El Sol, fuente de luz y vida para nuestro planeta, sigue siendo un enigma en muchos aspectos, especialmente en lo que respecta a su atmósfera externa, conocida como la corona solar. Este anillo brillante solo se vuelve visible durante un eclipse solar total, un fenómeno que ocurre cada 18 meses y dura apenas unos minutos. Sin embargo, un innovador proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) está dispuesto a cambiar eso con “eclipses artificiales” creados a pedido.
Después de más de una década de desarrollo, la misión Proba-3 de la ESA ha despegado con éxito desde la India. Su objetivo, reseña The Washington Post, es crear eclipses solares simulados utilizando dos satélites diseñados para trabajar en perfecta sincronización. Estos dispositivos permitirán a los científicos observar la corona solar durante seis horas continuas, abriendo una nueva ventana al estudio del Sol que antes solo era posible desde la Tierra en raras ocasiones.
Con esta tecnología de última generación, los investigadores podrán profundizar en misterios como el origen del viento solar, los factores que elevan la temperatura de la corona a millones de grados y las erupciones solares que pueden afectar los sistemas tecnológicos en la Tierra.
La misión Proba-3 consta de dos satélites: el Occulter Spacecraft y el Coronagraph Spacecraft, del tamaño de una lavadora. Ambos fueron lanzados acoplados y se separarán una vez en el espacio, entrando en una órbita altamente elíptica de hasta 60.500 kilómetros de la Tierra. El Occulter Spacecraft se posicionará frente al Sol, utilizando un disco especial que simula a la Luna y bloquea la luz solar directa. A 150 metros (500 pies) de distancia, el Coronagraph Spacecraft captará la corona solar sin la interferencia de la luz del Sol.
La precisión de este sistema es asombrosa. Los satélites deben mantenerse alineados con una exactitud milimétrica. En diálogo con The Washington Post, Daniel Seaton, físico solar del Southwest Research Institute, lo describe como “lanzar un pase de fútbol americano y que caiga justo sobre una moneda en el extremo opuesto del campo”.
Además de su complejidad técnica, esta misión servirá como plataforma para probar nuevos sistemas de vuelo en formación y algoritmos avanzados, tecnologías esenciales para futuras misiones espaciales, incluidas posibles expediciones a Marte.
Por qué es importante estudiar la corona solar
La corona solar es un misterio para los científicos. Aunque la superficie del Sol alcanza temperaturas de alrededor de 5.500 °C, su atmósfera externa puede llegar a más de un millón de grados, un fenómeno inexplicado hasta ahora. Comprender este fenómeno ayudaría a los científicos a descifrar el origen del viento solar, una corriente de partículas cargadas que fluye desde el Sol y afecta directamente a la Tierra.
Los satélites Proba-3 investigarán también las eyecciones de masa coronal, erupciones masivas de plasma que pueden causar tormentas geomagnéticas en nuestro planeta, afectando satélites, redes eléctricas y sistemas de comunicación.
Según la ESA, Proba-3 permitirá observar la corona solar desde el borde del disco solar hasta una distancia de 1,4 millones de kilómetros, un rango sin precedentes para misiones espaciales anteriores. “Con esta misión, haremos observaciones que simplemente no eran posibles antes”, destacó Amir Caspi, astrofísico del Southwest Research Institute, en declaraciones recogidas por medios especializados.
Eclipses a pedido: una nueva era en la exploración espacial
Tradicionalmente, los científicos han utilizado coronógrafos para bloquear la luz solar y estudiar la corona. Sin embargo, esta técnica presenta limitaciones, como la creación de un anillo brillante alrededor del borde del disco bloqueador que dificulta las observaciones. Proba-3 resuelve este problema al posicionar los dos satélites a una distancia considerable, permitiendo un bloqueo perfecto del Sol y una observación clara de la corona.
El éxito de esta misión podría abrir la puerta a proyectos aún más ambiciosos. En el futuro, sistemas similares podrían utilizarse para bloquear la luz de estrellas distantes y permitir la detección de exoplanetas, cuerpos celestes fuera de nuestro sistema solar.
La misión Proba-3 también será clave para probar tecnologías críticas para la navegación autónoma y el control de satélites en entornos extremos. La ESA ya ha anunciado que espera aplicar estos avances en misiones científicas y comerciales en el futuro.
Con una duración inicial de dos años, Proba-3 se suma a una larga tradición de misiones espaciales de la ESA centradas en la investigación solar. Aunque se enfrentaron a retrasos debido a problemas técnicos durante su lanzamiento, el optimismo es alto. El sistema ya está en funcionamiento y se espera que proporcione datos sin precedentes en los próximos meses.
“El Sol es mucho más que una estrella brillante en el cielo. Entender su complejidad es crucial para proteger nuestros sistemas tecnológicos y comprender mejor nuestro lugar en el universo”, concluyó Seaton.
Texto original de Infobae
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