Donald Trump cargó el sábado contra la prensa en su primera comparecencia pública como presidente de Estados Unidos. Lo hizo entre aplausos en la sede de la CIA, frente al muro de mármol donde están grabadas 117 estrellas en memoria de los empleados de la agencia de espionaje muertos en acto de servicio.
Trump, que hace unas semanas comparó las prácticas de la CIA con las de la Alemania nazi, acusa a los medios de dar la impresión de que existe un enfrentamiento entre él y los espías estadounideneses, y sostiene que mintieron sobre la asistencia a la jornada inaugural, el viernes.
Donald Trump afirmó que está en “guerra con los medios” y su portavoz tachó de “irresponsable” la cobertura de la investidura. En su primer acto oficial como presidente, Trump dijo que al leer los diarios este sábado se sorprendió de verificar que la versión difundida por la prensa es que había poca gente en la ceremonia de su investidura.
“Mostraron una imagen donde prácticamente no había nadie”, criticó el presidente. “Los ‘pescamos’, y pienso que van a pagar un precio alto”, añadió. Además, dijo Trump, la prensa “hizo parecer que yo tengo un problema con la comunidad de inteligencia”, posibilidad que descartó de plano. A pesar de su negativa, no fue posible ocultar que el actual director de la CIA, John Brennan, simplemente no apareció al discurso de Trump en el hall de entrada de la agencia de espionaje.
“Estoy con ustedes en un 1.000%. El motivo por el que son mi primera visita es que estoy embarcado en una guerra con los medios. Están entre los seres humanos más deshonestos de la tierra”, dijo en la sede la CIA. Y alternó el tono jocoso con el combativo. Entre el público se oían risas.
En su primer día completo como presidente, Estados Unidos digiere el discurso inaugural de Trump. En su editorial de este sábado, The New York Times esgrime que fue una reevaluación “distorsionada” de la historia estadounidense en que se ignoran las injusticias del pasado y los logros más recientes. Para The Washington Post, proyectó una visión pesimista y oscura que no coincide con la realidad del país.
En el discurso se percibe la influencia de Steve Bannon, el estratega jefe de Trump que presidía una publicación de referencia para la derecha más radical estadounidense. “Fue una declaración sin adornos de los principios básicos de su movimiento populista y en parte nacionalista”, dice Bannon en una entrevista al Post.
El asesor ve paralelismos con la retórica del expresidente Andrew Jackson (1829-1837). E insta a compararlo con el discurso que dio esta semana en el foro de Davos el presidente chino, Xi Jinping, que, en contraste con Trump, se presentó como el líder mundial de la globalización y el libre comercio.
Unos minutos después, en una comparecencia sin preguntas, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, mantuvo la ofensiva al asegurar que jamás tanta gente había asistido a una ceremonia inaugural, denunció que “algunos miembros” de los medios de comunicación dieron “noticias falsas” durante la toma de posesión de Trump. Advirtió de que los periodistas “rendirán cuentas”. Y habló de una manipulación intencionada de la cifra de asistentes a la investidura presidencial, pero no ofreció ninguna prueba para respaldarlo.
Según diario El País, la actitud y el tono de voz, tenso e irritado, son poco habituales en un portavoz de la Casa Blanca, y menos en su primer encuentro con los periodistas con los que él y el presidente lidiarán en los próximos cuatro años. El miércoles, en la misma sala de prensa, Barack Obama se despidió con una defensa encendida de la libertad de prensa y del derecho de los periodistas a pedir cuentas al poder.
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