a familiares que podrían cuidarlos.
Las áreas opositoras del noroeste de Siria recibieron el jueves su primer cargamento humanitario, entre críticas porque el envío no incluyó comida ni maquinaria para las labores de rescate, que los socorristas locales llevan a cabo con escasos recursos. Y, cinco días después del seísmo, las posibilidades de encontrar a alguien con vida son casi ya inexistentes.
Hasta entonces, no habían llegado suministros a las zonas de las provincias de Idlib y Alepo en manos de la oposición, rodeadas de territorio en manos de actores rivales y sólo accesibles de forma directa desde el otro lado de la divisoria turca.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) tiene previsto mandar más materiales de emergencia “lo antes posible” para atender a los afectados; la organización mandará “colchones, sábanas, alfombras, lonas, bidones y kits de higiene” a través del cruce fronterizo de Bab el Hawa, que conecta Turquía con Idlib.
La cifra de muertos por el terremoto superó este viernes las 21.000 personas; de ellas, más de 3.500 en Siria.
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