El actual contexto caracterizado por la elevada incertidumbre que se ha desatado en el país, desde el 27 enero de 2018, cuando se produjo el primer atentado con un coche bomba en el Cuartel Policía de San Lorenzo (cantón de Esmeraldas, fronterizo con Colombia) parece haber marcado un antes y un después en la vida cotidiana de los ecuatorianos, que nunca han experimentado acontecimientos de esta naturaleza.
Los diversos hechos que se desenlazan de manera consecutiva hasta llegar a un aparente clímax de violencia con la muerte del periodista Javier Ortega, del fotógrafo Paul Rivas y del conductor Efraín Segarra, que conformaban el equipo periodístico de El Comercio, presagian la intensificación de un tipo de conflicto nunca antes vivido en Ecuador, que ha logrado poner en vilo a la población; y, ha puesto de manifiesto las debilidades de los sistemas de inteligencia en su conjunto (militar, policial y estatal), la incapacidad del gobierno de maniobrar estratégicamente en la esfera de comunicación, con lo cual se han cedido espacios a la incertidumbre, debido a la inexistencia de discursos que unifiquen versiones oficiales y eviten la proliferación de criterios que incrementen la desesperación de los ecuatorianos.
Con todo, este conflicto ya se veía venir en imágenes crudas, que retumban en la memoria de los ciudadanos, como aquellas de los cuatro militares destrozados, que fallecieron producto de la explosión de los aparatos caseros denominados “morteros artesanales” que en manos del Frente de las FARC-EP, Oliver Sinisterra, al mando de alias ‘Guacho’, parecían ser casi juguetes-instrumentos.
La comunicación es un entramado de mensajes con intenciones específicas de quien produce los discursos y de quien los reconoce como tales, y que no son necesariamente percibidos a simple vista
Estos hechos han provocado la mediatización de un sinnúmero de análisis y comentarios -algunos con elevado grado de especulación con tintes amarillistas- en materia de seguridad, defensa e inteligencia. Todos ellos, en conjunto, han configurado una particular esfera de la opinión pública, promoviendo la intensificación de la incertidumbre derivada de un abrumador bombardeo de criterios, definiciones, conceptos vaciados de contenido, que lejos de lograr aclarar el panorama, han contribuido a producir desinformación y confusión, cuya consecuencia palpable es una creciente sensación social de miedo.
En medio del incesante ruido provocado por un juego, casi mórbido, al que se le ha obligado entrar a los ecuatorianos, derivado de imágenes, textos, discursos en radio, prensa, televisión y medios digitales, al parecer nadie se ha detenido a interpretar con mayor detenimiento el sentido no convencional, es decir aquel que se encuentra manifestado con sutileza entre las líneas de los mensajes que circulan descontroladamente y, de esta manera, incrementan la incertidumbre.
Por tanto, presento una aproximación, como línea analítica inicial que busca generar opinión, debate y contraposición, con el objeto de mirar más allá de lo explícito del discurso, porque la comunicación es un entramado de mensajes con intenciones específicas de quien produce los discursos y de quien los reconoce como tales, y que no son necesariamente percibidos a simple vista.
Este ejercicio analítico se orienta a conjugar algunas herramientas del análisis de discurso, combinadas con otras de la producción de inteligencia en fuentes abiertas escritas. Se trata de identificar los elementos clave de cada uno de ellos hacia la concreción de lo que denomino un “mensaje aglutinante” de los cuatro comunicados principales emitidos por el Frente Oliver Sinisterra, que encarnaría la voz de alias ‘Guacho’ y los dos vídeos de los secuestrados asesinados, que fueron canalizados por el canal colombiano RCN.
De esta manera, se pueden identificar aspectos de mayor amplitud que aporten a la configuración de una respuesta de comunicación estratégica del Estado ecuatoriano que trascienda la sola acción reactiva y dispersa, evidenciando impotencia y derivando en mayor exasperación por parte de la población.
Es así como, al analizar los comunicados -sin descuidar parámetros que permiten garantizar la confiabilidad del análisis que se incluye en este comentario-, muestro algunos hallazgos al desentrañar las estructuras discursivas y estrategias en su construcción, sobre las cuales se han tejido los principales mensajes del Frente Oliver Sinisterra que no se han interpretado adecuadamente. Todo esto a propósito de la situación de conflictividad, las acciones militares cumplidas por los aparatos de fuerza ecuatorianos y colombianos, las acciones tácticas y respuestas del frente guerrillero, los diversos contextos situacionales y mediáticos y, la configuración de una esfera pública específica, derivada del escenario en que se vive y que va cobrando características inusitadas. Esto como es obvio hace prever una situación compleja de largo plazo que no muestra visos de solución, si el gobierno no implementa de manera urgente una estrategia de comunicación capaz de identificar las acciones concretas para lidiar con el escenario que se nos presenta, a sabiendas que la guerra de percepciones y operaciones sicológicas desarrolladas por la gran estructura que sostiene a ‘Guacho’, a las que se suman aquellas instrumentadas por el aparataje comunicacional colombiano, es un factor muy sensible que debe ser considerado de manera oportuna y generar acciones institucionales inmediatas, pero equilibradas.
Quisiera enfatizar en que los discursos, como actos de enunciación, están situados y determinados por condiciones históricas, como por ejemplo los matices y desarrollo que ha tenido el conflicto colombiano y su incidencia en la frontera ecuatoriana, con especial énfasis tras el Ataque de Angostura de 2008, que develó dinámicas desarrolladas en el cordón fronterizo por las actividades de los grupos armados colombianos al margen de la ley, impulsando a la par “estilos” sui generis –por decirlo menos- de relacionamiento con los pobladores y campesinos de las zonas de ambos lados. En medio de esto, la política exterior oficial de Ecuador ha mantenido frente a la presión de la política exterior de Colombia una marcada oposición al estilo del soliloquio de Hamlet “ser o no ser”, en tanto “involucrarme o no” en el conflicto colombiano, que ha servido como una cortina de humo, cuando la realidad nos devela otra cosa distinta. Queramos o no: ¡¡ya estamos involucrados!!.
De igual manera, los discursos construidos en torno a la situación coyuntural actual son puestos en escena en situaciones comunicativas concretas con la concurrencia de múltiples enunciadores con intereses políticos e ideológicos, cuya punta del ovillo la lleva alias ‘Guacho’ que, en definitiva, ha marcado la agenda mediática; en otras palabras influye en qué decir, qué temas tratar, con qué importancia y con qué temporalidad, todo lo cual se aplica no solo a la prensa, radio y televisión, sino de manera particular a los medios digitales. Indudablemente estos últimos ha sido exacerbados por un constante de informaciones, chats, comentarios de toda índole que han sobresaturado el espectro de las audiencias digitales, con actividad interactiva de 24 horas. Como es obvio suponer esta dinámica está consolidando un ambiente de creciente tensión, y que en mi criterio está desatando una verdadera paranoia ciudadana frente a potenciales acciones terroristas.
Los contenidos de estos comunicados, sin duda, van afectando la memoria de largo plazo, porque ubican a lector en la “escena de lucha guerrillera” de vieja data en Colombia, activando un estado emocional negativo
En este punto, igualmente, quiero referirme al protagonismo del discurso oficial colombiano que ha marcado la “construcción” de versiones de los diversos acontecimientos, especialmente desde la cadena de radio y televisión RCN, de cobertura nacional e internacional, de lo que ocurre no solo en el lado colombiano, sino en el lado ecuatoriano. Esto resulta francamente inverosímil, frente a la debilidad de un manejo estratégico de discurso oficial ecuatoriano, y de sus evidentes vacíos, que ya le están pasando una factura negativa el país, por los elevados costos que genera la desinformación y confusión en el estado emocional de los ecuatorianos.
Desde la perspectiva ideológica también, los comunicados de la “agenda de mensajes” de Guacho se basan en la creación de mecanismos de fuerte referencialidad (hacer creer que se dice algo con una intención cuando en realidad, la versión que se pone a jugar en los medios tiene otra intención), con el claro propósito de influenciar en la manera de pensar, sentir y actuar del conjunto de actores de la sociedad tanto ecuatoriana como colombiana.
Lo clave para comprender este momento es que detrás de los anuncios oficiales del Frente guerrillero -lo asumo como tal, porque no son disidentes nuestros, sino de Colombia y ellos mismos se han autodenominado como guerrilla activa- existe un claro seguimiento de protocolos informativos, que responden al ethos del Frente Oliver Sinisterra, que se erigen en medio de una clasificación de informaciones clave que ponen en circulación, uso remarcado de seudónimos, y la denominada capacidad de lacramiento de la información, es decir el hecho de “poner marca” a aquellas comunicaciones de regreso que generan ruido o problemas, sea por una respuesta directa no esperada o por un silencio frente a ellas, que determinan ciertas líneas de acción coherentes e inmediatas con lo anunciado o solicitado en los comunicados oficiales del Frente.
Además, al contrastar varios de los comunicados del grupo, se evidencia la siguiente estructura:
El contenido de los mensajes en general es breve e institucionalizado, en un estilo directo. Hace referencia de modo permanente al “nosotros” como grupo, el Frente Oliver Sinisterra, para denotar solidez y espíritu de cuerpo y cumplimiento, casi como un ritual, de las normas de formalidad para este tipo de discurso. La insinuación de los mensajes es pragmática, para conminar a acciones inmediatas, por parte de los lectores, audiencias, usuarios. Tras una aparente frialdad y desapego emocional de la expresión -que puede percibirse en análisis de inteligencia de esta fuente abierta- se escuda un sujeto discursivo que corresponde a la tipología temperamental biliosa. En otras palabras, un sujeto colectivo de la enunciación con una mentalidad analítica, lógica, racional y precisa que no anda por las ramas y con resoluciones inquebrantables, con elevados niveles de tenacidad, exigencia y perseverancia.
Estas características aparecen a simple vista en los comunicados que además se matizan por una presentación cuadrada en su diseño, que obliga una lectura vertical. Esta ruta de lectura propuesta, está marcada por el aparecimiento inicial del imagotipos de las FARC-EP, el simbolismo de su bandera y de las armas cruzadas, que para la guerrilla ostentan un valor altamente emblemático y de pertenencia que se proyecta en los textos dándoles coherencia, mayor valor semántico y facilitando su comprensión. Es más, los contenidos de estos comunicados, sin duda, van afectando la memoria de largo plazo, porque ubican a lector en la “escena de lucha guerrillera” de vieja data en Colombia, activando un estado emocional negativo.
De igual manera, el sentido del liderazgo proyectado en la línea discursiva, corresponde a un sujeto colectivo decidido, que ofrece solución a un problema específico planteado, mostrando control y dominio de su espacio y dejando la responsabilidad en las manos de otros, en torno a decisiones clave. Esto es el caso de las acciones que se esperaban de las autoridades ecuatorianas para preservar la vida de los secuestrados de, un lado, y evitar la agudización del conflicto, de otro, exacerbado por el creciente número de pérdidas humanas, como fue el de las Fuerzas Armadas, tanto ecuatorianas como colombianas.
El uso de mayúsculas y negrillas en títulos y como remarcadores de nombres son empleados para resaltar y llamar la atención, sobre objetos o personas específicas.
Para construir una estrategia comunicacional que permita articular acciones discursivas, sean de defensa, ataque o neutralización, urge tomar en cuenta los siguientes aspectos, que entre otros permiten definir y entender el perfil “discursivo” que se desprende de los mensajes contenidos en los comunicados de las FARC-EP; en suma, “ el espíritu de los comunicados”.
En un sentido amplio, se puede señalar que el grupo se ciñe a un “código de honor”. Salta a la vista que los comunicados se han construido sobre un conjunto de principios que rigen las acciones del Frente guerrillero. Esta consideración debe ser vista como una alerta de la seriedad con la que “habla” la agrupación, y que en apariencia no habría sido tomada en cuenta por las autoridades. Esta actitud, seguramente hizo sentir a la agrupación que el Estado la estaba subestimando.
De manera similar, los textos dejan notar una gran serenidad narrativa. El ritmo que provoca la estructura se muestra sumamente estable y guarda un sentido de coherencia, orientado a la capacidad de enfrentar con extrema serenidad cualquier situación de conflicto, sin mostrar ningún rasgo de debilidad. Por el contrario, se percibe un discurso sin sobresaltos que denoten pérdida de equilibrio emocional.
Es indispensable situar “al otro” y descifrar sus intenciones (agendas) para construir mecanismos y mensajes adecuados para construir la paz.
Finalmente, se sugiere prestar mucha atención al contexto político en el que nacen estas narraciones, para ello se debe trascender la discusión en torno a la pertenencia o no de la agrupación a las FARC-EP, toda vez que los comunicados incluyen elementos identificativos propios, como un tipo de saludo y de despedida específicos, que deben ser tomados en cuenta por el valor simbólico que representan para las personas que enarbolan su bandera. No se puede descuidar que este contexto discursivo define el “lugar” desde el que se “habla” y se caracteriza por la promesa de principios revolucionarios anclados a un sentido de moral muy alto que resulta en una significación altamente revolucionaria. Tampoco se puede olvidar que este tipo de discursos buscan reproducir los principios fundantes organizativos de lealtad y fidelidad que se enfocan, en gran medida, a generar confianza en las poblaciones cercanas, mostrándoles respeto y protección.
Esta breve reflexión busca motivar estudios y debates de mayor profundidad en torno a la estructura discursiva de esta agrupación, cuyos resultados serán de gran utilidad para construir estrategias de comunicación que aporten a la tranquilidad de la ciudadanía y, sobre todo, permitirían obtener las claves necesarias para emplear códigos y palabras que logren un pacto comunicacional óptimo en el caso en que se produzcan negociaciones. En definitiva, es indispensable situar “al otro” y descifrar sus intenciones (agendas) para construir mecanismos y mensajes adecuados para construir la paz.
Finalmente, es tarea de los organismos, instituciones, entidades vinculadas con la construcción discursiva del gobierno y de los medios de comunicación, líderes de opinión y expertos en las temáticas, articular voces claras de información, orientación y análisis que permitan a los ecuatorianos discernir y situar adecuadamente el momento y sus comportamientos futuros.
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