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Madrid (EFE).- Los niños son uno de los grupos más vulnerables a catástrofes naturales como la dana, por eso las organizaciones de infancia inciden en la importancia de crear espacios seguros para mitigar el impacto que dejan en su salud física y mental y ayudarles a procesar lo ocurrido.
En momentos de tragedias como la que está azotando Valencia y otras zonas de España como consecuencia de la dana, es fundamental que los menores tengan un espacio donde se sientan seguros y comprendidos; acompañarles en su proceso emocional es esencial, y por eso Save the Children ha elaborado una guía para ayudarles a abordar estos momentos complicados de manera efectiva:
En los mismos consejos incide la Asociación Española de Pediatría (AEP), que recomienda a estos profesionales a que adopten un enfoque ambiental y comunitario en el tratamiento de los menores afectados, que incluye la escucha activa para transformar la experiencia en una oportunidad de resiliencia y fomentar en ellos un rol activo y de superación.
La AEP añade además que, a las secuelas psicológicas, se unen las consecuencias en su salud física, como ya advirtió en el informe “Impacto de las inundaciones en la salud de la infancia y adolescencia: un enfoque ambiental y comunitario”, realizado en 1.100 escolares de 7 a 18 años residentes en la ribera litoral de Los Alcázares, afectada por las inundaciones de septiembre de 2019.
El estudio evidenció una alta incidencia de enfermedades infecciosas como gastroenteritis y problemas respiratorios debido a la exposición a aguas contaminadas y moho en viviendas afectadas, polvo en suspensión de los lodos secos, además de síntomas de estrés y ansiedad en los menores.
Alrededor del 14 % reportaron problemas respiratorios, como asma y otros problemas, causados o agravados por las inundaciones y la humedad persistente en las viviendas.
También el polvo en suspensión, al secarse el lodo, se mantuvo durante varios meses: el 11 % de los participantes sufrió episodios gastrointestinales, y un 9 % experimentó picaduras de mosquitos agravadas por la presencia de agua estancada.
Por todo ello, ha apelado a la importancia de que, después de las inundaciones, se preste especial atención a la seguridad e integridad física y a problemas como la potencial contaminación de las aguas, la presencia de moho en las viviendas, intoxicación por monóxido de carbono por uso de generadores y otros dispositivos y contaminación por metales pesados, asbestos y otros productos químicos.
Desde Educo insisten en que es esencial que los niños recuperen cuanto antes la normalidad, lo cual “incluye retomar las clases, ya que, en este tipo de situaciones, la escuela es un refugio emocional”, asegura Pilar Orenes, directora general de la ONG, que va a poner en marcha actividades de apoyo psicosocial, educativas y de ocio en las que los menores puedan compartir sus vivencias y emociones. EFE
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