El 15 de octubre, Día Internacional de las Mujeres Rurales, representa una oportunidad clave para visibilizar el papel esencial de las mujeres en el sector agropecuario y su contribución directa a la seguridad alimentaria global. Lejos de ser una simple conmemoración, esta fecha invita a reflexionar sobre las condiciones y realidades que enfrentan las mujeres rurales, quienes a menudo permanecen invisibilizadas pese a ser el pilar de la agricultura, la ganadería y la gestión de los recursos naturales en las zonas más vulnerables.
Históricamente, las mujeres rurales han sido el eje central en la producción de alimentos, la preservación de la biodiversidad y el sustento familiar. Su conocimiento ancestral, transmitido de generación en generación, ha sido crucial para garantizar la sostenibilidad de los sistemas agrícolas. Sin embargo, su labor es frecuentemente subestimada, y a menudo no reciben las mismas oportunidades que sus contrapartes masculinas, limitando su acceso a recursos, tierras, capacitación y formación.
Según la Organización de los Estados Americanos (OEA, 2020), las mujeres rurales producen más del 50% de los alimentos a nivel global y constituyen el 43% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo. Estas cifras reflejan la necesidad urgente de enfocar esfuerzos y recursos en empoderar a las mujeres del sector rural para que puedan ejercer su papel protagónico en el sector agropecuario (OEA, 2020; FAO, 2011).
El empoderamiento de las mujeres rurales es clave para avanzar hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular el ODS 2, que busca poner fin al hambre y mejorar la seguridad alimentaria. Las mujeres rurales, con su conocimiento sobre la biodiversidad, selección de semillas nativas autóctonas y manejo de huertos familiares, son actores clave en la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y resilientes, lo que también las convierte en aliadas en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental.
Sin embargo; a pesar de su conocimiento y dedicación, así como de su papel crucial, las mujeres rurales enfrentan una serie de barreras estructurales que limitan su acceso a recursos financieros, capacitación, tecnología y tierras. El diseño e implementación de políticas públicas que reconozcan su papel y les proporcionen los medios necesarios es fundamental para fortalecer su liderazgo en el sector agropecuario y promover la equidad en el acceso a recursos y oportunidades.
La Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), a través de la carrera de Ingeniería Agropecuaria, está llevando a cabo investigaciones que abordan el papel de las mujeres rurales en el desarrollo agropecuario. Estas investigaciones no solo exploran los desafíos y limitaciones que enfrentan, sino que también buscan identificar oportunidades para promover el emprendimiento y la innovación como motores de cambio. La participación de las mujeres en estos procesos puede ser la clave para impulsar sistemas agropecuarios más sostenibles y equitativos.
El reconocimiento del trabajo de las mujeres rurales es solo el primer paso hacia una verdadera equidad de género. Es necesario avanzar hacia la creación de un entorno rural en el que las mujeres tengan acceso igualitario a los recursos y la toma de decisiones. Solo a través de su empoderamiento y participación activa podremos asegurar la transformación de los sistemas agropecuarios y alcanzar una seguridad alimentaria sostenible y justa a nivel global.
Recordemos que la mujer rural es mucho más que una trabajadora en el campo: es una pieza clave en el rompecabezas del desarrollo sostenible, y su rol merece ser visibilizado, respetado y potenciado. Valorémoslas, apoyémoslas y reconozcamos que, en sus manos, está la capacidad de alimentar al mundo y proteger el planeta para las futuras generaciones.
Abordar la cuestión de género supone un reto que requiere reconocer las capacidades y recursos de las personas para impulsar su propio cambio.
Referencias
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