Sir Thomas Sean Connery, conocido artísticamente como Sean Connery, murió a los 90 años. Fue un actor y productor de cine británico que ganó un premio Óscar, dos premios BAFTA y tres premios Globo de Oro. El intérprete fue el primero en encarnar al mítico James Bond en el cine y lo hizo en un total de siete películas. Connery llevaba desde 2003 apartado de la gran pantalla.
A los 20 años, desempleado, pero con brazos fuertes, un amigo lo recomendó como tramoyista en el King’s Theatre. Entre bastidores descubrió que ese mundo era su mundo. Por eso, cuando dos años después le ofrecieron trabajar de extra en la obra Sixty Glorious Years dijo “sí”. Entonces abandonó el Tommy para convertirse en Sean Connery.
Ya como Sean figuró como parte del coro en la comedia musical Al Sur del Pacífico. A los 27 le llegó su primera gran oportunidad. El director de la BBC, Alvin Rakof, buscaba el protagonista masculino de Requiem por un peso medio, cuando una actriz le sugirió contratarlo porque “a las mujeres les gustará”.
El personaje de 007 era tan atractivo que a dos productores se les ocurrió llevarlo a la pantalla grande. Encontrar al actor indicado no era tarea fácil. Debía ser capaz de parecer sofisticado, vestir impecable, seducir a cuanta muchacha se le cruzara y matar villanos con la misma distinción que bebía un Dry Martini.
Cubby Broccoli y Harry Saltzman, los productores pensaron en Cary Grant pero un millón de razones –en este caso de dólares- los hicieron abandonar la idea. Barajaron otros 200 nombres, entre los que estaban Richard Burton, James Mason y Peter Finch; y, sin estar convencidos, convocaron a Connery.
Connery inauguró la serie de James Bond con 007 contra el Dr. No en 1962 junto a Ursula Andress. Ian Fleming, que en un principio no lo quería por su acento, quedó tan maravillado que introdujo en la saga un padre oriundo de Escocia como reconocimiento. El actor escocés se puso en la piel del espía británico en siete ocasiones hasta que lo sustituyó Roger Moore.
Bond le trajo fama y éxito, pero también cierto encasillamiento que le llevó a detestar a su personaje, tanto que afirmó que si pudiera lo mataría. Obsesionado con darle un nuevo rumbo a su carrera trabajó en Robin y Marian con Audrey Hepburn, y, junto a Michael Caine, en El hombre que pudo reinar, adaptación de una novela corta de Kipling.
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