Los padres helicóptero se caracterizan por sobrevolar la vida de sus hijos, advirtiéndoles todo el tiempo de los posibles peligros, sobreprotegiéndolos, evitando que comentan ciertos errores, y a menudo eligiendo por ellos, evitándoles valiosas oportunidades de aprendizaje a través del error y de la toma de decisiones. En este estilo parental llamado también “padres dron” o “padres sobreprotectores” el control y la sobreprotección son actitudes permanentes.
Encontrar el equilibrio en la crianza de los hijos, no es tarea sencilla. En general los padres deseamos y buscamos lo mejor para ellos. Sin embargo, es importante concientizar que caer en alguno de los extremos de los patrones de crianza como la periferia y desapego o el excesivo control y sobreprotección dejan secuelas que afectan el desarrollo psicoemocional de los hijos.
Las consecuencias de un exceso de control y sobreprotección en los niños están vinculadas a la inseguridad, baja autoestima, sugestión al pensar que todo lo que hacen está mal o no es suficiente, incapacidad para la toma de decisiones, mínima independencia; en general, se sienten menos capaces de lidiar con los desafíos que demanda el propio crecimiento.
La autonomía y la independencia son habilidades que se ejercitan y se interiorizan desde temprana edad. De allí que los padres debemos permitir que nuestros hijos vivan esas experiencias dentro del día a día como habilidades para la vida, por Ejemplo: Hacer la cama o poner la mesa. Que los niños asuman decisiones y adquieran compromisos propios de su edad, les lleva al cumplimiento de responsabilidades que lo forjarán para su vida adulta.
Todas las consecuencias mencionadas, respecto a este patrón o estilo de crianza hacen relación a posibles disfunciones afectivas, vinculadas con estados depresivos o de ansiedad. Varias teorías hablan sobre la importancia de la autorrealización humana, respecto a la necesidad de sentirse feliz con los logros obtenidos y que son alcanzados paso a paso. Conquistar esferas relacionadas a la seguridad, confianza, vinculación social, nos alimentan emocionalmente y nos conducen a sentirnos bien. Para que esto ocurra, los niños deben vivir esas experiencias que normalmente los padres helicóptero se proponen vencer para allanar el camino y facilitar la vida de sus hijos.
En los primeros años de vida, un niño necesita de cuidados y atención permanente, sin embargo, mientras el niño va creciendo las necesidades y demandas son diferentes. El niño empieza a ganar autonomía, va tomando decisiones propias y va construyendo su personalidad. Entonces, los padres y cuidadores debiéramos reaccionar y tomar la distancia oportuna, permitiendo que los pequeños se desenvuelvan por sí mismos.
“Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo”, decía la educadora María Montessori y tiene relación con este tema: el niño casi siempre quiere hacer las cosas por sí mismo. Naturalmente él quiere explorar es algo innato.
Frases como “ten cuidado “, “te vas a caer” o “yo lo hago por ti” son usadas con frecuencia, lo que ocasiona que el niño deje de intentar y las repercusiones futuras derivan en adultos que necesiten siempre la aprobación de otra persona para tomar decisiones en cualquier ámbito de su vida.
Como adulto debemos analizar y reconocer si fuimos educados bajo un estilo de crianza sobreprotector, para tomar conciencia y evitar reproducir el mismo estilo de crianza con nuestros hijos, es decir romper patrones disfuncionales heredados.
En nuestra sociedad, existe un enorme temor a la equivocación y al error. Por ese motivo, los padres buscamos que siempre les vaya bien a nuestros hijos, desconociendo la importancia de superar los errores para aprender de ellos. Es imposible no equivocarnos, lo relevante es aprender frente a esa equivocación. Los niños necesitan equivocarse y los adultos también.
Estos son los puntos de alerta en diversos estilos parentales:
A los niños debemos dejarlos ser, dejar que tropiecen, que jueguen, que canten, que se ensucien y que elijan. Porque ellos innatamente buscan independencia y autonomía del adulto.
Algunas de las sugerencias para evitar un estilo parental basado en la sobreprotección son las siguientes:
• Asignarles responsabilidades para que vayan adquiriendo autonomía.
• Plantear metas de acuerdo a la edad.
• Darles pequeños encargos a medida que van creciendo.
• Permitirles “ser” ellos partiendo de la seguridad y el amor.
• Darles las herramientas para superar los obstáculos, no hacer las cosas por ellos.
• Proyectarles seguridad, entusiasmo, autoestima, educamos con el ejemplo.
• Estimularlos para que investiguen y socialicen.
• Anticipar eventos, hacerlos participes de decisiones, involucrarlos activamente en la vida familiar.
• Dejarles que tomen cierto tipo de decisiones, dentro de las opciones que la familia establezca (limites).
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