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El Imperio de los AK 47 de Daniel Ortega

Antonio Aguirre Fuentes (+)
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
domingo, julio 1, 2018
El psicoanalista Jacques Lacan decía que las revoluciones giran, literalmente, 360 grados. Vuelven al mismo sitio: un nuevo poder, muchas veces peor
Tiempo de lectura: 4 minutos

Todavía no veo un rumbo cierto en Nicaragua. Hay voces optimistas que dicen que Ortega, el viejo dictador del nuevo estilo populistas, caerá sin remedio. Pero, ¿cuándo, a qué costo de vidas humanas?

Los sabios del combate urbano dicen: no tires piedras a los que tienen armas de fuego. La estrategia del estado lumpen-policial del orteguismo se conecta muy bien con la estrategia represiva de los chavistas de Maduro. Nadie como los izquierdistas en el gobierno para saber cómo aplastar las insurrecciones populares: empiezan por quitarles la calificación de “populares”. Las redefinen como “vandálicas”, expresiones del “golpe blando” de la derecha, dirigidas por el imperialismo. Por cierto, siempre en todos los movimientos sociales de magnitud interviene la geopolítica de las potencias, pero esto no deslegitima la causa de los nicaraguenses que piden libertad y el fin de la dictadura de Ortega.

Las noticias nos llegan por diversos medios, incluso por el twitter #SOSNICARAGUA. Ortega ha ido rápido. Primeros días: bastonazos y gases lagrimógenos de los anti-motines. Casi de inmediato las “turbas”, gente de las juventudes sandinistas, la fuerza de un lumpen organizado que recorre en sus camionetas las calles de Managua y de las míticas ciudades de la rebelión de fines de los setenta contra Somoza: Masaya, León, Matagalpa, Chinandega, Tipitapa, Jinotega, Esteli, y cuántas más. Armado abiertamente, sin embargo, este lumpen policíaco oculta su rostro. Es el imperio de las escopetas y de los infaltables AK 47, contra un pueblo pobre y contra la juventud, que han decidido no soportar más la opresión. La Iglesia Católica, la de Nicaragua, se ha puesto del lado de los pobres.

Cuando la policía es la delincuencia organizada, el pueblo está por su cuenta: terriblemente solo

La gente del pueblo está desarmada, tal como lo quiere la doctrina ladina de los socialistas, con sus prédicas sobre la paz y la no violencia. El ciudadano está indefenso frente a la delincuencia común, en espera del auxilio del policía, que llega tarde o nunca. Cuando la policía es la delincuencia organizada, el pueblo está por su cuenta: terriblemente solo.

La gente que lucha contra Ortega “tranca” las calles, se defiende con piedras y pirotecnia. Su objetivo es paralizar a la sociedad y rendir por cansancio a la dictadura, obligándola a una decisión moral, la renuncia. Lenin en 1905, en Moscú, creyó que una guerrilla urbana, con bombas y pistolas, vencería a los cosacos del Zar; fracasó y tuvo que esperar 12 años para que una fuerza organizada, la Guardia Roja, respaldada por regimientos insurrectos, lo llevara al poder. Hoy Ortega también tiene una banda armada: policías, soldados y su propia guardia, la Juventud Sandinista, esa que el pueblo llama “las turbas”. Emplea ese poder sin ningún escrúpulo, ataca manifestaciones, invade barrios, incendia casas de opositores, saquea, mata, hiere, apresa y tortura. Ortega reprime y miente, se calla y se oculta.

El dictador de Nicaragua no tiene ninguna consciencia moral. Se sujeta al trono que ha construido anulando la división de poderes, conforme al plan populista latinoamericano. Sobre todo tiene a su favor el apoyo de los autoritarismos mundiales: Rusia, China, Cuba, Irán, Venezuela, Corea del Norte, y puede ahora agregar a su lista al Sultán de Turquía, Erdogan.

¿Qué podría cambiar esto? Las vías legales, más civilizadas, están cerradas, simplemente son inoperantes. El llamado Estado de Derecho tiene que ser restablecido por una medida de excepción. Es el inevitable fallo lógico de todo sistema político. Un acto de excepción es lo que se requiere, la postergación trae más muertes, apresamientos y éxodo masivo. Es lo que ha pasado en Venezuela.

La división formal de poderes no es una garantía suficiente. En Cuba la guerrilla de Castro se transformó en el ejército de los Castro. El caso de Ortega no es muy diferente: la guerrilla sandinista se convirtió en el ejército orteguista. Hugo Chávez, militar golpista, con la asesoría de los Castro una vez elegido hizo a las fuerzas armadas su instrumento. Esto no ocurrió en los otros populismos de izquierda en el poder; no sucedió en Argentina, ni en Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia, ni felizmente en Ecuador. ¿Para qué quería Correa 10.000 AK 47 chinos? ¿para armar a sus bandas correistas? Las fuerzas armadas ecuatorianas salieron al paso y tomaron en custodia esos rifles. Sería mejor devolverlos a la dictadura China, sin decir “gracias”, porque aquí no tenemos pandillas milicianas.

El gobierno de Lenin Moreno no es frontal en la situación de Nicaragua. Lo que hace por aquí, lo neutraliza por acá. Está en el espíritu de muchos izquierdistas aferrarse a una doctrina de poder absoluto con mil pretextos. Son izquierdistas, discípulos de Marx, pero luego, en el gobierno, son discípulos de Maquiavelo, el redescubierto referente gramsciano de los populistas.

Hay signos positivos de la cancillería ecuatoriana, exigiendo acatamiento a las propuestas de la CIDH. Sobresalen de una base de dualidad triste y cuestionable.

Las declaraciones de los gobiernistas invocan el respeto a la soberanía de Venezuela y Nicaragua. Son mentiras mayúsculas, propias de una moral tartufiana. Porque, hablando de los pueblos de Venezuela y Nicaragua, ¿hay allí otra “soberanía” que la de los dictadores que gobiernan?

* Integrante de ZADIG, Zero Abjection Democratic International Group, Red politica de psicoanalistas de la AMP

 

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8 Comments

  1. Carlos Márquez julio 10, 2018

    En defensa de Antonio Aguirre o Elogio de los pseudointelectuales

    Es poco probable que alguien como Antonio quiera una defensa. Me podría preguntar también si la merece. Al fin y al cabo uno escribe para algo de uno que no está claro, con la esperanza de echar allí un poco de luz. Lo que puedo con Antonio, siendo que no lo conozco tanto, es hacerle un homenaje y formularle un deseo. Un homenaje sobre un estilo que se distingue claramente. Me imagino que la inclusión de Buffon en la Academia tampoco fue bien vista por algunos. La diferencia es que en esa época las masas no estaban en las redes sociales, sino que se debatían en el problema de si la reina les iba a mandar pasteles ya que no había pan. Una reina austriaca en Francia, le ofreció a los parisinos su propia versión de las tarjetas de razonamiento. Así inventó el populismo. Pero eso no iba a durar demasiado, parece que los franceses preferían a un corso que se declarara emperador.

    La falta de rigurosidad de la que hago gala en toda esta serie de locuras que acabo de escribir, es parte del homenaje. Se trata del estilo del orador, que se opone al de quien escribe. El orador busca mover las pasiones, no el razonamiento. Tampoco es de mi agrado. Pero si algo tengo que decir de Antonio es que en 2012 mientras yo estaba escribiendo un libro sobre zombis, que realmente era un comentario a una obra de teatro de Ionesco, que realmente era una crítica al populismo venezolano, Antonio estaba hablando fuerte y claro en contra del autoritarismo que iba a terminar por desembocar en la desgracia actual de mi país. Yo en cambio tenía que seguir los sinuosos caminos de la censura. Lo conseguí tan bien, que tengo una foto presentando ese libro en una feria del libro chavista, en el Salón Hugo Chávez, donde colgaba una enorme foto del Comandante Eterno recién muerto. ¡Y los chavistas me aplaudieron!

    Podría decir que seguí ese camino sinuoso porque me sentía amenazado, después de todo diez años antes, apenas en 2002, había sido convertido en “objetivo militar” por los que habían sido mis amigos de la universidad por haber llegado de un viaje a Cuba horrorizado y diciendo a los cuatro vientos que iba a hacer oposición con todo lo que estuviera en mis manos, que tampoco es que era mucho, al gobierno de Hugo Chávez, presidente por el que había votado tres años antes. Pero mejor voy a decir que seguí ese camino sinuoso por una cuestión de gusto.

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  2. Carlos Márquez julio 10, 2018

    No es que yo fuera muy comunista para la época de esas elecciones – quién podía serlo seriamente en 1998 -. Realmente llegué al comunismo a destiempo. Diez años antes de lo de convertirme en “objetivo militar”, en 1992, entrando a la universidad, me metí en la Juventud Comunista y duré tres meses, al cabo de los cuales les escribí una carta diciéndoles que no se ajustaban a lo que yo había deseado. Yo quería un grupo de gente que estudiara y que tuviera una incidencia sobre las cosas. Por supuesto salí dando un portazo de esa partida de adolescentes como yo, pero cuya única credencial era que sus papás eran comunistas de pura cepa.

    Eventualmente llegué a “los lacanianos”. Era una gente que estudia y que tiene una incidencia sobre las cosas, pero con quienes también puede uno reír en serio. ¡Qué sería de mí sin el encuentro que tuve con ustedes!

    Y sí, los lacanianos dijimos cosas en Caracas en contra del autoritarismo, y hacíamos cine foros sobre “La Ola” y nos entrevistaban en la televisión y en la radio y la NEL con sus instancias comenzó a acompañarnos. Pero apenas salíamos a alguna Jornada o a algún Encuentro, una parte de nuestros colegas nos hacía saber que sospechaban que a lo mejor lo que pasaba es que eramos demasiado burgueses o que estábamos exagerando o que estábamos hipnotizados por los medios de comunicación, o peor aun, que hablaba en nosotros alguna subjetividad neoliberal. ¡Menos mal que Miller hizo lo que hizo en mayo del año pasado!

    Pero las cosas han mejorado, por lo menos ahora la izquierda latinoamericana tiene la vergüenza de decir “nosotros no somos como lo que pasa en Venezuela”. No bastó con que se inventara una versión caribeña de un Gulag que abarcó a toda Cuba, se tuvo que inventar un Holodomor tropical en Venezuela para que se diera este movimiento, y los políticos que antes se abrazaban con los artífices de ese Gulag y de ese Holodomor, ahora para tener la mínima posibilidad de ganar en unas elecciones tienen que tomar distancia. Eso tampoco va a durar mucho. Dentro de poco habrá unos cuantos que dándoselas de subversivos van a levantar fotos de la cara de Maduro como un héroe de los pobres del mundo, a los mismos que está matando de hambre y de enfermedades controladas por la ciencia desde hace tiempo, con la implementación sistemática y concienzuda de las políticas económicas del intelectual Alfredo Serrano Mancilla, vinculado con el partido político español PODEMOS y apodado “el Jesucristo de la economía”. O no se recordará nada, porque en esta parte de la tierra el mal sólo lo puede hacer la derecha.

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  3. Carlos Márquez julio 10, 2018

    Hasta ahí va a a llegar la muy delicada toma de distancia con respecto a “lo que pasa en Venezuela”. Pero ahí estaremos los cuatro millones de venezolanos que tuvimos que salir de allí, junto con gente como Antonio, molestando a quien haya que molestar.

    La vergüenza tiene una pata en lo real, nos lo recordaba recientemente Guy Briole en Medellín. Pero la vergüenza no parece ser más consistente que la afición latinoamericana por la telenovela. Frente a esa afición el estado de derecho, la división de poderes, los derechos humanos y los procedimientos legales que conllevan están desiertos de sentido. Se renueva su urgencia con cada catástrofe que producimos, pero apenas se despierta la “esperanza” de que haya algo más que esos procedimientos, una “democracia más auténtica” que esa simplemente “formal”, “burguesa” decíamos antes, apenas alguien encarna esa esperanza comenzamos todo de nuevo. Y esa repetición es lo que se llama populismo, aunque unos cuantos intelectuales de izquierda que dicen leer a Lacan tengan más de treinta años tratando de lavarle la cara.

    Una vez me dijeron que Kafka – pero qué me pasa con los austríacos hoy – se sentaba con Max Brod a leer lo que escribía y se reían mucho. El deseo que formulo sobre Antonio es el de que después de que escriba lo que escribe, se ria mucho releyéndose.

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  4. Antonio Aguirre Fuentes julio 10, 2018

    Estimado David, y por cierto estimados colegas de ZADIG, finalmente.

    Me alegra que podamos guardar un buen tono. Usted alude al odio. Sabe muy bien que se conjuga como un “odioamoramiento”. Se lo distribuye. Cada cual a su manera. Como entenderá tuve fantasías revolucionarias, o sea fantasías estúpidas y sangrientas. Felizmente no eran las únicas, había de las otras, más comunes y corrientes.

    Usted quiere que yo no haga una serie partiendo de Nicaragua. Cree que esto es un pretexto para una campaña anticomunista. Comprendo la especificidad de cada país. Eso salvó a Argentina y a Brasil del torrente de entusiasmo caudillista. Hay una división de poderes en estos países, que por decir algo, en Ecuador fue sometida a la voluntad de Correa.

    Pero David esa serie existe. PODEMOS está implicado en esa serie. Pero ya no volveré a ese tema de la “serie”.

    Usted dice que PODEMOS trata el psicoanálisis con respeto, que le da un lugar como nadie fuera de las Escuelas. En otro momento conversaremos del uso que hace PODEMOS de la teoría de Lacan, no del psicoanálisis. Y sobre la relación del capitalismo con lo materno y de los regímenes con los nombres del padre le comento que es una conjetura que extraigo de la doctrina de Lacan. También lo tendremos en nuestra agenda de conversación.

    Por ahora estoy pendiente de los acontecimientos en Nicaragua y Venezuela. Y sí, anhelo que pase algo excepcional, algo que pare el imperio de los AK 47 de Ortega, algo que devuelva rápido la democracia y los derechos civiles a esos pueblos.

    Un cordial saludo

    Antonio Aguirre Fuentes

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  5. David Gras Viscasillas julio 10, 2018

    Estimado Antonio,

    Siento que se me olvidó añadir algo en mi último mail.
    Me gustaría que profundizara en la línea que lanzó al final, cuando dice: “JAM dice que todos somos hijos del capitalismo- vale decir los buenos hijos, los malos y los desarraigados de diverso tipo- pero si somos hijos del capitalismo me pregunto ¿ es nuestra madre o nuestro padre? Mi respuesta, abierta a conversar, es que el capitalismo es como una madre: laboriosa, imparable, productiva, amable, odiosa, ajena, impredecible. Los regímenes son los tantos nombres del padre: teocráticos, monárquicos, fascistas, democráticos, socialistas, etc que tratan de regular ese deseo materno enigmático.”
    Si pudiera nombrar algunos textos de Miller o Lacan a través de los que trabajar esta idea le estaría agradecido.

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  6. David Gras Viscasillas julio 10, 2018

    Estimado Atonio,
    Si en mi mail no hablo de Nicaragua es porque, tras leer su artículo, en lo que menos piensa uno es en la situación de Nicaragua. Del artículo se desprende que, tras citar una frase de Lacan muy interesante y que nos llama a pensar seriamente lo político más allá de la ideología, usted hace toda una serie de comparaciones cargadas de un odio que recuerda a la cantinela anticomunista clásica, pero que no aportan al debate o a que alguien que lee su artículo pueda aprender o preguntarse sobre lo que sucede en Nicaragua y lo que esta situación dramática nos puede enseñar. El nuevo “nombre del mal” en la tierra es el populismo, tanto en Europa como en América, bien haríamos en interrogarnos acerca de este punto. Si uno lee a los teóricos del populismo, verá que no es para tanto y que incluso se hacen preguntas realmente muy interesantes en las que, además, el psicoanálisis está presente de una forma que respeta la potencia que el mismo tiene.
    Por supuesto que la situación que se vive en Venezuela, en Nicaragua y en otros países es terrible, no me cabe ninguna duda. No es mi intención justificar lo que ocurre allí. Le pido que no me ubique en el lado de los que enarbolan el ataque imperialista para justificar cualquier cosa. Ahora bien, y me alegra que nombre lo ocurrido en España, sí me encuentro junto a un gran número de psicoanalistas españoles -no sólo Jorge Alemán- a los que molestó la declaración institucional de la escuela condenando a Venezuela. Esta declaración fue motivada por el clima general que vivíamos en España, en el que los medios de comunicación y los partidos políticos tradicionales se empleaban día y noche en tratar de asociar a Podemos -partido que toma la teoría populista como forma de construcción de mayorías democráticas en el momento actual- con Venezuela. Se nos decía que Podemos quería para España la difícil situación que atravesaba Venezuela, y la escuela se prestó a ese juego. Tras las elecciones, a nadie le importó más Venezuela, y esto pasó en España, en Francia, en Inglaterra, en Chile, en Colombia, en México… Cómo puede uno aplaudir que la escuela, como institución, se preste al juego de los canallas. El psicoanálisis tiene que bajar a la ciudad, porque tiene mucho que decir, sin duda, pero no puede bajar para decir cualquier cosa.
    Quisiera realizar algunos comentarios acerca de fragmentos de su artículo:
    “La gente del pueblo está desarmada, tal como lo quiere la doctrina ladina de los socialistas, con sus prédicas sobre la paz y la no violencia. El ciudadano está indefenso frente a la delincuencia común, en espera del auxilio del policía, que llega tarde o nunca. Cuando la policía es la delincuencia organizada, el pueblo está por su cuenta: terriblemente solo”.
    “El dictador de Nicaragua no tiene ninguna consciencia moral. Se sujeta al trono que ha construido anulando la división de poderes, conforme al plan populista latinoamericano”.

    Responder
  7. Antonio Aguirre Fuentes julio 10, 2018

    Estimado David Gras Viscasillas

    Creo que la situación de Nicaragua es una urgencia. No podemos dejarla para la historia. Usted no escribe ni una sola vez la palabra “Nicaragua”. Me recuerda la intervención abrupta de Jorge Alemán en la Conferencia de Madrid: él quería que se hablara de cualquier cosa menos de lo que está pasando en Venezuela. Usted calla sobre Nicaragua.

    Concedo cualquier cosa de sus críticas. Podremos hablar de eso luego: mi estilo seudointelectual y carente de rigurosidad ( usted, de paso, tiene alguna razón: no fui intelectual de izquierda sino un militante revolucionario ), la definición de populismo, democracia, estado de excepción, Chile, Colombia, Argentina y Brasil. Pero no concedo que pretenda ignorar el tema de Nicaragua. Porque, ¿ a quién se le ocurre que los males del capitalismo neoliberal- del que todos padecemos- tengan una sola salida, una sola forma “emancipatoria” llamada populismo de izquierda? ¿a quién se le ocurre que la respuesta al capitalismo sea un régimen estúpido y sangriento, como los de Venezuela y Nicaragua?

    Para usted ¿la respuesta a este drama de Nicaragua es que Ortega es un gobierno de izquierda y tiene que defenderse de la oposición neoliberal y capitalista?

    Entiendo que usted está en ZADIG, red política lacaniana. Habrá visto la conferencia de Miller en Madrid. De todos modos quisiera que la vuelva a escuchar. JAM dice que todos somos hijos del capitalismo- vale decir los buenos hijos, los malos y los desarraigados de diverso tipo- pero si somos hijos del capitalismo me pregunto ¿ es nuestra madre o nuestro padre? Mi respuesta, abierta a conversar, es que el capitalismo es como una madre: laboriosa, imparable, productiva, amable, odiosa, ajena, impredecible. Los regímenes son los tantos nombres del padre: teocráticos, monárquicos, fascistas, democráticos, socialistas, etc que tratan de regular ese deseo materno enigmático. El líder es claramente una figura paterna. Ortega ha pasado a encarnar un superyó feroz y ha perdido el respeto que merece un padre : su pandilla atacó a bala la enorme manifestación del día de las madres en Managua.

    Saludos y agradezco su comentario

    Antonio Aguirre Fuentes

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  8. David Gras Viscasillas julio 10, 2018

    Hola Antonio,

    El artículo que has envíado es muy poco riguroso y carece de cualquier análisis político. Me gustaría que reflexionemos un poquito más antes de envíar artículos. Salvo la “moda pseudointelectual” de nombrar como populismo cualquier tipo de régimen o programa político que pretenda apartarse de los dictados neoliberales y de las relaciones de dependencia económica y política históricas de América Latina, no hay mucho más en el artículo sobre lo que se pueda discutir. Ahora bien, me gustaría que me aclarases un par de cosas:
    1) qué entiendes por populismo y en qué momento identificas que ha habido un régimen populista en Chile, que es un país profundamente neoliberal y con una Constitución tremendaente antidemocrática desde un punto de vista político, pero que a su vez, se elogia constantemente en la región como ejemplo económico y como una democracia con un alto grado de institucionalización.
    2)qué entiendes por democracia, ya que en una parte del artículo abogas por “medidas de excepción” para restablecer el Estado de derecho y planteas que la separación de poderes no es suficiente. Esta declaración, que a priori se me aparece como careciente de fundamento, me recuerda a momentos de la historia reciente de el continente en los que por el bien de la patria y la democracia había que limpiar del cáncer marxista a la sociedad. Y te pongo el ejemplo concreto de Chile, en el que fue la burguesía chilena la que promovió un golpe de estado “para salvaguardar la democracia” contra un presidente electo democráticamente y que respetó el orden institucional chileno.
    3) Me llama la atención la animadversión que se manifiesta al hablar de ciertos países -que supongo se debe al hecho de que se autoubiquen como gobiernos de izquierda o de inspiración marxista- y se guarde un cómodo silencio ante situaciones “muy normales” que se dan en países vecinos como Colombia, en el que los grupos paramilitares ya han anunciado que consideran objetivo militar a todos los dirigentes sociales que hayan apoyado la campaña de Petro -y donde llevan ya varios asesinatos en los últimos meses- o la situación que se vive en Argentina o Brasil, por ejemplo.

    Gracias, espero respuestas,

    David Gras Viscasillas. Sociológo, maestrando en Gobierno por la UBA.

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