No es la primera vez que los científicos hacen descubrimientos por casualidad sobre una especie marina escurridiza. Quizás hayan oído hablar de la “medusa inmortal”, descubierta en la década de 1980 por Christian Sommer y Giorgio Bavestrello.
Los dos jóvenes científicos observaron que, cuando una medusa adulta, en concreto, la Turritopsis dohrnii, se estresaba, no moría sino que regresaba a una etapa anterior de su ciclo vital.
Normalmente, las medusas adultas liberan una fase larvaria independiente, conocida como plánula. Las plánulas forman colonias de pólipos, que finalmente generan nuevas medusas.
Pero, como escribió su entonces líder de laboratorio, Ferdinando Boero, en la revista The Biologist, Sommer y Bavestrello vieron un proceso que era “como una mariposa transformándose nuevamente en oruga”.
Ahora parece ser que la Turritopsis dohrnii no es el único organismo capaz de esta hazaña. Dos científicos de Noruega descubrieron que también las medusas peine de la especie Mnemiopsis leidyi revierten su desarrollo desde un estado adulto con lóbulos a un estado larvario temprano cuando se estresan, al igual que la “inmortal” Turritopsis dohrnii.
Aunque “‘inmortal’ es un término un poco engañoso, mejor hablar de ‘desarrollo inverso'”, dijo Pawel Burkhardt, uno de los investigadores, neurocientífico evolutivo y director del grupo en el Centro Michael Sars de la Universidad de Bergen.
El colega de Burkhardt y autor principal del estudio, Joan Soto-Angel, utilizó dos métodos para estresar a las medusas peine: inanición prolongada y daño físico o “lobectomía” (corte de los lóbulos adultos). Además de usar ambos factores estresantes, también aplicó un régimen reducido de alimentación.
Los animales sometidos a la lobectomía tenían tasas de mortalidad más bajas y un mayor éxito de reversión, con el 40 por ciento de animales completamente revertidos; bajo inanición prolongada, en cambio, sólo el 14 por ciento.
“Con la Mnemiopsis hay un solo individuo, que puede revertirse a una sola larva”, dijo Burkhardt. “Es un individuo, se puede rastrear. Con la Turritopsis, no es tan claro”, porque se revierte a una colonia de individuos, en lugar de una sola larva. Por lo tanto, no está claro si se presencia el ciclo de vida y la estrategia de supervivencia de un solo espécimen. Este aspecto es muy importante para los científicos que desean trazar el proceso con precisión.
Los hallazgos son significativos, escribió Ferdinando Boero, quien no participó en esta última investigación, en un correo electrónico a DW: “Muestran que el desarrollo inverso puede ocurrir también en no cnidarios, ampliando así el rango de organismos corporales que son capaces de hacerlo”.
Para explicar la terminología de Ferdinando Boero: tanto la Turritopsis dohrnii como la Mnemiopsis leidyi son “medusas”, pero pertenecen a grupos diferentes, cnidarios y ctenóforos, es decir, con diferentes estructuras, o lo que los científicos llaman características “morfológicas”. Las medusas Turritopsis dohrnii son cnidarios y las Mnemiopsis leidyi son ctenóforos.
Si nos centramos ahora en el ctenóforo Mnemiopsis leidyi, los científicos demostraron que la especie puede volver a crecer hasta convertirse en adulta después de su transformación en larva.
“Es muy dinámica. Una vez que vuelve a la etapa larvaria, si se le proporciona suficiente alimento, puede volver a crecer hasta convertirse en adulta”, dijo Burkhardt. Y este ciclo podría repetirse teóricamente una y otra vez. Aunque no significa necesariamente que vivan para siempre. Podrían ser devoradas por un depredador, por ejemplo.
Pero como son una “especie muy invasiva”, estos hallazgos también pueden tener un impacto ecológico. “Existe una teoría de que el colapso de las pesquerías en el Mar Negro [en la década de 1990] fue causado por las Mnemiopsis“, dijo Burkhardt. “Como la larva tiene tentáculos, se alimenta de forma completamente diferente a una adulta, que necesita mucho más alimento, y la larva necesita mucho menos, por lo que puede ser una estrategia para sobrevivir bajo condiciones duras”.
El envejecimiento se cita a veces como la principal causa de muerte. Nuestras células se degeneran y nuestra plasticidad cerebral (la capacidad del sistema nervioso para adaptarse con el tiempo) se ralentiza.
Algunos investigadores están buscando formas de ralentizar el proceso de envejecimiento humano, aunque sea solo para hacer la vida más llevadera, a medida que nos acercamos a una muerte natural.
“Sólo puedo especular”, dijo Burkhardt. Pero parece haber “una reorganización importante en el sistema nervioso (entre las dos etapas) y eso es lo que queremos observar en los próximos años”, añadió.
“La observación del patrón de desarrollo inverso es el primer paso”, afirmó Boero. “Luego tenemos que determinar los procesos genéticos que regulan los patrones de desarrollo normales, para poder reiniciar el desarrollo. Si existe un interruptor genético, podríamos intentar ver si funciona también en las células humanas. Sin embargo, el rejuvenecimiento de los humanos es altamente inviable debido a nuestra baja plasticidad”, explicó.
Además, como añadió Boero: las cosas podrían ser incluso más complejas que eso.
Texto DW
https://www.dw.com/es/podr%C3%A1n-las-personas-rejuvenecer-como-la-medusa-inmortal/a-70781689
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