Nueva York (EFE).- Las grandes empresas de EE.UU., desde la gran banca y defensa hasta las tecnológicas y las petroleras, se mantienen generalmente prudentes ante unas elecciones que se presentan reñidas, pese a que según sea el resultado, tienen mucho que ganar y perder, según los analistas.
Se mantienen en silencio figuras como Jamie Dimon, jefe del mayor banco del país, JPMorgan, quien suena como potencial miembro de Gobierno si gana la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, o el cofundador de Microsoft, Bill Gates, quien deja que hable el dinero, con una donación de 50 millones de dólares.
Sobre las repercusiones de las elecciones en los mercados y la América corporativa, el analista de eToro Jean-Paul van Oudsheusden destaca que los planes fiscales de los candidatos, completamente opuestos, marcan la “diferencia clave”, aunque su ejecución dependerá de un Congreso también incierto.
A grandes rasgos, Harris propone subir el tipo impositivo corporativo del 21 % al 28 %, mientras que el expresidente (2017-2021) y candidato republicano, Donald Trump, promete bajarlo al 15 % y además enarbola polémicos aranceles a las importaciones y los productos chinos.
La gestora Mirova, filial de Natixis IM, resume en un análisis este martes que una victoria de Harris favorecería a valores de gran capitalización y cíclicos, y una de Trump sería mejor para los pequeños valores nacionales y aquellos expuestos a los niveles de consumo discrecional.
Entre los sectores de empresas más afectados por la subida o bajada de impuestos estarán los de servicios financieros, indica el experto de eToro.
Para la gran banca, por ejemplo, están en juego los ingresos derivados de lo que la Administración Biden llama las “comisiones basura”, parte de sus acciones reguladores y de transparencia en el sector, que ya han costado multas notables a Bank of America y a Wells Fargo.
Las futuras medidas para limitar los sobreprecios dependen de la Comisión Federal del Comercio (FTC) y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, agencias con un director nombrado por criterios políticos.
El sector financiero también afronta unos potenciales requisitos para reservar capital que proteja su solvencia ante una crisis financiera, derivados de la caída de Silicon Valley Bank, y que menguaría sus beneficios.
Para el analista, algunos sectores de empresas que ganarán independientemente del signo político en la Casa Blanca luego de las elecciones serán los de infraestructuras, por la necesidad de renovarlas en todo el país, y tecnología, debido a su rivalidad con China.
“Pero dado el papel activo de Elon Musk en la campaña de Trump, a los inversores en tecnología les puede ir incluso mejor con una victoria republicana”, apostilla Van Oudsheusden.
En el sector tecnológico, un aspecto importante será la posibilidad de concentrarse mediante fusiones y adquisiciones, operaciones por las que abogan figuras del sector como un motor de competitividad.
No obstante, es una incógnita si una Administración Harris o Trump nominaría de nuevo o reemplazaría a la actual jefa de la FTC, Linda Khan, que ha liderado acciones antimonopolio contra varias “Big Tech”.
Según recoge el canal especializado CNBC, el impacto último del candidato ganador no estará claro hasta que designe las jefaturas de una decena de reguladores y agencias federales, incluidas las del Tesoro y Justicia.
eToro también destaca que si Trump gana, “se prevé un gran presupuesto de defensa, como ocurrió durante su primer mandato”, aunque por otro lado, el republicano se ha mostrado reacio a seguir financiando a Ucrania en su guerra con Rusia.
Por lo visto en la feria Farnborough Airshow el pasado julio, las empresas de defensa confían en que los Gobiernos occidentales sigan invirtiendo en armas para contrarrestar la influencia de Rusia y China.
En cuanto al sistema sanitario, Harris apuesta por endurecer el acceso de la aseguradoras privadas al plan gubernalmental Medicare Advantage, por lo que esas aseguradoras y os hospitales privados sentirán el impacto, en mayor medida que las farmacéuticas, indica un análisis de Barron’s.
Y en materia de energía, los republicanos tradicionalmente favorecen los combustibles fósiles y los demócratas las renovables, pero será importante la gestión de las sanciones a países que son productores fuertes del sector como Irán, Rusia y Venezuela, según un análisis de S&P 500 Global.
Trump pidió a la industria petrolera 1.000 millones de dólares a cambio de eliminar las normas climáticas de la Administración Biden, y este ciclo electoral se ha registrado una recaudación récord de esa industria, de unos 200 millones, el 88 % para los republicanos, desvela el portal OpenSecrets.
Aparte de todo esto, Mirova apunta que una victoria de Harris podría perjudicar a los valores con elevadas recompras de acciones -que alcanzan un volumen casi récord este año- debido a una mayor regulación prevista, y lo contrario ocurriría en caso de victoria de Trump.
Sea como sea, y pese a la incertidumbre que ha causado volatilidad en el tramo final a las elecciones, algunos analistas, como los de Barclays, ya anticipan subidas en bolsa y en los rendimientos de la deuda en los días posteriores al 5 de noviembre. EFE
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