El cambio climático llegó. La humanidad se encuentra en un momento decisivo para evitar que los efectos del calentamiento global y su impacto al medio ambiente sean irreversibles. Es un reto global, decisiones que deben tomarse con urgencia para que la temperatura media del planeta no suba.
Para contextualizar, es válido reflexionar sobre los gobiernos y sus políticas ambientales para concientizar de la situación de crisis climática y actuar sin demora, pero también sobre el papel de la sociedad hacia un cambio de mentalidad. Sobre el tema existen muchos cuestionamientos.
Desde los años 70, la conciencia ambiental creciente, se ha convertido en un sector político autónomo cada vez más importante. A nivel regional, nacional o internacional, hoy día los gobiernos de muchos países tienen buenas políticas, pero en la práctica, lamentablemente, no se aplican de forma correcta y esto es el punto de inflexión.
En el caso del Ecuador, sus políticas ambientales son buenas. Por ejemplo, en el 2008 la justicia vio a la naturaleza como sujeto de derecho, pero el problema no es el reconocimiento, es que en el país hay una diferencia entre lo que está escrito legalmente y lo que se practica en la realidad. Un ejemplo de ello es el camino que se le ha abierto a la explotación minera o a la extensión de la frontera petrolera. También se ha dado apertura para que ingresen semillas y cultivo transgénico con “fines investigativos”, aunque la Constitución lo prohíba.
Existen contradicciones. La protección ambiental tiene leyes que se contraponen entre ellas y también está el tema económico que es prioridad sobre lo ambiental. Por ejemplo, durante la pandemia, mientras la población estuvo confinada, la minería y la extracción petrolera no pararon. También sucedieron problemas con despidos o cambios de contrato con los guardaparques o se redujo el tema presupuestario para el Ministerio del Ambiente.
Aunado a ello, se encuentra la conciencia ambiental de los ciudadanos, esta situación representa a nivel global un grave problema porque el calentamiento global se mira a lo lejos desde cualquier punto de vista ciudadano.
Asimismo, únicamente se observa la preocupación de un grupo. Es decir, colectivos ambientales o instituciones verdes. En este contexto, la sociedad tiene un hermetismo total, no sabe si existe o no un problema ambiental.
En este sentido, la mentalidad ciudadana debe cambiar y ser consciente de lo que sucede con el ambiente. Es triste la realidad, hoy día la población mundial desconoce que se vive en un planeta tierra con recursos limitados y no miran que los efectos del cambio climático están pasando y son reales, al planeta se le agota el tiempo.
Hace poco se lanzó el reloj climático, que muestra que el mundo tiene siete años para revertir los efectos del cambio climático. El tiempo avanza y el planeta se encuentra en un punto de no retorno.
Las problemáticas ambientales están allí y muchas veces darle una mano amiga depende de las pequeñas acciones que se hagan, no solo desde los gobiernos y de los movimientos ambientales, la ciudadanía también tiene su grado de responsabilidad en todo esto.
En el caso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como Objetivos Mundiales, son un llamado a la acción global para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas disfruten de paz y prosperidad. En torno a su cumplimiento aún existen muchos desafíos. A partir del 2015 se estableció a nivel mundial y el reto para el Ecuador es apoyarlos; sin embargo, según datos de 2019 su cumplimiento es negativo y las tendencias hacia el 2030 aseguran que no se cumplirán las propuestas.
En este sentido, la humanidad debe apoyar acciones para la protección del ambiente. ¿Cómo? No dormir con el televisor encendido, cerrar la llave cuando al lavarse los dientes o movilizarse de forma sustentable, estás son actividades pequeñas que si se aplican tendrán una gran repercusión a nivel mundial.
En este punto, pienso en las promesas de los políticos hacia las futuras generaciones y me pregunto ¿Qué futuro les espera?
Tanto organizaciones supranacionales (como Naciones Unidas) como ONG (algunas de ámbito internacional) y otras agencias (como la NASA o la ESA) han alertado de que los modelos predictivos para el año 2050, considerados por muchos excesivamente alarmantes, se quedan cortos.
Esto nos da una señal sobre la gravedad de la situación. Ya no basta con un cambio gradual de mentalidad, si queremos revertir el problema medioambiental estamos obligados a llevar a cabo una acción extrema, rápida y verdaderamente transformadora.
Aunque el futuro puede plantear una grave situación, se prefiere que la sociedad se centre en realizar esfuerzos de gran calado antes que en crear alarma. El discurso debe cambiar y todos deben trabajar en acciones para sobrevivir a los días que quedan.
Apoyar la educación ambiental en todos los sectores y hacer acciones a favor del planeta es fundamental. No es cuestión de trabajar con los niños pequeños para que formen una conciencia ambiental. Cuidar al planeta tierra es un trabajo de todas las generaciones.
La tierra es lo único que nos queda.
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