España ha quedado abocada a la incertidumbre después de que el independentismo catalán se volcara ayer en el referendo unilateral, a pesar de las cargas policiales que dejaron 844 heridos –según el Gobierno de Cataluña–, la confiscación de urnas y el cierre de 319 de los 2.135 puntos del voto.
Tras lo sucedido, no se sabe qué ocurrirá a lo largo de esta semana. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dijo anoche que no hubo referendo de autodeterminación y añadió que desde hoy se restablecerá la normalidad constitucional.
La Ley de Transitoriedad aprobada por el parlamento catalán y que está suspendida por el Tribunal Constitucional dice que si gana el Sí en el referendo, se declarará la independencia en 48 horas. Según los datos ofrecidos por el Gobierno regional de Cataluña, más de 2,2 millones de personas participaron en la votación y un 90% sufragó a favor de la independencia.
La Mesa de la Democracia, integrada por organismos independentistas, convocó mañana a una huelga en Cataluña. La medida contaría con el apoyo del Gobierno catalán.
Más allá de eso, el grito de “votaremos” se escuchó una y otra vez a lo largo de una jornada en la que se pudieron registrar imágenes para la historia, como la de los independentistas haciendo de escudos humanos en recintos electorales y las fuerzas del orden abriéndose paso con sus toletes.
Los momentos de más tensión se vivieron en la localidad de Sant Julià de Ramis, donde más de 50 miembros de la Guardia Civil acudieron al polideportivo donde debía votar el presidente catalán Carlos Puigdemont, y se enfrentaron con los independentistas, rompieron las puertas de vidrio valiéndose de unas cizallas y una maza para, finalmente, llevarse las urnas.
El mismo método de la maza se empleó en el colegio Ramón Llull de Barcelona, donde además hubo una carga policial en la que se dispararon pelotas de goma –cuyo uso está prohibido en Cataluña–, una de las cuales impactó en el ojo de un ciudadano.
Pero los independentistas también atacaron, ya que el Ministerio del Interior denunció que los agentes de la Guardia Civil fueron agredidos con piedras en Sant Carles de la Rapita y acosados y golpeados en Sant de Vilatorrada. De hecho, 33 agentes de la Policía y de la Guardia Civil resultaron heridos, según la prensa.
Tampoco faltó la polémica con la actuación de los Mossos –la policía catalana–, a quienes se les ha señalado por inacción, además de que ayer circularon un par de videos en los que se ve a mossos discutir con agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional.
El despliegue de las fuerzas de seguridad no fue la única estrategia del Gobierno español para parar el referendo. A lo largo del día, el sistema informático de los colegios electorales se cayó en repetidas ocasiones y la página web del censo universal –por el cual se podía votar– fue intervenida.
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