En Guayaquil, las mafias han tomado el control del cementerio municipal Ángel María Canals. Este camposanto, uno de los más grandes de la ciudad, se ha transformado en un territorio dominado por estructuras criminales que cobran ilegalmente hasta 350 dólares a las familias por enterrar a sus seres queridos.
Según una investigación publicada por El País, este servicio, que solía ser gratuito y administrado por el Municipio, ha sido privatizado de facto por bandas que operan con total impunidad. Las autoridades locales reconocen que no tienen control sobre el acceso al cementerio y que los trabajadores han sido amenazados o desplazados.
Las mafias han extendido su dominio más allá del tráfico de drogas y la extorsión comercial. Ahora incluso los muertos son objeto de negocios ilícitos. Testimonios recogidos por la prensa señalan que los criminales ofrecen “seguridad” durante el entierro y asignación de nichos a cambio de pagos obligatorios.
Esta situación pone en evidencia el deterioro del control estatal y el avance de estructuras criminales en espacios públicos esenciales. La alcaldía de Guayaquil ha anunciado una intervención, pero hasta el momento no se han producido resultados visibles.
Relevancia para Ecuador:
Este hecho no solo refleja el colapso institucional en ciertas zonas urbanas, sino también cómo el crimen organizado está penetrando en todas las esferas de la vida pública, afectando incluso a los más vulnerables.
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