La Pro forma presupuestaria para 2020 ahora entrará en vigencia por el Ministerio de la Ley, luego de que en el Asamblea hubiera 65 votos a favor (necesitaba 91), 27 en contra y 27 abstenciones; es decir, no alcanzó el voto mínimo para ser aprobada. El Presupuesto así será prorrogado hasta 2021, año del cambio de gobierno.
Desde la discusión de la reforma tributaria, en la Asamblea se ha visto un paulatino bloqueo a las propuestas que, de una u otra manera, buscan mantener un cierto equilibrio en las finanzas públicas, más allá del discurso maniqueo de cierta oposición obnubilada por triunfos electorales que intentan hacer suyos en países como Argentina donde se comienzan a tomar medidas que apuntan a asfixiar la economía como con el dólar turístico que intenta imponer un recargo del 30% a las compras con tarjeta de crédito en el exterior.
El mensaje: solo los ricos usan tarjetas de crédito para compras afuera, ergo más impuestos para los ricos con los que se pueda ayudar a los pobres con tarjetas de comida, a imagen y semejanza del chavismo en Venezuela que ha expulsado a 4,6 millones de venezolanos de su propio país por la violencia, la inseguridad, la falta de alimentos, medicinas y de los servicios más básicos.
Donde ellos, los que gritan que van a volver, ven política social solo hay un intento de esquilmar a todos: el consumo turístico a través de Internet en la Argentina fue de $56.000 millones en 2018 y su pago por medios electrónicos ha crecido a un ritmo del 50% anual entre 2015 y 2018. ¿Solo los ricos compran por internet en plataformas tipo Amazon?
El mensaje maniqueo del llamado progresismo o chavismo en América Latina no ha cambiado un ápice, más desde el triunfo del kirchnerismo en Argentina, con la supuesta vuelta del ogro filantrópico, la causa y expresión de nuestros males en palabras de Octavio Paz.
Es indudable que en Ecuador no hay equilibrio en las cuentas fiscales tras diez años de despilfarro. El Presupuesto del siguiente año asciende a $35.498 millones, de los cuales $23.853 millones son ingresos permanentes y $22.473 son gastos permanentes. Los ingresos no permanentes suman $2.692 millones y los gastos no permanentes $7.457 millones, lo que deja una necesidad de financiamiento de $6.664 millones.
¿Qué hacer para tapar ese bache? La respuesta en la Asamblea fue la de los reclamos, que por qué se hace esto y no esto; que es necesario reducir la burocracia, aunque luego hay golpes de pecho por el recorte de una nómina inflada por el correísmo que veía en los recursos públicos su hacienda personal. Es claro que el país entra de lleno en un año electoral. Y pocos intentarán priorizar el sentido común.
Los debates sobre las reformas tributarias y la Pro forma así lo demostraron. Es triste la herencia dejada por el correísmo, por esa bancada que intenta volver al poder para demostrar, desde la toma de las instituciones públicas, que Jorge Glas es inocente, al igual que lo sería Cristina Fernández de Kirchner con una reforma judicial anunciada por Alberto Fernández.
Su sueño, el de los que intentan volver al poder en Ecuador con cánticos y saltos estrambóticos en medio de un brindis con los kirchneristas que pusieron el dinero de los argentinos para la farra, al parecer, es sentar a Glas en el Palacio de Carondelet para que un expresidente pueda volver a hacer del país su república bananera.
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