“Ya estoy en mi cuna, en mi estado Vargas. El régimen pretendió detenerme, pero nada ni nadie nos detendrá. Aquí seguimos adelante por nuestra Venezuela”, dijo Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, detenido durante una hora por los servicios de inteligencia del chavismo.
“Si querían enviar un mensaje para que nos escondiéramos, aquí está la respuesta del pueblo: ¡Estamos en la calle! ¡No tenemos miedo!”, dijo minutos después de su liberación.
Los funcionarios interceptaron en plena autopista el vehículo del diputado, que dispone de inmunidad parlamentaria, y ante la oposición del detenido le introdujeron a la fuerza en un auto.
“Trataron de ponerme esposas, no lo permití, porque soy el presidente de la Asamblea Nacional. Dijeron poco, que era una orden. No sabían qué estaban haciendo. Fue poco, estuve secuestrado unos minutos en un carro”, dijo después del Cabildo Abierto en la costa de Vargas, a una hora de Caracas.
Guaidó mostró las marcas que los agentes le produjeron en sus muñecas, mientras las personas presentes le ovacionaban y le gritaban “¡Sí se puede!”, el mismo lema que acompañó a su jefe político, Leopoldo López, antes de su detención hace casi cinco años.
En el país de los secuestros exprés, la revolución inventó este domingo la detención exprés ante los ojos del mundo. “Fue un procedimiento irregular realizado por funcionarios de forma unilateral, que se prestaron para un show montado por la oposición”, explicó el vicepresidente Jorge Rodríguez.
La mano derecha de Nicolás Maduro añadió que los agentes “están siendo sometidos a sanciones disciplinarias”, tras insistir en que todo, como siempre en Venezuela, se trata de un invento de la oposición, del Imperio o de Colombia.
El jefe del Parlamento había extremado sus medidas de seguridad después de las amenazas vertidas contra él por dirigentes chavistas, entre ellas las lanzadas por la radical Iris Valera, ministra de las cárceles. “Ya te acomodé tu celda, con tu respectivo uniforme”, dijo.
El jefe legislativo, que también ha asumido las funciones de presidente encargado ante la “usurpación” culminada por Maduro, se dirigió de nuevo a policías y militares: “Quiero mandar un mensaje a esos funcionarios. Yo sé que ustedes no quieren esto, tanto no lo quieren que estoy aquí. Les hablé de amnistía, les hablé de perdón, les hable del futuro y de la paz. El juego cambió; el pueblo está en la calle, el pueblo va a seguir en la calle”.
Los países que en la región apoyan al Parlamento se lanzaron de inmediato en respaldo del hombre que lidera algo parecido a una unidad opositora. Argentina, Chile y Perú, en primera instancia, condenaron lo que Guaidó definió como un nuevo golpe de estado.
“El mensaje habría sido este: si asumes la presidencia de manera formal y pública, vas preso. Estás advertido”, aventuró el general retirado Antonio Rivero, compañero de partido de Guaidó y exiliado en Estados Unidos.
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