El proceso de impeachment contra Donald Trump ha entrado en su fase pública con las primeras declaraciones de testigos retransmitidas en directo desde el Congreso. Este procedimiento excepcional, una especie de juicio parlamentario, debe determinar si el presidente cometió algún delito o falta grave en el escándalo de Ucrania, lo que abocaría a su destitución.
Es la cuarta vez en la historia que Estados Unidos activa esta operación y, hasta ahora, nunca ha salido adelante. Richard Nixon dimitió por el caso Watergate antes de que la votación llegase a la fase final, en el Senado.
Los demócratas que lideran el proceso en la Cámara de Representantes convocaron a tres diplomáticos estadounidenses -que habían expresado su alarma en testimonios a puerta cerrada sobre las relaciones de Trump con Ucrania- para que detallen sus preocupaciones en medio de una gran cobertura mediática.
Los correligionarios republicanos de Trump, que también podrán interrogar a los testigos, han preparado una estrategia de defensa que argumentará que no hizo nada mal cuando pidió al nuevo presidente de Ucrania que investigara al exvicepresidente Joe Biden, rival clave para su reelección en 2020.
Ambas partes actuarán frente a un electorado profundamente polarizado, mientras avanza una investigación que dura ya seis semanas y está opacando la presidencia de Trump con la amenaza de su salida del cargo en un momento en que está inmerso ya en la campaña para lograr un segundo mandato.
Con su pesquisa, los demócratas buscan determinar si Trump abusó de su poder al retener casi 400 millones de dólares en asistencia a la seguridad a Ucrania para presionar al vulnerable aliado estadounidense.
La investigación previa comenzó en la Cámara de Representantes el pasado 24 de septiembre, tras salir a la luz las maniobras del presidente con el Gobierno de Kiev para lograr que la justicia de Ucrania investigase a Biden y al hijo de este por sus negocios en este país cuando el padre era vicepresidente.
El foco está puesto en una llamada telefónica del 25 de abril, en la que Trump pidió a su homólogo ucraniano así como en la desacreditada teoría de que Kiev pudo interferir en las elecciones de Estados Unidos de 2016.
Trump niega haber hecho algo erróneo, criticó a algunos de los antiguos y actuales funcionarios que han comparecido ante la comisión y calificó como una “caza de brujas” el proceso, porque busca perjudicar sus oportunidades de reelección.
“La campaña de presión del presidente Trump ‘superó los límites’ y cada vez que insiste en que fue ‘perfecto’ está diciendo que está por encima de la ley”, tuiteó la presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi, en referencia a la forma en que el líder republicano ha descrito sus acciones en la saga ucraniana.
Todas las declaraciones hasta ahora se habían prestado a puerta cerrada, pero este miércoles, en la sala 1.100 del edificio Longworth de la Cámara de Representantes, ha empezado el espectáculo. La ciudad de Washington, según el País, se ha preparado para la ocasión como suele hacer en muchos de estos casos, con los bares abriendo antes y sirviendo copas con descuento para seguir la jornada por los televisores como si de un acontecimiento deportivo se tratase.
Los dos primeros testigos en declarar son el embajador interino en Ucrania, William B. Taylor, y el alto funcionario del Departamento de Estado George Kent, que ya habían declarado a puerta cerrada. Tanto su relato como las transcripciones se han hecho ya públicas, pero los estadounidenses van a poder escuchar en directo y de primera mano su versión de los hechos.
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