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¿Cómo las células aprenden a jugar Pong?

viernes, octubre 14, 2022
Por medio de un estudio en Australia, científicos demostraron que las células eran capaces de aprender y de mejorar en el juego con el tiempo
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Investigadores en Australia lograron que un grupo de células celebrarles aprendieran a jugar Pong, el primer videojuego de la historia. Los científicos aseguran que este es un primer ejemplo de cómo se les puede enseñar a realizar tareas y que estos resultados pueden impactar en futuros tratamientos de enfermedades mentales.

Cortical Labs fue la startup que consiguió este logro gracias a DishBrain, un grupo de 800.000 células a quienes se les enseñó a reaccionar a la dinámica del juego a través de electrodos y que con el tiempo aprendieron a jugar de mejor manera.

“El grupo de células es capaz de recibir información de una fuente externa, procesarla y luego responder en tiempo real”, afirmó a la BBC el doctor Brett Kagan, autor principal de un artículo sobre la investigación.

Cómo las células aprendieron a jugar Pong

En primer lugar, el grupo de investigadores cultivó células cerebrales humanas a partir de células madre y algunas de embriones de ratón hasta conseguir un total de 800.000. Luego conectó este mini-cerebro al videojuego a través de electrodos que revelaban de qué lado estaba la pelota y que tan lejos estaba la paleta o la raqueta para golpearla.

De esta forma, DishBrain recibía señales de retroalimentación con impulsos para aprender los movimientos básicos del juego. Los resultados iniciales fueron que el grupo de células mostró signos de “aprendizaje aparente dentro de los cinco minutos de juego en tiempo real que no se observa en condiciones de control”.

En primer lugar, el grupo de investigadores cultivó células cerebrales humanas a partir de células madre y algunas de embriones de ratón hasta conseguir un total de 800.000. Luego conectó este mini-cerebro al videojuego a través de electrodos que revelaban de qué lado estaba la pelota y que tan lejos estaba la paleta o la raqueta para golpearla.

De esta forma DishBrain recibía señales de retroalimentación con impulsos para aprender los movimientos básicos del juego. Los resultados iniciales fueron que el grupo de células mostró signos de “aprendizaje aparente dentro de los cinco minutos de juego en tiempo real que no se observa en condiciones de control”.

Aún esperan más de las células

La investigación no para ahí, ahora los científicos quieren observar cómo las medicinas y el alcohol impactar en la capacidad de respuesta de las células en Pong, esto para probar si pueden realmente ser un sustituto del cerebro humano.

Adicionalmente, este hallazgo puede dar información sobre cómo tratar enfermedades neurológicas como la epilepsia y la demencia.

“Tenemos que ver esta nueva tecnología muy parecida a la incipiente industria informática, cuando los primeros transistores eran prototipos raros, no muy confiables, pero después de años de investigación dedicada, condujeron a grandes maravillas tecnológicas en todo el mundo”, aseguró Kagan.

Y una gran diferencia que existe entre lo conseguido por este grupo de científicos con lo hecho con inteligencias artificiales que juegan ajedrez, es que “el mini-cerebro aprendió sin que se le enseñara y, por lo tanto, es más adaptable y flexible”, señaló Karl Friston, del University College London, quien también trabaja en la investigación. Lo que representa una gran oportunidad para la ciencia y la tecnología.

Finalmente, Kagan señaló que están trabajando con especialistas en bioética para crear accidentalmente un cerebro totalmente consciente, porque eso traería consecuencias éticas.

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