Se ha planteado como propuesta el 20 de julio de 2016 como una fecha tentativa para el proceso de paz entre Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC. La oposición Colombiana a que se firmen los acuerdos critica la desesperación del Presidente Juan Manuel Santos de querer hacerlo en razón de otras motivaciones, […]
Tiempo de lectura: 3 minutos Se ha planteado como propuesta el 20 de julio de 2016 como una fecha tentativa para el proceso de paz entre Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC. La oposición Colombiana a que se firmen los acuerdos critica la desesperación del Presidente Juan Manuel Santos de querer hacerlo en razón de otras motivaciones, que según dice la oposición son ajenos a los intereses de Colombia.
La firma propuesta, 20 de julio, coincide con la fecha histórica de la Independencia de Colombia. Las áreas de las FARC están a favor de esta fecha para hablar de una segunda independencia que se inicia a partir de los acuerdos, con la participación política de los antiguos guerrilleros.
Es decir, todo el mundo está buscando su interés y es parte de la tragedia de todos los países de América Latina. Cuando se habla del interés nacional, en ocasiones el único interés ausente es precisamente el de la nación y se da una mezcla de intereses sectoriales de pequeños grupos que quieren aprovechar las coyunturas.
Ojalá que el acuerdo de paz se logre sin forzar las cosas porque acuerdos realizados, por el hecho de estar interesados en el acuerdo y no por lo que eso significa de fondo, no van a tener una solución práctica porque luego van a romperse.
Evidentemente que, como hecho genérico, la paz de Colombia es una necesidad de ese país y del continente. Es una de las guerrillas mas antiguas de América y, además, está vinculada con el narcotráfico, lo que obliga a que eso se resuelva lo más pronto posible. Existen muchas complicaciones entre las causas que llevaron a los campesinos colombianos a la guerrilla después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Esto no va a resolver fácilmente la posibilidad de encontrar la paz, si antes no se arreglan las causas que motivaron la violencia.
En caso de que no se concrete un acuerdo de paz en Colombia sería negativo, no solo para esa Nación sino para la Región. Nosotros mismos hemos sufrido en la frontera colombo-ecuatoriana y seguimos sufriendo las consecuencias de distintas maneras. Para combatir los cultivos de los guerrilleros, el glifosato ha penetrado a nuestro territorio y ya se sabe que tiene efectos dañinos para la población. Por huir de las incursiones que los persiguen, muchas de las tropas irregulares han penetrado en nuestro país y está a la vista todos los problemas que se dieron con Angostura. A esto se suma el tráfico de drogas al que está vinculada las FARC y lo lleva a nuestra frontera. Entonces este efecto lo convierte en regional por no decir continental. Pues Colombia abarca muchas fronteras importantes de América Latina y limita con Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil.
Las causas que motivaron el conflicto son muy profundas. Atañen desde la tenencia de las tierras, hasta las viejas pugnas liberales conservadoras que, alguna vez, ya fueron superadas, pero no se concretó en la diferencia social que aún se mantiene en la condición de vida de los colombianos de la zona urbana y la zona rural.
Siempre hay los riesgos de la contingencia, como lo que ocurrió con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) cuando Ecuador ofreció su territorio para que se concrete un acuerdo de paz y en la práctica esa negociación ha sido suspendida por un secuestro de periodistas. Vale la pena que el acuerdo que ahora se lleva adelante con las FARC se firme lo más pronto posible, pero que no se precipite ese hecho en función de coyunturas como la conmemoración histórica que ocurre el 20 de julio, sino en función de que ya se han llegado a los arreglos necesarios.
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Sería interesante conocer el criterio del Dr. Antonio Aguirre- brillante siempre- sobre el acuerdo firmado en el teatro Colón de Bogotá, el 24 de noviembre y que ya no requiere el referendum de aprobación. Lo aprobará el Congreso colombiano.