Ecuador vivió el episodio desde el primer año de un gobierno que se decía revolucionario, nacionalista, antiimperialista y antisionista, de paso, con la recopilación de todas las teorías de la conspiración montadas por el líder de ese esperpento llamado socialismo del siglo XXI, Hugo Chávez.
Así se fue forjando una Ley de Comunicación que ahora intenta ser reformada aunque debería ser derogada porque su espíritu es el control de la información por el poder de turno, porque fue una copia de lo que hizo Hugo Chávez con la prensa en Venezuela donde cualquier denuncia sobre actos indebidos de funcionarios públicos era calificada como complot y el periodista de antipatria.
Ahora pasa en una de las potencias del mundo occidental con Donald Trump a la cabeza. Trump había citado a director del diario The New York Times a una reunión off the record en la Casa Blanca el 20 de julio y algo más de una semana después usó su cuenta de Twitter para hacer público ese encuentro.
“Tuve una reunión muy buena e interesante en la Casa Blanca con A.G. Sulzberger, director del New York Times. Pasamos mucho tiempo hablando sobre la gran cantidad de noticias falsas publicadas por los medios y cómo las Fake News se han convertido en “Enemigas de la Gente”. ¡Triste!”.
Ese fue el mensaje de Trump que ha tildado a la prensa y a los periodistas de enemigos de los estadounidenses, antipatriotas, y que ha calificado a los reporteros que cubren su gestión como la gente más deshonesta del mundo.
A.G. Sulzberger, quien tomó las riendas del prestigioso diario estadounidense el 1 de enero de 2018, difundió un comunicado en el que ha asegurado que el tuit del presidente Trump convierte la reunión entre ambos en pública y ha descrito un encuentro duro y contundente.
“Le advertí que este lenguaje inflamado está contribuyendo a un aumento de las amenazas contra los periodistas y que conducirá a la violencia. (…) En repetidas ocasiones hice hincapié en que esto es particularmente cierto en el exterior, donde la retórica del presidente está siendo utilizada por algunos regímenes para justificar drásticas represiones contra los periodistas. Le advertí que estaba poniendo vidas en peligro, que estaba socavando los ideales democráticos de nuestra nación, y que estaba erosionando una de las mayores exportaciones de nuestro país: un compromiso con la libertad de expresión y la libertad de prensa. (…)”
Horas más tarde de publicado el comunicado, Trump lanzó nuevos ataques contra la prensa, diciendo que son los medios los que “ponen vidas en riesgo, no solo las de los periodistas… al revelar las deliberaciones internas de la administración”. “El fallido New York Times y el Washington Post de Amazon no hacen más que escribir artículos malos, incluso en historias de éxito muy positivas, ¡y nunca cambiarán!”
Donald Trump en sus reiterados ataques contra la prensa de su país, con las Fake News como bandera, porque hasta lo que dice y está grabado pasa a ser mentira si considera que afecta su imagen, erosiona sin duda uno de los mayores baluartes defendidos por Estados Unidos: la libertad de expresión y la libertad de prensa, el punto nuclear de cualquier democracia.
Trump es el ejemplo de la persona que nunca aceptará cometer errores, porque en su mundo cree que todo lo hace bien, hasta el creer tapar con dinero sus encuentros sexuales con actrices porno, pese a que deja documentado todo, con abogados y cheques de por medio, como para que cualquier reportero pudiera reconstruir esa historia. Una historia que le incomoda porque le revela como una persona con muchos más defectos que virtudes.
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