Varios tanques se dirigían a Harare, la capital Zimbabue, un día después de que el jefe de las fuerzas de defensa, Constantino Chiwenga, amenazara con “intervenir” el Gobierno del país si continuaba la purga de veteranos en el partido del presidente Robert Mugabe. Las especulaciones sobre el movimiento de esos tanques abarcan desde entrenamientos militares ordinarios como un posible movimiento por parte de Chiwenga y sus aliados.
El líder zimbabués, que lleva 37 años en el poder, haría pretendido despejar el camino hacia la presidencia a la primera dama, Grace Mugabe, de 52 años, que aspira a suceder a su marido.
En un movimiento sin precedentes, Chiwenga, flanqueado por los líderes del ejército y las fuerzas aéreas, ofreció el lunes una rueda de prensa en la que advirtió contra la “purga” de los miembros más veteranos del partido gubernamental ZANU-PF, una semana después de que Mugabe, de 93 años, destituyese a su vicepresidente, Emmerson Mnangagwa .
“Es pertinente reiterar que las fuerzas de defensa de Zimbabue permanecen como el principal depositario en lo que respecta a los logros de la lucha por la liberación. Y cuando estos están amenazados estamos obligados a tomar medidas correctivas”, dijo.
Mnangagwa, un veterano de las guerras de liberación de Zimbabue de los años 70, exministro de Defensa y ex jefe del servicio secreto; gozaba de popularidad entre el Ejército, que consideró su deportación como parte de una purga de figuras de la era de la independencia para que Mugabe pueda entregar el poder a su esposa Grace, de 52 años.
“Debemos recordar a los que están detrás de las trampas traicioneras actuales que, cuando se trata de proteger nuestra revolución, los militares no dudarán en intervenir”, advirtió Chiwenga frente a los periodistas.
Tras ser destituido, Mnangagwa, un incondicional del partido que sonaba como sucesor del presidente y rival de la primera dama, huyó a Sudáfrica porque aseguró haber recibido amenazas. Posteriormente emitió un comunicado en el que declaró: “Pronto controlaremos los resortes del poder en nuestro bello partido y país”.
Reaccionando a la amenaza del Ejército, el principal partido de oposición de Zimbabue, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), declaró que estaba claramente en contra de una toma de poder por parte de los militares. “Nadie quiere ver un golpe, y no estoy diciendo que vaya a haber uno, no es deseable que el Ejército tome el poder, detendrá la democracia, y no es saludable para el país”, sentenció un alto funcionario del partido, Gift Chimanikire.
Los comentarios del jefe de las fuerzas armadas fueron leídos en el país como un ataque directo a la facción del ZANU-PF alineada con la esposa del presidente, Grace Mugabe, quien desempeñó un papel determinante en la salida de Mnangagwa, tras meses de ataques verbales. Al contrario que el exvicepresidente, la mujer, de 52 años, y sus aliados no sirvieron en la guerra por la independencia del país.
Robert Mugabe, de 93 años, que gobierna este país del sur de África desde 1980, anunció que se presentará a las elecciones de 2018, aunque algunos altos cargos de su partido se han postulado para sustituirlo en el poder, algo que ha provocado enfrentamientos en el seno de la formación. Los expertos apuntan a la primera dama como una de las principales candidatas a suceder al presidente. La candidatura de Grace Mugabe cuenta con el respaldo de influyentes facciones de las juventudes del partido y de las mujeres.
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