En una democracia lo importante son los pesos y contrapesos. Es decir, que se de la división de las funciones del Estado. Lamentablemente el Kirchnerismo, en Argentina, a través de una forma de gobierno que es el populismo sumado a la ideología del Socialismo del Siglo XXI trató de acaparar todas las funciones y tomó posiciones que hicieron mucho daño a ese país.
El Kirchnerismo es una corriente que viene del peronismo, que es populismo puro y que se mezcló con las ideas del Socialismo del Siglo XXI, que estuvieron fuertes durante un tiempo en la Región. Lamentablemente exponen o dan falsas expectativas. Argentina es un país tan fuerte y grande que no ha podido avanzar justamente por el populismo. Esto no se da solo en la época de los Kirchner, por que si se ve unos años atrás está Juan Domingo Perón, Eva Perón e Isabel Perón… En Argentina ha habido una tendencia al populismo, quizás hasta por su configuración geográfica, donde todo está centrado en Buenos Aires, la capital.
En los último años, que el gobierno del Kirchnerismo -que está desde el 2003, cuando fue electo Néstor Kirchner y después estuvo su esposa Cristina hasta el 2015- ha sido un retroceso para la Argentina, un país tan grande y de tantos recursos, pero que siempre ha tenido la tendencia de volcarse al populismo.
Este gobierno nos deja varias lecciones. La primera es que el populismo no hace bien a ningún Estado y eso viene desde la época de la antigua Grecia, cuando Platón hablaba del daño que hacen los demagogos y por ende el populismo. En segundo lugar, nos deja la enseñanza de que no se pueden acaparar todas las funciones del Estado porque la democracia está compuesta de pesos y de contrapesos. Lo básico de la democracia es la libertad de los ciudadanos en poder opinar, en poder presentar proyectos pues el fin es permitir la interacción.
Esa lección del Kirchnerismo, que además ha estado unida a un alto proceso de corrupción, deja ejemplos para que en América Latina no ocurra este tipo de cosas. Hay un aforismo que dice que toda autoridad debe de responder por sus actos. Entonces, este es el momento que ante tanto abuso se responda por esas acciones ante las autoridades competentes.
En América Latina el péndulo está cambiando. Es decir, que el Socialismo del Siglo XXI tiene otra tendencia. Ante estos grandes ejemplos de corrupción dados en Argentina, que es el caso de análisis, la justicia debe sancionarlo para que no se permita avanzar en la corrupción de los países de la región; porque justamente es la corrupción la que no deja salir a estos países del subdesarrollo en que se encuentran.
No solo es necesario un nuevo Gobierno para desmantelar la corrupción, sino que las funciones del Estado sean independientes, especialmente la función judicial. Al mantener esa independencia con esos pesos y contrapesos fundamentales es más difícil que haya corrupción. En América Latina, especialmente en el Socialismo del Siglo XXI -donde han estado los Kirchnerismo- lo primero que han querido es tomar la función judicial y tomar los medios de comunicación. Ahora eso terminó y se están conociendo sus actos en cada uno de los funcionarios que son llamados a “rendir cuentas” en la justicia, que tarda, pero llega.
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