Mas seis millones de hondureños están convocados a votar el domingo en unas polémicas elecciones presidenciales en las cuales el actual mandatario, Juan Orlando Hernández, buscará ser reelecto a pesar de estar limitado por la constitución a un solo mandato. Su Partido Nacional, que controla los poderes ejecutivo y legislativo, sostiene que una resolución de la Suprema Corte de 2015 le permite competir aunque la oposición rechaza esa posibilidad.
Lo más curioso de estas elecciones es la participación de Manuel Zelaya, que intentó perpetuarse en el poder antes de ser derrocado por los militares, como el coordinador de la Alianza de Oposición contra la Dictadura.
Zelaya es recordado en Ecuador por su relación cercana al venezolano Hugo Chávez, ya fallecido, y por sus intentos de cambiar la constitución para ser reelecto de forma indefinida. Y también por el show montado por el expresidente ecuatoriano residente en Bélgica, y al parecer de visita en Ecuador, con viajes a centroamérica y sus líricos discursos cheguevaristas de que Honduras sería un lindo lugar para morir.
“Por supuesto que hay riesgos pero, bueno, si algún torpe nos mete un balazo le habrá hecho un favor a la revolución ciudadana, porque significa que la revolución ciudadana durará mil años en nuestro país -dijo al ratificar en 2009 su voluntad de viajar a Honduras para acompañar al depuesto mandatario, Manuel Zelaya-. (…) Honduras sería un buen lugar para morir (…) Sinceramente no le tengo miedo a morir, solo le tengo miedo, un poco de temor, a dejar sola a mi familia”.
En esa época, con micrófono abierto por la Secom para sus interminables enlaces sabatinos, decía que en Honduras había un levantamiento popular impresionante, porque se sentían apoyados por la comunidad internacional, donde las Fuerzas Armadas ya no sabían cómo controlar a la población, donde un gobierno de facto se derrumbaba en pedazos. Ese gobierno nunca se derrumbó. Y la historia siguió su curso. Zelaya fue al bando contrario para supuestamente intentar una dictadura que pensaba perpetuar, con él a la cabeza.
Pero al expresidente desde 2009 nada le ha pasado ni le pasó en su viaje a Honduras. Y la política ha seguido su curso a pesar de sus autopanegíricos. Pero ahora con sus denuncias y amenazas contra un gobierno legalmente constituido en Ecuador solo ha demostrado que más que miedo a morir, su verdadero miedo ha sido a quedarse sin poder.
Zelaya, por el que el expresidente supuestamente iba a dar la vida en Honduras, se ha lanzado de nuevo a la política con un discurso contra la reelección presidencial, el expresidente ecuatoriano ahora quiere volver a la política con un discurso a favor de la reelección, de su reelección.
La vida sí que da vueltas, sobre todo cuando la gente escupe al cielo.
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