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En las heladas tierras de la Antártida, donde las temperaturas pueden descender hasta los -50°C y los vientos superar los 100 kilómetros por hora, los pingüinos emperador y Adelia enfrentan una lucha cada vez más difícil por su supervivencia.
Según informó Positive News, los efectos del cambio climático están alterando de manera significativa los ecosistemas de esta región, poniendo en peligro a estas emblemáticas especies.
La pérdida de hielo marino y la disminución del krill, su principal fuente de alimento, son algunos de los factores que están afectando sus ciclos reproductivos y su capacidad para adaptarse a un entorno en constante transformación.
De acuerdo con el medio, la investigadora de campo Natacha Planque lidera un equipo que trabaja desde la estación Dumont d’Urville (DDU), en el archipiélago de Pointe Géologie, para estudiar y proteger a estas aves.
En colaboración con el Centro de Estudios Biológicos de Chizé, el Instituto Polaire Français y con el apoyo de WWF, Planque y su equipo monitorean anualmente las poblaciones de pingüinos en 25 islas, utilizando helicópteros y recorridos a pie para realizar censos y recolectar datos clave sobre su reproducción y comportamiento.
Un panorama alarmante para los pingüinos Adelia y emperador
Aunque en Pointe Géologie las cifras de pingüinos Adelia han mostrado un aumento desde 1985, alcanzando en 2024 un total de 38.000 parejas en edad de anidar y 34.000 polluelos, el panorama general es mucho más sombrío.
Según datos de WWF, las poblaciones de esta especie han disminuido en un 65% en la Península Antártica durante los últimos 25 años.
Este declive se atribuye principalmente a la pérdida de hielo marino, que afecta la disponibilidad de krill, un crustáceo esencial en la dieta de los pingüinos. Además, las temperaturas más cálidas están alterando los tiempos de eclosión de los huevos, lo que compromete el éxito reproductivo de estas aves.
En el caso de los pingüinos emperador, la situación es igualmente preocupante. En los últimos años, se han registrado fracasos masivos en su reproducción, lo que llevó a un declive en sus poblaciones.
Planque explicó que, para evaluar el éxito reproductivo de esta especie, su equipo recolectó en 2024 un total de 100 huevos que no lograron eclosionar.
Estos fueron analizados en detalle, midiendo su longitud, ancho y masa, con el objetivo de comprender cómo las condiciones ambientales están afectando su desarrollo.
Crianza y comportamiento de los pingüinos
El proceso de crianza de los polluelos de pingüino emperador presenta desafíos únicos, especialmente en un entorno tan hostil. Según detalló Positive News, en agosto, cuando los polluelos abandonan la bolsa de cría de sus padres, se enfrentan a un periodo crítico.
Los adultos deben seguirlos de cerca para evitar perderlos en la colonia, pero no siempre tienen éxito. Planque relató que es común observar a pingüinos adultos regresando del mar en busca de un polluelo que ya no está allí.
En algunos casos, los adultos sin crías intentan adoptar a otros polluelos, lo que genera escenas caóticas en las que hasta 20 pingüinos compiten por un solo polluelo. Sin embargo, estas adopciones rara vez resultan exitosas, ya que los polluelos suelen morir poco después.
Para monitorear a las poblaciones de pingüinos emperador, el equipo de Planque etiqueta anualmente a 300 polluelos en Pointe Géologie utilizando dispositivos de seguimiento conocidos como pit-tags.
Estos dispositivos permiten rastrear a los pingüinos durante todo el año con un impacto mínimo en su comportamiento natural. Además, una de las tareas más importantes durante el invierno es mantener operativas las antenas de detección que registran los datos de los pit-tags.
Este trabajo implica cavar en el hielo para instalar las antenas, una labor que Planque describe como físicamente exigente pero crucial para la investigación.
La resiliencia de los pingüinos y la dedicación de los investigadores
A pesar de las adversidades, Planque expresó su admiración por la resistencia de los pingüinos y la belleza del entorno en el que trabajan.
Según relató al medio, uno de los momentos más memorables de su labor ocurrió a finales de marzo, cuando el hielo marino recién formado comenzó a solidificarse.
Los pingüinos emperador esperaron pacientemente hasta que el hielo fue lo suficientemente fuerte para cruzarlo, un comportamiento que refleja su capacidad de adaptación a un entorno extremo.
Sin embargo, la investigadora también destacó las dificultades de trabajar en condiciones tan severas. Las bajas temperaturas hacen que tareas simples, como sostener prismáticos o cámaras, se conviertan en un desafío.
A pesar de ello, Planque afirmó que el esfuerzo vale la pena, ya que su trabajo contribuye a la conservación de estas especies icónicas y a la comprensión de los impactos del cambio climático en los ecosistemas antárticos.
Texto original de Infobae
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