El ministro de Defensa de Colombia, Guillermo Botero, informó que el autor material del atentado en la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander, en el sur de Bogotá, habría tenido una relación muy cercana con el comando central del grupo armado del Eln.
Un hecho bastante grave para las negociaciones de paz de ese grupo con el gobierno del presidente Iván Duque, cuya personalidad difícilmente le hará sentarse a negociar bajo presión. Peor bajo hechos consumados como el criminal atentado contra la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander donde la cifra de muertos superaba la veintena, con decenas de heridos.
Es simplemente impensable que en estas circunstancias un presidente como Duque vaya a continuar con un proceso de negociación, en los términos que era llevado por su antecesor, Juan Manuel Santos, y en el que actúo de intermediario el expresidente de Ecuador, Rafael Correa.
Un país como Colombia difícilmente se va a poner de acuerdo para continuar unos diálogos con una guerrilla como el Eln que ha demostrado poder llegar a límites inimaginables de crueldad. El atentado, en la forma como fue ejecutado, con una persona inmolada en el carro bomba que cruzó las barreras de control de una escuela de formación de oficiales de la Policía, solo muestra hasta donde esa gente es capaz de llegar.
Es un tema que será ampliamente debatido, porque además el gobierno de Duque tendrá un amplio respaldo internacional en cualquier decisión que vaya a adoptar, porque una pregunta que ha surgido inmediatamente, por los campamentos del Eln descubiertos en territorio venezolano y por el discurso belicista de Nicolás Maduro contra Colombia, es hasta qué grado de intervención e injerencia pudo tener Venezuela en el sangriento atentado o qué grado de conocimiento pudo tener el régimen chavista en la logística montada.
El fiscal colombiano, Néstor Humberto Martínez, ha reconocido no tener elementos o evidencias materiales probatorias que permitan hacer un compromiso de responsabilidad transfonteriza, pero también ha reconocido tener información sobre la presencia de comandantes guerrilleros del Eln que actúan desde territorio venezolano.
Si hubo algún tipo de apoyo a aporte del régimen chavista para el atentado en Bogotá sería un tema muy delicado a nivel internacional, porque de por medio también está la polémica desatada dentro y fuera de Venezuela sobre quién es el presidente legalmente constituido: ¿Maduro o Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional?
Lo más probable es que entremos en una situación sumamente compleja a nivel geopolítico si se llega a comprobar alguna intervención del régimen chavista en el atentado en Colombia, así sea mínima, y después está el problema del terrorismo en sí mismo que ha mostrado su rostro más brutal.
Y no hay que olvidar el problema en las fronteras, porque la migración venezolana sigue siendo masiva y ahora en Colombia habrá la preocupación por saber quién entra a su territorio, porque el gobierno venezolano bien pudo aprovechar la crisis migratoria de gente que sale a buscar asilo, comida, medicinas…, para infiltrar a sus partidarios en países que no considera amigos o aliados.
Ese es un problema que pudo derivarse hacía Ecuador, porque acá también ha entrado mucha gente de Venezuela. ¿Llegaron infiltrados? Es una situación bastante compleja porque bien pudo cruzar la frontera gente que incluso podría estar vinculada con recursos del narcoterrorismo.
Es claro que el tema de la soberanía de países como Colombia y Ecuador debe respetarse y defenderse, pero el atentado ha demostrado que hay una preocupación muy genuina de las autoridades en cuanto a la seguridad de los ciudadanos.
Lo que ha quedado claro también es que el presidente Lenín Moreno no se equivocó al salirse de las mesas de negociación entre el Eln y el gobierno colombiano mientras no cesen los ataques terroristas. El Eln llegó a Quito porque el expresidente Correa ofreció al país como mediador en esos diálogos al expresidente colombiano Juan Manuel Santos.
Con el triunfo del presidente Duque, su personalidad política puso en evidencia que las negociaciones en Quito estaban mal enrrumbadas. El nuevo líder de Colombia tiene una visión y una estrategia diferentes a las de su antecesor.
Duque y Moreno han heredado un problema muy serio, con una Venezuela de por medio, donde su ministro de Defensa, Vladimir Padrino, aseguró que iba a ofrendar su vida por por Nicolás Maduro y por la revolución venezolana. Eso coloca muy claramente a las Fuerzas Armadas de ese país en una situación de desconocimiento total de la democracia, de las leyes y de la Constitución bolivariana a pesar de que van de un lado a otro enseñando su librito.
Por la dimensión del atentado en Bogotá solo queda esperar que ojalá estas cosas no se imiten. Por suerte no hay un Eln en los países vecinos, pero si preocupa que por las condiciones sociales y económicas que pueda atravesar un país se puedan avivar formas de protesta diferentes.
Felizmente la situación política en los países de la región ha cambiado. El cuestionamiento hecho por los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro, y de Argentina, Mauricio Macri, sobre la situación de Venezuela es muy diferente a la agendada en los años de Cristina Fernández y Lula da Silva, uno preso por un caso de corrupción y otra enjuiciada también por un caso de corrupción.
Todo esto va a incidir en la geopolítica de la región, al igual que la situación de Chile y Perú, el primero que ha cumplido cuatro décadas de alternabilidad democrática, y el segundo con unos 25 años de crecimiento económico sostenido y una alternabilidad democrática a pesar de los problemas de corrupción alrededor de Odebrecht.
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