“La activista de derechos humanos de más edad de Rusia Ludmila Alexéyeva, miembro del Consejo Presidencial de Rusia para la Sociedad Civil y los Derechos Humanos y responsable del Grupo de Helsinki de Moscú, murió en Moscú a los 91 años”, indicó la institución en un comunicado.
El presidente del Consejo, Mijaíl Fedotov, señaló que la defensora de derechos humanos falleció en un hospital moscovita después de haber estado ingresada en ese centro durante las últimas semanas.
“Los médicos hicieron todo lo que pudieron para proporcionarle un tratamiento y atención apropiados, pero desafortunadamente su corazón no pudo resistir más”, señaló a la agencia Interfax.
Al conocer la noticia del fallecimiento de la activista, la defensora del Pueblo ruso, Tatiana Moskalkova, dijo que Alexéyeva siempre será un símbolo de la lucha por los derechos humanos y la justicia.
Alexéyeva fue una destacada disidente soviética y uno de los miembros fundadores del Grupo de Helsinki de Moscú, creado para supervisar el cumplimiento de la Unión Soviética con los Acuerdos de Helsinki de 1975.
En el Acta Final de Helsinki o Declaración de Helsinki 35 estados firmaron un documento en el que se comprometían a mejorar las relaciones entre Occidente y los países comunistas.
Ganadora en 2009 del premio Sájarov junto a otros activistas rusos y nominada en dos ocasiones (2012 y 2013) al premio Nobel de la Paz, así como galardonada en 2015 con el premio Václav Havel de Derechos Humanos, Alexéyeva labró su fama en los años 60.
Escribió varias peticiones en defensa de los presos políticos y en protesta contra la invasión soviética de Checoslovaquia (1968), lo que le costó la expulsión del partido.
Entonces expresó su desacuerdo con la imperialista doctrina de “soberanía limitada” aplicada por Moscú en relación con los países que en aquel tiempo eran miembros del Pacto de Varsovia.
Ante la amenaza de detención, tuvo que emigrar en 1977 a Estados Unidos, de donde regresó en 1993, dos años después de la caída de la URSS.
En una entrevista con Efe en 2015, Alexéyeva, eterna candidata al premio Nobel de la paz, consideró que Rusia no será una democracia hasta que supere “el síndrome imperial”.
Lo dijo un año después de la anexión ilegal de la península ucraniana por parte de Rusia.
Alexéyeva, que nació el 20 de julio de 1927 en Crimea, dijo en esa entrevista que consideraba asfixiante la involución democrática vivida desde el retorno de Vldimir Putin al Kremlin en 2012 y la persecución de las organizaciones no gubernamentales califcadas de “agentes extranjeros”.
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