La furia devastadora del huracán Michael, con vientos sostenidos de hasta 250 kilómetros por hora, arrolló este miércoles el noroeste de Florida, provocando además de severos destrozos e inundaciones, al menos dos muertes: un hombre que estaba en su casa cuando un árbol se desplomó sobre la vivienda, según informaron las autoridades del condado de Gadsden. Y una niña de 11 años en el Estado vecino de Georgia.
El huracán fue el más potente registrado en Florida en al menos un siglo. Si se mide por la baja presión atmosférica, es el tercero más intenso en azotar al Estados Unidos continental y, por la velocidad del viento, es el más grave desde Andrew en 1992. Michael llegó a Florida considerado un huracán de categoría 4 dentro de una escala de 5, pero posteriormente al ceder ligeramente la fuerza del viento cayó a la categoría 3, según avanzaba hacia Alabama y Georgia. Durante la noche, la categoría seguía bajando. Llegó a la más baja: 1 para posteriormente degradarse en tormenta tropical.
Poco importaba ya la categoría para los habitantes de ciudades como Tallahassee, Panama City, Mexico Beach o Apalachicola. Michael solo había dejado destrucción a su paso. Casas sin tejados, hogares desplomados como castillos de naipes, transformadores que explosionaron dejando sin luz a unas 388.000 viviendas y establecimientos, árboles arrancados de cuajo y ramas que quebraron lo que pudieron en su caída.
Desde Panama City llegaban informaciones de carteles de carreteras retorcidos por la fuerza del viento. Más árboles caídos. Falta de luz. Ventanas destrozadas. Michael, que se fue fortaleciendo en los últimos días gracias a las cálidas temperaturas de las aguas del golfo de México, tocó tierra en Mexico Beach alrededor de las 12.30 hora local, en la zona noroeste de Florida.
Esa pequeña localidad, de menos de 2.000 habitantes, quedó totalmente anegada por el embate de la subida del nivel del mar. Cerca de dicha ciudad, al oeste de Tallahassee, falleció la primera víctima de Michael.
Las autoridades habían advertido de que las inundaciones podrían llegar hasta los cuatro metros de altura y habían calificado los fuertes vientos de potencialmente “catastróficos”. Michael se fortaleció durante la madrugada del miércoles y se convirtió en un fenómeno “extremadamente peligroso”, según el Centro Nacional de Huracanes de EE UU (NHC, por sus siglas en inglés). Sin lugar a dudas, es el fenómeno meteorológico más fuerte del año en Estados Unidos. El reciente huracán Florence, que afectó principalmente a Carolina del Norte dejando decenas de muertos, bajó de categoría 4 a 1 nada más tocar tierra.
“Estamos absolutamente preparados, la única gran prioridad es salvar vidas”, dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, en un acto en la Casa Blanca. El republicano, que tiene previsto visitar la zona afectada el domingo o el lunes, aseguró que las autoridades tienen almacenadas grandes cantidades de comida y agua que se distribuirán “inmediatamente” tras la tormenta.
El gobernador de Florida, Rick Scott, ha urgido a la población durante los últimos dos días a abandonar la zona, pero este miércoles por la mañana les informaba de que ese momento ya había pasado y les recomendaba buscar refugio porque el tiempo para evacuar por carretera o cualquier otro medio se había agotado. El político republicano fue tajante: “Es demasiado tarde para huir. No salga a la calle en medio de esto (…) No va a sobrevivir. Es mortal”, dijo. “A lo largo de nuestra costa, las comunidades verán una devastación inimaginable”, advirtió.
Trump ha declarado el estado de Emergencia para la totalidad de Florida, abriendo la puerta a la asistencia federal, apoyada por las agencias de respuesta ante emergencias tanto estatales como locales. También hay declaraciones similares en partes de Alabama, Georgia y Carolina del Sur. Los avisos y recomendaciones de vigilancia del NHC por Michael abarcan Florida, Alabama, Misisipi y las dos Carolinas (aún afectadas por el paso del huracán Florence).
Cerca de 2.500 integrantes de la Guardia Nacional de Florida han sido movilizados y están preparados para participar en operaciones de ayuda humanitaria, el mantenimiento de la seguridad y búsqueda y rescate de personas. Cuentan con más de 1.000 vehículos especiales para inundaciones, 13 helicópteros y 16 embarcaciones.
Parte del impacto de Michael se notó de antemano en la producción energética y las plataformas petrolíferas marítimas del golfo de México. Las compañías se vieron forzadas a recortar el martes un 40% la producción de crudo y cerca de un 30% la de gas natural.
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