La corredores de Bolsa en redes: <<Aplanaron la curva equivocada./ Si el precio del petróleo está en cero, por qué la gasolina no baja./ Empiezan las rebajas del petróleo, ¿cuántos barriles le pongo?/ No sé qué es peor que el barril de petróleo esté a -30 o que yo no tenga ni para un barril de #petróleo./ ¿Alguien que me venda un barril de #Petroleo para que me pague la diferencia? ¿No? ¿Nadie?/ Llegó el punto en el que el mi ex tiene más valor que un barril de #petróleo. Viendo cómo comprar #petroleo con los U$S50 que me regalaron para mí cumpleaños./ Vale más el Barril del Chavo del 8 que un barril de #petroleo>>.
El humor siempre ha sido una especie de fuga al pánico por la llegada de una inminente crisis. Y el mundo vivió un 20 de abril sobresaltado por los despachos que llegaban de agencias como Reuters, France Press, Bloomberg… Era como si todos fueran corredores de Bolsa, de esos que aparecen en la película de Leonardo DiCaprio, El Lobo de Wall Street, o los retratados por Tom Wolfe, en La Hoguera de la Vanidades, con una secuela publicada en la revista Newsweek. Nueva York, una ciudad devastada por la pandemia, aniquilada emocionalmente, volvía a poner al mundo en vilo.
<<¿Sería irónico que la tumba del paradigma neoliberal fuese un contexto de desajuste estructural y crisis del #petroleo? Sería>>, escribió alguien en las redes sociales. El vaticinio del fin de capitalismo, la hora de sus gurús parecía haber llegado. Pero la realidad no siempre está en blanco y negro. Los mercados se mueven a sus ritmos. Alguien en las mismas redes sociales también escribió: <<El colapso en los precios del #petroleo provocará una caída de la producción; no tomará mucho tiempo para que ésta se traduzca en desabasto y luego, en un crecimiento descontrolado de las cotizaciones. Así son los ciclos o el trastorno bipolar de la “mano invisible” del mercado>>.
Los mercados de futuros siempre han sido volátiles y ahora lo son más con una pandemia que tiene en cuarentena al mundo y millones de empresas y emprendimientos parados por la necesidad de mitigar la propagación del coronavirus, un virus para el que nadie estaba preparado, ni los sistemas sanitarios de los países más desarrollados del mundo. Todos esperan los permisos para volver a la nueva normalidad, encender las máquinas y alimentar el ciclo productivo.
Los futuros del petróleo de Estados Unidos, referencia del crudo ecuatoriano, colapsaron el lunes a menos de 0 dólares, por primera vez en la historia, debido al exceso de oferta provocado por el coronavirus y terminaron el día en -37,63 dólares por barril, porque los operadores desesperados pagaron por deshacerse de los barriles.
La causa de tanto pánico entre los corredores de Bolsa con el contrato de futuros de petróleo de Estados Unidos que vence en mayo básicamente fue por la falta de espacio para guardar crudo, pero el contrato WTI de junio acabó en un nivel más alto: $20,43 por barril. El crudo Brent, el punto de referencia internacional, también se desplomó, pero no tanto porque hay más almacenamiento disponible en el mundo, según la agencia Reuters.
El desplome del precio del petróleo, que podría ser un estímulo para las economías del mundo, no es una buena noticia para nadie porque el gasto en combustibles sigue en descenso. En Ecuador se registró una baja del 53% en el consumo a escala nacional entre el 11 y el 18 de marzo, luego de la declaratoria de emergencia sanitaria por el coronavirus, que implicó el cierre de las fronteras terrestres y marítimas, además de los aeropuertos internacionales.
Eso significa que las refinerías en todo el mundo producen menos crudo de lo normal; las consecuencias, un récord de 160 millones de barriles de petróleo están en petroleros regados por los océanos. La falta de demanda real de petróleo obligó a los inversores a salirse, al menos, del contrato de futuros de mayo que vence este 21 de abril.
El 20 de abril también fue el día de los especuladores, de esos que se llenan de bonos basura para jugar con el mercado, para jugar a ser dioses. ¿La pandemia les ayudará? Seguramente sí, ese es el juego del contrato de futuros. Pero también es un llamado a apostar por las energías limpias y repensar el uso de los combustibles fósiles. Ahora sale más barato dejar el petróleo bajo tierra que sacarlo, sin duda. Tal vez sea cuestión de tiempo porque como alguien escribió en redes sociales: <<Estaba vigilando el precio del #petróleo lo vi todo, primero se empezó a caer y luego, se cayó>>. En unas semanas tal vez el mensaje sea su opuesto.
El pánico en el mundo por el crash petrolero fue real, pero ni el capitalismo está en su hora más oscura ni el socialismo autócrata ve el comienzo de la autora. Las economías de las democracias que respetan las libertades, el pensamiento del otro, la alteridad, saldrán del bache con humor e imaginación, pese a todos los discursos apocalípticos.
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