Una vacuna inefectiva es peor que ninguna, dijo Ian Jones, profesor de Virología de la Universidad de Reading (Inglaterra), después de que el gobierno ruso informara sobre la aprobación de la primera vacuna contra el Covid-19. Rusia se convirtió en el primer país del mundo en licenciar una vacuna cuando Vladimir Putin anunció su aprobación. Según los funcionarios rusos, la vacuna proporcionaría una inmunidad duradera al Covid-19, sin ofrecer ninguna evidencia.
Desde entonces, la vacuna rusa se ha convertido en un asunto de una fe similar al del movimiento antivacunas, más que un tema científico. “Lo único que añadiría es que no soy dado a los sensacionalismos -dijo Jones a la cadena BBC-. Quiero dejar claro que de lo que he hablado es de un riesgo teórico, muy pequeño, pero del cual tenemos que ser conscientes”.
Según Jones, los riesgos de la vacuna rusa son que pudiera salir cuando no existe una perspectiva completa de cómo se desempeñará en un grupo grande de personas. “Por ejemplo, la vacuna rusa. Personalmente no creo que haya un problema de seguridad porque es muy similar a lo usado en otras partes. Pero hasta que no la pruebes en un grupo grande de personas realmente no sabes si va a generar una respuesta inmune lo suficientemente buena para proteger contra la enfermedad y, si no protege contra la enfermedad, se corre el riesgo de darle una falsa esperanza a la gente y de que continúe la circulación del virus”.
Esta vacuna experimental rusa acumuló más dudas que elogios sobre su seguridad y efectividad, porque el producto no ha superado aún las pruebas avanzadas exigidas normalmente para demostrar su eficacia antes de autorizarla.
La Organización Mundial de la Salud en Europa ha iniciado conversaciones con Rusia para tratar de obtener más información sobre la vacuna experimental denominada Sputnik V, desarrollada por el Instituto de Investigación Gamaleya de Moscú. Alrededor del mundo son desarrolladas y probadas más de 150 vacunas en contra del Covid-19. Unas 28, sometidas a ensayos clínicos entre las cuales hay seis en la fase tres, según la misma OMS.
Rusia ha anunciado que su vacuna será probada entre la población antes de completar los ensayos con un carácter voluntario. Los que tienen fe, como el presidente de México Manuel López Obrador o el de Venezuela, Nicolás Maduro, ya ofrecieron a sus ciudadanos para actuar como voluntarios. Los conejillos de indias.
El desarrollo de una vacuna es bastante compleja, como explica en DIALOGUEMOS, Gonzalo Mantilla, de la Universidad San Francisco de Quito, y Rusia y China parecen reducir el tema a un ensayo de fe, sin ninguna evidencia científica. Gracias a esa fe, entre los grupos que ven democracia en Cuba y Venezuela, es muy probable que el virus siga circulando y quienes ya se creen con la suficiente inmunidad provoquen más daños entre la población. Un peligro más mortífero.
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