Maus la obra cumbre del norteamericano Art Spiegelman (nacido en 1948 en Suecia) es uno de los cómics más impactantes y trascendentes que se puedan leer hoy en día.
Maus destaca con luz propia por diversos factores, aunque de entre todos ellos hay que quedarse con el más importante y fundamental: que se trata del testimonio vital de Vladek Spiegelman, padre de Art, a lo largo de sus terribles vivencias durante la Segunda Guerra Mundial y especialmente su sufrimiento como judío en manos de la Alemania Nazi. El autor usa dentro de su obra el recurso visual de los ratones para personificar a los judíos y los gatos a los alemanes, siendo esto una metáfora visaul de lo ocurrido durante la guerra. Este producto editorial es uno de los tantos ejemplos que podemos encontrar de como una obra visual en formato de cómic o novela gráfica puede conmovernos, enseñarnos, hacernos reflexionar y empatizar con una historia.
La novela gráfica de Salario Mínimo (Beg the Question) es otro de estos ejemplos. En esta se describe la vida de un dibujante en New York y todas las cosas por las que debe pasar, para obtener un salario mínimo, cómo se enfrenta a los editores, a los problemas de pareja y en sí todo el día a día de como un dibujante se abre paso en la gran manzana. De esta manera la obra logra algo muy valioso: que nos sintamos como un amigo más de Rob -el protagonista-, o incluso nos pongamos en su lugar y suframos con cada una de sus peripecias.
El cómic es un medio que, por sus características es el vehículo perfecto para contar historias de toda índole. El abanico de posibilidades no se limita a superheroes como antes se lo contemplaba sino que tambien puede llegar a ser el vehículo para contar historias más impactantes y trascendentales. Tal es el caso de Píldoras Azules, una novela gráfica en blanco y negro escrita e ilustrada en forma autobiográfica por Frederik Peeters y publicada en el año 2001. En ella el autor nos narra como se reencuentra con su gran amor después de años de no verse, solo para descubrir que ella y su hijo son VIH positivo, por lo tanto se tratan los mitos de la sexualidad, las aventuras y la cotidianidad de la pareja y hasta los medicamentos que deben consumir para lidiar con la enfermedad y el tratamiento.
Encontrar un origen para el cómic puede ser un tema bastante complejo. Según Scott McCloud, teórico del comic y autor de obras de la talla de Zot! o El Escultor se puede definir a la historieta como “ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada, con el propósito de transmitir información y obtener una respuesta estética del lector”. Si bien estas narrativas cuentan con un poder muy alto al momento de comunicar ideas, conmover a sus espectadores y contribuir al cambio social mediante la reflexión, siempre dependerá del entorno y si el individuo tiene la disposición para hacerlo. La imagen puede mover y conmover, pero si la persona no está preparada para ser movida, se le puede enseñar el mejor aviso, la mejor historia y su conciencia o estado mental, no le permitirá asimilar la información para aprender algo.
Acerca de esto Jorge Frascara señala que hay cuatro tipos de responsabilidades a las cuales deben regirse todo tipo de comunicadores visuales y son: responsabilidad profesional, responsabilidad ética, responsabilidad cultural y responsabilidad social. Acerca de esta última, al humano ser una especie principalmente visual es innegable que el ilustrador y el artista gráfico de comics tienen un alto nivel de responsabilidad para con los mensajes que crean.
Para lograr cumplir con esta responsabilidad social, un buen comic debe ser empático, cuidar su narrativa (tanto escrita como visual), cuidar su simbolismo; pero lo más importante es que la historia tiene que ser interesante y valiosa, con un alto sentido de relevancia para quien lo va a leer. Caso contrario al no considerar estos puntos sera muy difícil lograr un vínculo con el espectador.
Trayendo a Joaquín Salvador Lavado, conocido bajo el seudónimo de Quino, lo que lo hace brillar y trascender fronteras es precisamente su lenguaje visual. Unas veces con palabras, otras veces con metáforas, otras veces en un comic sin texto logra abordar mensajes totalmente universales y tocar temas sensibles del área política, social, desigualdad de clases, etc. Quino lo logra por que es un genio al momento de empatizar, toca temas que trascienden un país porque al final son asuntos que nos llegan a todos.
En el estado actual de la sociedad, a la que hay que sentarla y pedirle que se enfoque en dos páginas sin coger el celular es bastante. El cómic tiene una cierta ventaja porque, al combinar imagen y texto hay una inversión energética menor que la de un libro, siendo así mucho más fácil de comprender.
Si bien plataformas como Instagram y Facebook albergan en la actualidad comics en formato digital (webcomics) la única forma de llamar la atención de los usuarios (y se mantengan interesados en seguir una narrativa) es que la historia sea valiosa, no dependerá absolutamente de nada más. Si la historia es valiosa el lector se quedará enganchado ya sea en Instagram, Facebook o en cualquier otra red. Si la historia es empática, llega a los puntos más neurálgicos y si aún mejor brinda una información valiosa será leída, independientemente, del lugar en el que se encuentre. Pero si a la larga la historia es fofa y sin ningún valor, logrará llamar la atención del lector unos pocos segundos y luego se irá junto con los demás estímulos que bombardean a diario al individuo. Lo que va a ser que la persona se quede ahí siempre será la historia y qué tan valiosa es para el lector.
La importancia del cómic podría entenderse como la de un medio que ha aportado a la sociedad la capacidad de reflexionar, aprender y sensibilizarse sobre algo que se está viviendo en su cotidianidad.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
Entre el ruido y la contaminación: la sombra de los generadores
¡ALERTA!, la palabra HASTA, muchas veces, potencia la trampa en la aplicación de los DESCUENTOS
El desarrollo sustentable se escribe con H[1]
¿Black Friday o marketing tramposo?
Black Friday: ¿Una oferta disfrazada?