“Es natural pensar que haya algún tipo de pausa en las negociaciones porque la nueva Administración (estadounidense) tendrá que ocupar su puesto”, indicó en una rueda de prensa el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Empleo y Crecimiento, Jyrki Katainen.
Katainen reconoció que el acuerdo de libre comercio e inversiones, conocido como TTIP, que negocian la Unión Europea (UE) y Estados Unidos desde 2013, entrará en un pausa natural tras la elección del republicano Donald Trump como presidente estadounidense.
La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, por su parte dijo que “desde hace ya bastante tiempo está claro que el TTIP no se concluiría bajo esta Administración”, la del aún presidente de EEUU, Barack Obama. “Para finales de año haremos un balance de dónde estamos con la actual Administración, lo discutiremos también con los Estados miembros”, dijo Malmström.
La comisaria aseguró que “está claro que habrá una pausa natural en las negociaciones” como a su juicio habría ocurrido con cualquier cambio de Gobierno en el país. Pero advirtió que en todo caso es “imposible de decir” la duración que tendrá esa “pausa”.
Katainen recalcó que “todos reconocimos que el TTIP no fue un asunto que se tratase en la campaña electoral” en Estados Unidos, “al menos no al mismo nivel que el TTIP”, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), y confesó que “al menos yo, personalmente, no escuché posturas fuertes contra el TTIP”. Admitió que el presidente electo “ha hecho declaraciones que pueden interpretarse en contra del libre comercio, eso es lo que todos hemos oído”.
En cambio, valoró “la cantidad de intereses” sobre el TTIP que hay entre las administraciones, autoridades o sectores de negocios, algo que pidió “no infravalorar”. Según el vicepresidente comunitario, las razones por las que la Unión Europea y EEUU empezaron a negociar este amplio acuerdo “son las mismas, no han cambiado”.
Desde el punto de vista de Malmström, hay buenas razones para lograr el TTIP, acuerdo que registra alta oposición de sectores políticos y de la sociedad civil, especialmente en Europa.
“Un acuerdo entre las dos mayores potencias económicas en el mundo tiene todo el sentido”, comentó sobre la UE y Estados Unidos, que representan el 50 % de la actividad económica global y un tercio del comercio en el mundo, que asciende a un billón de dólares anual.
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