DPA. La empresa japonesa Funai vendió el año pasado 750 mil reproductores de video VHS. En tiempos de Netflix y YouTube, sorprende que hayan sido tantos. La firma, que en sus mejores tiempos llegó a fabricar 15 millones al año, era la última que quedaba en funcionamiento, pero ahora ha puesto fin a la producción y con ella a una era.
En las décadas de 1980 y 1990 no había casi ningún hogar que no tuviera un aparato de video y los videoclubs vivían su época de mayor auge.
Al principio, tres sistemas compitieron por la supremacía: el japonés VHS de JVC, Betamax de Sony y el europeo VCR/Video 2000 de Grundig y Philips. Se impuso el VHS, el más débil técnicamente de los tres, pero más barato.
Toda persona de cierta edad recuerda los grandes videocassettes negros, el tormento de adelantar o ir para atrás en la reproducción y de vez en cuando el desastre cuando la cinta se salía. Los fines de semana empezaban en el videoclub, donde uno alquilaba películas para largas noches de cine en casa.
Los grandes éxitos casi siempre estaban alquilados pero también había espacio para los cinéfilos. Y separada con una cortina oscura estaba la sección de cine porno.
A principios de la década de 1990 fue el momento de mayor auge del VHS, hasta que llegaron los discos planteados del DVD a mediados de la década, y en 2003 le siguió el sistema Blu-ray. Y así como el CD sustituyó al antiguo disco y al cassette, también el videocassette quedó relegado en 2002. La última película importante de Hollywood que salió en este formato fue “A History of Violence” en 2006.
Sin embargo, en la actualidad los vencedores de entonces también están en problemas, porque Internet cada vez funciona mejor y los servicios de más éxito son los de streaming y descarga. El porcentaje de video a demanda va en aumento en todo el mundo con servicios como Netflix, en los que a cambio de un abono mensual se pueden ver tantos contenidos como se desee. Además, por supuesto, de los contenidos ilegales de Internet que constituyen una enorme zona gris.
Para los videoclubs ha sido una tendencia dramática, y han quedado muy pocos abiertos. Panasonic y otras firmas líderes en el pasado se han despedido del negocio con videocassettes y reproductores.
Funai, el último fabricante, anunció que le hubiera gustado seguir, pero no solamente ha ido en retroceso de forma masiva la demanda, sino que cada vez era más complicado conseguir las piezas por la retirada del mercado de los suministradores.
¿La despedida es entonces definitiva? Existe en el mercado una fuerte tendencia hacia lo retro y analógico, algo visible en el mercado de los discos de vinilo, que vive un boom. Empresas que habían cerrado han vuelto a producir. Incluso existe un renacimiento de los cassettes de audio.
Sin embargo, es difícil que esto ocurra con el VHS. Al menos, a los nostálgicos aún les quedarán las app VHS para smartphones con las que se pueden filmar videos caseros que transmiten la sensación “de haber sido grabados en los años 80 y 90“.
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