El Real Madrid alcanzó su cuarta final en cinco años, indiscutible dominador de la Copa de Europa, pero sufrió para lograrlo, agarrado a dos jugadores muy discutidos por el público, Benzema y Keylor Navas, héroes blancos, y al clamoroso error de Ulreich. Kiev ya espera al campeón. reseña Marca.
Benzema tuvo su mejor noche como madridista. Primero con uno de esos goles que valen oro, el empate a uno que templó el 0-1 de Kimmich. Y tras el descanso, con ese 2-1 aprovechándose del fallo, histórico, de Ulreich. Karim estuvo muy participativo, apareciendo por todo el frente de ataque, buscando socios y descargando.
Los críticos le recordarán el gol de la ida, pero las tres paradas de Keylor Navas a Lewandowski, Alaba y Tolisso son de las que valen finales, sigue Marca. La primera fue en un remate cercano del polaco, que se fue sin marcar un gol en los 180 minutos ante el equipo. La segunda, a un disparo del lateral que se envenenó tras pegar en Varane y al que respondió en décimas de segundo. Y la tercera a un disparo a quemarropa de Tolisso. En los goles poco pudo hacer. El tico jugará su tercera final consecutiva como titular del Real Madrid. Y en esta, tiene mucha culpa.
Sufrió en exceso el Madrid la ausencia de Casemiro, su stopper, el jugador que junta la defensa con el centro del campo, que fue terreno abonado para los jugadores del Bayern. Los alemanes encontraron con mucha facilidad la espalda de los centrocampistas Zidane quiso ir a por el Bayern con un equipo al ataque, pero adoleció del equilibrio que le da Case.
James Rodríguez vivió una noche casi perfecta. Completó un partidazo, marcó, no lo celebró, tuvo un gesto de fair play al tirar el balón fuera con Asensio en el suelo y, al ser sustituido, se llevó la ovación del Bernabéu. Solo le faltó eliminar al equipo al que pertenece y al que merecería volver por partidos como el de este martes en el Bernabéu.
El Bayern, según El Mundo, realizó un pletórico esfuerzo ofensivo. Fue el Madrid de otras veces, pero sin ser correspondido de la misma forma. La manera de caer en el Bernabéu fue jerárquica, como la de la Juve. El error de su portero, impropio de la talla del partido, y el acierto de su homólogo, lo condenaron. Cuanto más lo señalan, más crece un Keylor que no tiene el favor de todos, pero alguien debe tenerlo en sus oraciones. Nunca de ja de cumplir con ellas. Amén.
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