El mundo del cine nos ha regalado infinidad de momentos memorables que han dejado una huella indeleble en la cultura popular: la escena de la ducha de Psicosis, la emotiva despedida entre Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en Casablanca, el icónico baile que protagonizan en Pulp Fiction John Travolta y Uma Thurman mientras suena el “You Never Can Tell” de Chuck Berry o el momento en el que Darth Vader confiesa su paternidad a Luke Skywalker, dando un giro completamente inesperado a la saga de Star Wars. Estas escenas, sus protagonistas y las películas de las que forman parte son parte inolvidable de la historia del cine.
Si analizamos cuidadosamente los elementos que la industria cinematográfica maneja para conseguir que una película triunfe entre su público, podemos señalar, por ejemplo, el casting de actores, la banda sonora, el empleo de efectos especiales, el trabajo de dirección, su presupuesto o los esfuerzos realizados en las campañas de marketing y publicidad. Sin embargo, hay un elemento referencial, que puede pasar en un primer momento desapercibido, pero que, a la larga, se ha convertido en un icono representativo para las productoras más importantes del séptimo arte. Me refiero a la cabecera de inicio, el logotipo identificativo del estudio, productora o distribuidora que está detrás del filme.
La entrañable escena que protagoniza la lámpara saltarina de Pixar es seguramente una de las más simpáticas. DreamWorks utiliza la silueta de un niño que pesca cómodamente recostado sobre la Luna; Paramount usa una montaña coronada de estrellas; Disney, el inconfundible castillo de la Bella Durmiente; Columbia, una antorcha; Universal, una bola del mundo…
A pesar de que ya estamos completamente familiarizados con todas ellas, es indudable que el poderoso rugido del león de la Metro Goldwyn Mayer Pictures es, posiblemente, la entradilla más icónica de la historia del cine y, precisamente, este año, el felino está de aniversario.
Se cumplen exactamente 100 años de la aparición de “Slats”, el primero de los siete animales que han protagonizado esta cabecera desde 1924. La creación de este símbolo surgió de la imaginación del publicista estadounidense Howart Dietz, quién se inspiró en el lema del equipo de futbol de la Universidad de Columbia, “Roar, Lion, Roar”. Curiosamente, las primeras actuaciones de “Slats” se limitaron a mirar de un lado a otro sin emitir sonido alguno, pues en ese momento el cine era completamente mudo.
Tuvieron que pasar dos años para que se escuchara el característico sonido, y no fue “Slats” sino “Jackie”, quien tuviera el honor de ser el primero cuyos rugidos oyeran los espectadores.
“Jackie” fue bautizado con el sobrenombre de “Leo, el afortunado” ya que sobrevivió a dos accidentes ferroviarios, un terremoto, el hundimiento de un barco, una explosión en un estudio y a un accidente aéreo. El animal sobrevivió durante varios días en el desierto con solo agua y sándwiches hasta ser rescatado. Su trabajo se prolongó durante casi tres décadas, en las que compartió protagonismo con “Telly”, “Coffee” y “Tanner”. Finalmente “el afortunado” sucumbió a una afección coronaria que arrastró durante los últimos meses de vida. Murió en el zoológico de Filadelfia en 1935.
Tras la fugaz participación de “George”, en 1957 debutó “Leo”, el más reconocido y el que aparece en la cabecera de las actuales películas de esta productora. Curiosamente, el sonido que se escucha en la introducción de las películas modernas es una mezcla editada de varios animales, entre ellos un leopardo. Los leones en la vida real tienen un rugido menos impresionante en términos de duración y profundidad que el sonido potente que los estudios buscaban para su logo. Por esta razón, se decidió utilizar el rugido de un leopardo, que resultó más efectivo y dramático para la audiencia.
En 2012 la productora reemplazó a “Leo” por una versión digitalizada. Este cambio se produjo como parte de una actualización de la famosa cabecera del estudio, coincidiendo con la transición a un formato digital de alta definición. La animación fue creada con tecnología CGI, (imágenes generadas por computadora), lo que permite que la imagen de “Leo” se distinga más nítida y que el logo luzca mejor en películas con formatos de alta resolución.
El logotipo de la MGM ha sido parodiado y homenajeado en muchas películas y programas de televisión, desde animaciones hasta comedias. En el Rey León (1994), Simba sustituye a “Leo” en la posición central de la cabecera; Brian hace lo mismo en un capítulo de “Padre de familia”, Bugs Bunny en “Looney Tunes” y como no podía ser de otra forma, la serie más popular de la historia “Los Simpson” también ha colocado bajo el lema dorado “El arte por la gracia del arte” al pequeño ayudante de Santa Claus, el perro de la familia.
El rugido del león de Metro no solo marca el inicio de algunas de las películas más memorables de la historia, sino que también es un símbolo que ha perdurado durante 100 años como emblema del cine mismo. Desde la silenciosa actuación de “Slats”, hasta la sofisticada versión digitalizada de “Leo”, este logotipo ha evolucionado junto con la industria cinematográfica. A través de sus diferentes encarnaciones, la figura de este animal ha dejado una huella imborrable en la cultura popular, consolidándose como un icono que representa la grandeza y el poder del séptimo arte.
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